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Científicos monitorean llegada de La Niña tras récords de calor

La Niña se apronta a llegar pero sus características aún son inciertas. La incertidumbre deriva de las condiciones récords que tuvo El Niño que se fue. El calentamiento global y sus efectos hace más difícil anticipar estos fenómenos y sus impactos
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Investigadores de todo el mundo siguen con atención la llegada de La Niña, esperada entre septiembre y octubre de 2024, dado que vendrá luego de uno de los eventos de El Niño más intensos, con temperaturas medias globales récord y un calentamiento sin precedentes de la superficie oceánica más allá de la franja del Pacífico.

La Niña está asociada a la disminución de las temperaturas de la superficie del Pacífico ecuatorial y a cambios en las condiciones climáticas de varias regiones del mundo. Pero los expertos están inciertos sobre cómo será el fenómeno este año.

“Los modelos climáticos habían predicho que tendríamos un El Niño fuerte en 2023, con aumento de temperaturas de las aguas del Pacífico ecuatorial y de la temperatura media global de hasta 1,3 grados centígrados [°C] por encima de la media del período preindustrial”, dijo a SciDev.Net el climatólogo Carlos Nobre, del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil. “Sin embargo, fue un escenario mucho más dramático”.

En gran parte de la cuenca atlántica, las temperaturas superficiales en 2023 estuvieron hasta 2 °C por encima de la línea de base del período 1971-2000. En aguas de Sudáfrica, Japón y Países Bajos, la anomalía alcanzó los 3 °C o más, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos.

Según datos del Servicio de Cambio Climático del Programa Copernicus, de la Unión Europea, entre julio de 2023 y junio de 2024, la temperatura media del planeta —impulsada por El Niño— fue al menos 1,5 °C superior a la media del período preindustrial. “Nunca la Tierra ha estado tan caliente”, añadió Nobre.

Evolución de las anomalías térmicas en el planeta. Crédito de la imagen: Berkeley Earth, bajo licencia Creative Commons CC BY-NC 4.0 Deed.

Los científicos aún no saben qué causó este pico de calor en 2023. “Los niveles de gases de efecto invernadero siguieron aumentando, pero la carga adicional desde 2022 podría explicar un calentamiento adicional de solo 0,02 °C”, dijo el climatólogo. “La anomalía de temperatura de 2023 reveló una brecha de conocimiento sin precedentes, quizás por primera vez desde hace unos 40 años”.

Desde Lima, Perú, el oceanógrafo físico Antonio Salvá, advirtió que también 2024 podría alcanzar récords de temperatura. Según dijo a SciDev.Net, junio ha sido el mes más caliente desde que se iniciaron los registros de temperatura en 1850 y la temperatura media global de julio 2023 a junio 2024 llegó a +1,68 °C sobre el promedio medido de 1850 a 1900.

Para el físico Paulo Artaxo, del Instituto de Física de la USP, el calentamiento global podría estar cambiando la dinámica atmosférica, comprometiendo la capacidad de los modelos climáticos para predecir con precisión el comportamiento del clima. “Así es más difícil saber con exactitud cómo se comportará la próxima La Niña, cuál será su intensidad y sus efectos”, dijo a SciDev.Net. “Estamos en un territorio incierto”.

“Esperamos un La Niña moderado, pero, dada la anomalía de temperatura del último año, las predicciones sobre el fenómeno en 2024 pueden no ser suficientemente precisas”.

Carlos Nobre, climatólogo del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil

“Muchos de los modelos climáticos no han considerado el impacto que pueda tener el calentamiento global. En largos períodos de pronóstico, a 10, 20, 30 años, se nota claramente cómo el calentamiento global está afectando los modelos de predicción. En los modelos de corto período, para dos o tres meses, lógicamente no aparece ese impacto. Creo que se va a necesitar ajustar esos modelos a esta situación de calentamiento global”, reflexionó Salvá, profesor principal de la Facultad de Oceanografía, Pesquería y Ciencias Alimentarias de la Universidad Nacional Federico Villarreal, de Lima.

En los años de La Niña, los vientos alisios, que soplan de este a oeste en los trópicos, se intensifican y empujan las aguas cálidas superficiales del Pacífico Tropical de América hacia Oceanía, lo que hace que las aguas frías del este más profundas afloren a la superficie cerca de las costas ecuatoriales de Sudamérica. Esto crea una masa de aguas más frías a lo largo del Ecuador en el Pacífico central y oriental, lo que suele modificar las condiciones climáticas en varias regiones del mundo, incluida Latinoamérica.

En Colombia, por ejemplo, hay lluvias superiores a la media, que se vuelven más intensas y pueden provocar inundaciones, mientras hay una reducción de las precipitaciones en la mitad norte de Argentina y en Chile, Perú, Paraguay, Ecuador y Uruguay. En Brasil, el fenómeno suele desencadenar lluvias más abundantes en las regiones Norte y Nordeste. En la región Sur se observan severas sequías. En el Sudeste y Centro-Oeste, los efectos son más impredecibles, con posibles sequías, inundaciones y tormentas.

“Esperamos un La Niña moderado, pero, dada la anomalía de temperatura del último año, las predicciones sobre el fenómeno en 2024 pueden no ser suficientemente precisas”, dijo Nobre.

El fenómeno suele durar entre 9 y 12 meses, pero a veces puede extenderse hasta tres años. “Es difícil predecir su duración cuando todavía no se ha establecido completamente y sobre todo porque no sabemos lo que ha cambiado desde el punto de vista de su dinámica con El Niño”, señaló Artaxo.

Para Madeleine Renom, meteoróloga de la Facultad de Ciencias de Uruguay, todo indica que La Niña será moderada, pero no se puede aún predecir su duración o real intensidad. En cuanto a sus efectos, dijo a SciDev.Net que Uruguay viene de unos meses de déficit de precipitaciones (julio y agosto), por lo que la llegada de La Niña, usualmente asociada a menos lluvias entre octubre y diciembre, puede acentuar las condiciones de baja disponibilidad de agua.

“El calentamiento global está alterando el clima tal como lo conocemos y eso conduce a marchas y contramarchas: si se va a producir [La Niña], o va a demorar, si será un evento moderado, lo único cierto es que el calentamiento global sí continúa”, afirmó Salvá. Estima que, si bien hay un enfriamiento de las aguas en el Pacífico Central, “no es propiamente La Niña tal como se le define” y que, de producirse, será un evento moderado.

Pero el meteorólogo Micael Amore Cecchini, del Departamento de Ciencias Atmosféricas del Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias Atmosféricas de la IAG-USP, señaló a SciDev.Net que también existe 50 o 60 por ciento de chance de que La Niña pierda fuerza entre febrero y mayo de 2025.

Por: Rodrigo de Oliveira AndradeZoraida Portillo and Daniela Hirschfeld

Este artículo fue producido por la edición de América Latina de SciDev.Net

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