La marcha triunfal de los Astros de Houston en su campo del Minute Maid Park continuó después que se impusiesen por 5-3 a los Dodgers de Los Angeles en el Tercer Partido de la Serie Mundial que ahora dominan por 2-1 al mejor de siete.
Además, los Astros siguen invictos de locales en lo que va de la fase final con marca perfecta de 7-0.
Nunca antes Houston había ganado un encuentro del Clásico de Otoño como local. En 2005, los Astros fueron barridos por los Medias Blancas de Chicago (4-0).
«Cada vez que jugamos en frente de nuestra fanaticada, la vemos emocionada por nosotros pero, a la misma vez, nos emocionan ellos y nos ponen una energía extra para salir a jugar», declaró el segunda base venezolano José Altuve.
El sencillo que pegó contra la pared del jardín izquierdo permitió a Altuve acabar la jornada con promedio de .538 en casa en esta postemporada, la mejor para cualquier jugador en la historia entre los que han tenido al menos 25 visitas al plato.
«Nuestros seguidores son una razón muy grande por la cual estamos jugando aquí y luchando por un título de Serie Mundial», subrayó Altuve.
Los Astros son uno de apenas ocho equipos en los anales de Grandes Ligas con siete triunfos o más como local en una postemporada. Cada uno de los primeros siete llegaron a coronarse campeones del Clásico de Otoño, siendo los Reales de Kansas City del 2015 los últimos en hacerlo.
«Nos sentimos bastante bien jugando aquí», comentó el también el jardinero venezolano Marwin González, quien conectó sencillo impulsador contra los Dodgers. «Los fanáticos nos han dado un soporte increíble en cada uno de los juegos en casa. Creo que ellos se merecen esto y mucho más».
Los Astros ganaron sus dos encuentros del Minute Maid Park en la Serie Divisional sobre los Medias Rojas de Boston, mientras que aprovecharon la ventaja de local para llevarse cada uno de los cuatro choques aquí contra los Yanquis de Nueva York en la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
Con su victoria ante los Dodgers, Houston ha dominado a la oposición en casa con marcador global de 36-10.
Con el techo cerrado y más de 43,000 espectadores gritando con sus toallas anaranjadas, el ambiente ha sido eléctrico en cada partido en el centro de Houston.
«La energía en este edificio no tiene igual», dijo al respecto el piloto de los Astros, A.J. Hinch. «Es ruidoso desde el principio. Existe un gran entusiasmo de parte de nuestra fanaticada. Se han enamorado de este equipo.
«Cuando tienes la comodidad de la casa, hay algo especial y nuestros jugadores responden a eso. Estamos bien cómodos aquí», valoró Hinch.
Todo lo contrario de lo que le sucedió al abridor japonés Yu Darvish, que nunca la encontró y por el contrario le tocó vivir una noche de pesadilla al trabajar apenas una entrada y dos tercios desde el montículo, su apertura más breve en las Grandes Ligas.
«El control de la recta no estuvo ahí, y el slider se quedó alto. Así que él no pudo encontrar ningún tipo de ritmo», reconoció el piloto de los Dodgers, Dave Roberts. «
En cuanto al apoyo de los aficionados de los Astros al equipo, Roberts también reconoció que eran muy especiales y de gran valor a la hora de trasmitir el apoyo.
«Obviamente, los fanáticos están muy metidos en esto. Son educados pero muy entusiastas», destacó Roberts. «Y los Astros han ido ganando confianza».
Mientras que el gran triunfador individual del partido y de la jornada fue el primera base Yuli Gurriel, quien con sus dos imparables ahora lleva 18 hits en la fase final, lo cual representa una nueva marca de un jugador cubano.
Gurriel superó a Dagoberto Campaneris, quien sumó 16 imparables en la postemporada del 1973 como integrante de los Atléticos de Oakland.
El primer hit de Gurriel en el partido del viernes por la noche fue un jonrón solitario en el segundo episodio que inauguró el marcador.
Con dicho batazo, el oriundo de Sanctí Spíritus se convirtió en el primer novato de la franquicia de Houston que se vuela la cerca en un partido de Serie Mundial.
El cuadrangular de Gurriel, combinado con el jonrón de su compatriota Yasiel Puig por los Dodgers en el Segundo Partido, representa apenas la segunda vez que más de un jugador cubano batea de cuadrangular en un Clásico de Otoño.
En la Serie Mundial de 1965, Zoilo Versalles de los Mellizos de Minnesota conectó jonrón en el Primero Partido, mientras que su compañero de equipo Tony Oliva la sacó en el Cuarto Juego.
Gurriel también conectó un doble en la séptima entrada para poner broche de oro a su excelente labor ofensiva, que acompañó con varios jugadas defensivas de gran valor.
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