Los Golden State Warriors, al mando de Stephen Curry y Kevin Durant, podrían coronarse hoy como el equipo campeón de la NBA si vencieran a los Cleveland Cavaliers de LeBron James y Kyrie Irving.
Por cuarta ocasión en dos años, los Cavaliers evitaron la eliminación en la final de la NBA al ganar justo cuando parecía que su temporada había terminado.
Esta vez, los Cavaliers se inspiraron en los comentarios del ala-pívot Draymond Green, de los Warriors, y ofrecieron su mejor juego de la temporada.
Además superaron tres marcas al anotar 49 puntos en el primer cuarto, 86 al descanso y 24 triples, lo que les permitió ganar el cuarto partido de las Finales por 137-116 y evitar una barrida histórica y la eliminación.
Ahora siguen igualmente abajo en la serie al mejor de siete, algo que ya sucedió el año pasado, e hicieron historia al conseguir la remontada con tres triunfos consecutivos.
Su nuevo reto será lograr cuatro consecutivos si quieren revalidar el título de campeones y además ser los primeros que son capaces de remontar un marcador adverso de 0-3.
De ahí que los propios Warriors deben tomarse muy en serio al equipo que tienen enfrente con el alero estrella LeBron James, pero sobre todo con el base Kyrie Irving, que como sucedió el año pasado se convirtió en el verdadero factor sorpresa y ganador.
«No me gusta esta situación», admitió James luego de superar a Magic Johnson en el libro de récords con su noveno triple-doble en una serie final. «Provoca mucho estrés y lo estoy. Hacer esto cada año. Pero al final de cuentas somos un grupo tenaz».
Su reto ahora de superar un 0-3 ha sido un imposible en la NBA en 126 ocasiones que se ha dado este marcador, pero si ha logrado en otras ligas profesionales.
Los Medias Rojas de Boston se recuperaron en la serie de campeonato de la Liga Americana de 2004 ante los Yanquis de Nueva York, encaminándose a su primer título de la Serie Mundial desde 1918 al vencer a los Cardenales de San Luis en la Serie Mundial del béisbol de Grandes Ligas.
«Somos un equipo fuerte, resistente», destacó el ala-pívot Kevin Love, quien embocó seis de los ocho intentos de triple que tomó para acabar con 23 puntos el viernes por la noche. «Ya hemos estado en esta situación. Cada año es distinto, cada serie de la fase final, cada partido. Un cuarto o una posesión es importante para nosotros, porque eso puede mejorar o romper al equipo».
La presencia de James hace que los Cavaliers sean un equipo especial a la hora de mostrar un temple que puede contra cualquier adversidad.
En estos últimos tres años, desde que James regresó de Miami, el equipo ha sabido salir a flote pese a lesiones, un escrutinio constante, drama y hasta un cambio de entrenador a la mitad de la temporada, sin olvidar el factor suerte, y en algunos casos el siempre cuestionado arbitraje en la NBA.
No parece haber nada que los sacuda, así que no debió causar sorpresa que cuando estuvieron a punto de ser barridos por Golden State, equipo al que James se refirió como un «monstruo» antes de que comenzaran esta serie, Cleveland no se vino abajo.
«Cada partido es de vida o muerte y nosotros sabemos y entendemos eso. Estamos listos para vivir», reiteró Irving.
El jueves, Draymond Green, cuya suspensión por propinar una patada a James en la ingle en el cuarto partido, acción que provocó la estrella de los Cavaliers y propició el vuelco de la serie a favor de Cleveland, dijo que quería celebrar la conquista del título en la cancha del equipo local por segunda vez en tres años.
Irving reconoció que los Cavaliers se sintieron ofendidos por esos comentarios y se inspiraron en los mismos.
Lo cierto es que los Cavaliers, con el permiso de los árbitros jugaron al límite de lo permitido en el apartado físico, y ganaron para estar en una situación a la que están familiarizados, abajo 3-1.
Pero James no cree que sus Cavaliers prefieran estar en busca de la remontada.
«No», replicó. «Nos tienen donde ellos nos querían. Al final del día, lo que queremos es intentar quedar en posición de jugar otro partido, lo hicimos y ojalá el lunes por la noche logremos hacerlo de nuevo para poder volver acá. Nuestra mente está en intentar ir allá y conseguir uno más», admitió James.
Por su parte, los Warriors se mostraron tranquilos ante el reto y dijeron que lo anormal hubiese sido un 4-0 ante el equipo que es el actual campeón de la NBA.
«Seamos serios, al margen de la diferencia en el marcador, que es algo ficticio, el triunfo de los Cavaliers fue completamente normal y lógico», subrayó Steve Kerr, entrenador de los Warriors. «Lo que si tuvo un gran mérito fue el haber conseguido nosotros el triunfo en el tercer partido».
El quinto partido de las finales de la NBA se jugará este lunes a las 9:00 p.m. en el Oracle Arena de Oakland en California, Estados Unidos.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional