El joven Charles Leclerc, piloto monegasco de Ferrari se ha convertido, no solo por su velocidad, en el gran protagonista del arranque del Mundial-2019 de F-1.
El monegasco se convirtió en Spa en el piloto más joven en ganar una carrera de F1 con Ferrari con solo 21 años de edad y 11 meses, en un tétrico fin de semana en el que perdió a su amigo de la infancia Anthoine Hubert, piloto de la de Fórmula 2 en el circuito de Spa Francorchamps.
Leclerc, rompió el record que tenía Jacky Ickx desde hace 50 años Ferrari, este logró la hazaña cuando tenía 23 años y 6 meses de edad, que se alzó en el GP de Francia de 1968.
El joven monegasco ha dejado claro la increíble fortaleza mental que posee. En tan solo tres días de haber perdido a su padre, se llevo la Pole por medio segundo y salió victorioso en la carrera de Azerbaiyán 2017. Dos años después viviría un momento bastante similar y agridulce por lo ocurrido con su amigo Huber y su victoria en Spa este año.
El padre de Charles Leclers, Hervé también era piloto en su juventud, este murió en el 2017 a causa de una enfermedad. Tanto él como sus hermanos se dedicaron a competir en lo que les apasiona.
El de Ferrari contó que le dijo a su padre antes de morir que le garantizaba un volante para la siguiente temporada de Fórmula 1, sin tenerlo seguro. Fue una mentira piadosa que cumplió.
Charles también ha declarado, que el sueño de su padre era que estuviese en la Fórmula 1 y fuera campeón del mundo, hazaña que todavía no ha conseguido pero puede estar muy cerca de hacerlo para lograr su sueño.
Otro de los grandes amigos de Charles, el piloto Jules Bianchi, ya no se encuentra en este mundo. En vida corrió en las temporadas 2013 y 2014 de Fórmula 1 con el equipo Marussia y falleció nueve meses después de un terrible accidente en el Gran Premio de Japón de 2014.
Por sus redes sociales muestra su gran pasión por lo que hace, casi todo es enfocado en las carreras y alguno que otro video con estrellas como Cristiano Ronaldo quien lo visitó en mayo de este año y compartió el video con él y su hijo en el Gran Premio de Montecarlo.
Es un joven que recuerda sus raíces, le rinde tributo a su padre y le gustan mucho los animales, desde perros hasta serpientes, este último parece que le asustarle un poco, aunque no se cohibió de tenerla sobre su cuello.
Leclerc tiene mucha motivación para triunfar, no solo corre por él sino para honrar a sus seres queridos que no están y que comparten su misma pasión.