Fue un derbi descafeinado, un partido de ajedrez tan minucioso como soporífero. Tanto Zidane como Simeone se obsesionaron por los pequeños detalles, por los sistemas de presión, por el control de la medular, y no asumieron demasiados riesgos para atacar, así que el partido le dio muy pocas oportunidades a la gente de vibrar con jugadas destacadas en cualquiera de las dos áreas de gol.
El Madrid, que continúa padeciendo la ausencia de varios jugadores por lesión, tuvo que alinear a Nacho, la tercera opción en la plantilla como lateral izquierdo. Las garantías defensivas que ofrece el futbolista español son inversamente proporcionales a su versatilidad en ataque, y el equipo blanco evidenció sus carencias por esa banda al momento de crear volumen de juego ofensivo.
Benzema, hombre gol de los blancos, se vio obligado a recostarse hacia la banda izquierda para intentar asociarse con Hazard, quien todavía se encuentra muy lejos de su mejor versión física y no encontraba en Nacho posibilidades de desdoble para generar superioridad numérica por ese sector. El problema era que, al incorporarse Benzema a esa dinámica, el área rival quedaba huérfana de jugadores merengues para finalizar las jugadas de ataque.
El duelo Kross-Thomas fue, sin duda alguna, lo más llamativo y entretenido del partido. Según los datos recopilados por @Driblab, el volante alemán fue muy efectivo a la hora de generar juego y de distribuir el balón: Kross tuvo una efectividad de 94% en sus pases y solo falló uno, sin contar los tiros de esquina, en acción continuada de juego. Además, el teutón creó 3 ocasiones de gol y un disparo proveniente de su botín fue una de las escasas ocasiones del encuentro en las que Oblak tuvo que intervenir y exigirse.
En el caso del volante de recuperación ghanés, su despliegue físico fue un factor determinante para contener la creación de juego del Madrid. Thomas completó 71 pases, creó una ocasión de gol, recuperó 4 balones y fue capaz de bascular para hacer apoyos en ambas bandas de la retaguardia del Atlético.
Por otra parte, el equipo colchonero planteó un bloque compacto en la mitad de la cancha, con muy pocos metros de separación entre sus jugadores y, cuando recuperaban el balón, apostando por el juego directo y la incorporación de sus laterales con una doble función: sumar efectivos en ataque y obligar a Hazard y a Bale a hacer recorridos hacia atrás para defender. Según los datos que aporta @Driblab, 22,5% del total de pases que hizo el Atlético fueron verticales, a diferencia del 15% del Real Madrid.
Los cambios que ambos entrenadores hicieron no modificaron la dinámica de un partido espeso, de pocas ocasiones y excesivamente táctico y cauteloso. Según los “goles esperados” (xG), una métrica que utiliza @Driblab para cuantificar la calidad de las ocasiones de gol que genera un equipo, el Real Madrid hizo el doble de disparos que el Atlético (14 a 7), pero el conjunto local estuvo más cerca de romper las redes por la calidad de sus oportunidades de gol.
Ninguno de los dos clubes se ve abiertamente perjudicado con este empate en el derbi. La que sí queda mal parada es La Liga, que deja una imagen futbolística muy pobre con el que debería ser, a priori, uno de los partidos más atractivos de todo su calendario.
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