«Entramos en la recta final, ahora hay que apretar para el ‘esprint'», asegura un responsable de la organización de los Juegos de París de este año, cuando este lunes faltarán 200 días para la ceremonia de inauguración.
El trabajo ingente desarrollado hasta ahora «no sirve de nada si no se remata», resume el patrón del Comité de Organización, Tony Estanguet, que recuerda su etapa de piragüista para recordar que todo el entrenamiento era en vano si el día de la competición no estabas al cien por ciento.
El discurso oficial en Francia es que los preparativos van en los plazos programados y que el país estará listo para acoger a más de 10 millones de espectadores a partir del 26 de julio próximo.
París cuenta para ello con una ventaja significativa: la mayor parte de las instalaciones estaban ya construidas cuando el 13 de septiembre de 2017 fue elegida para organizar los Juegos por tercera vez, un siglo después de la última.
Ese era uno de los argumentos que más destacaron los responsables de París, deseosos de acabar con la era de los Juegos faraónicos.
Con el 84 % de las obras ya acabadas, frente al 89 % previsto, restan algunos flecos que atraen la atención de los responsables de la organización, según reconoce el coordinador de las obras, Nicolas Ferrand.
El responsable saca pecho también sobre la seguridad y reconoce que apenas se han registrado 168 accidentes laborales en las 70 obras lanzadas, cuatro veces menos de los habituales.
Tres obras con retrasos
Hay retrasos en tres puntos, las obras del Grand Palais, tres inmuebles de la Villa Olímpica y la piscina de Colombes, lugar de entrenamiento para la natación sincronizada, pero son de apenas unas semanas y no parecen poner en cuestión la competición.
El próximo día 11 abrirá el centro deportivo de La Chapelle, situado al norte de la ciudad, una de las pocas obras previstas en la candidatura, que acogerá a 8.000 espectadores para asistir en un primer momento a las pruebas de badminton (entre el 27 de julio y el 5 de agosto) y posteriormente de gimnasia rítmica (del 8 al 10 de agosto).
Las obras de este estadio, que posteriormente servirá para el equipo de baloncesto de París, están cumpliendo los plazos previstos.
El 1 de marzo será el turno de la Villa Olímpica, situada en tres localidades del norte de la capital, 51 hectáreas que acogen los apartamentos para 14.500 atletas y que, tras los Juegos, serán viviendas sociales.
La construcción de tres inmuebles, que albergarán a unos 500 atletas, llevan algo de retraso, según Ferrand.
Unos días más tarde acabarán las obras del centro acuático, una original construcción situada frente al Estadio de Francia, la única nueva prevista exclusivamente para los Juegos y que acogerá la natación sincronizada y los saltos.
El resto de las pruebas de natación tendrán en la Arena de la Defensa, al noroeste, una impresionante sala cubierta propiedad del equipo local de rugby que será objeto de una profunda renovación para incluir una piscina.
Calendario ajustado
Es uno de los puntos más calientes del proyecto, ya que el 12 de mayo tendrá lugar el último de los cuatro conciertos de Taylor Swift en la capital, el último antes de que comience su transformación para los Juegos. En dos días, el lugar en el que bailarán los aficionados de la estrella estadounidense deberá presentar el aspecto de un estadio de natación.
Cinco días después de que la llama olímpica se encienda en Olimpia el 14 de abril, otro de los lugares de competición entrará en la familia de París 2024: El Grand Palais.
Este monumento construido para la Exposición Universal de 1900 (año en el que París acogió los Juegos por vez primera) y que presenta una impresionante cúpula transparente, un alarde para la época, lleva más de tres años de obras, valoradas en 466 millones de euros, para acoger la esgrima (del 27 de julio al 4 de agosto) y el taekwondo (del 7 al 10 de agosto).
Las obras acumulan algo de retraso, aunque para los organizadores no es demasiado significativo.
Le Grand Palais es muy simbólico de la voluntad de París de aunar la monumentalidad de la ciudad y el deporte, algo que también sucederá en otros puntos de la ciudad, como la torre Eiffel o la plaza de la Concordia, pero con instalaciones efímeras.
París presume también sobre otro de los puntos que han levantado polémica en el país: no ha habido grandes desvíos en los 4.500 millones de euros presupuestados, de los que 1.721 millones salen de las arcas públicas.
De hecho, según Ferrand, disponen de 57,5 millones para afrontar posibles modificaciones en los planes iniciales.
A 200 días del inicio de los Juegos, se han vendido ya 7,6 millones de entradas para las competiciones, aunque todavía es posible comprar algunas, sin contar con que a partir de abril será posible que aquellos que ya lo han hecho revendan aquellas que no van a utilizar, que volverán a ponerse en venta.