Captan al objeto más luminoso del universo: un agujero negro que se alimenta de soles
Recreación artística del agujero negro. Foto: ESO/M Kornmesser/HANDOUT/EPA-EFE/Shutterstock

El Sol, la estrella central del sistema solar, además de ser el responsable directo de la existencia de la vida en la Tierra, es el referente de muchos de un «objeto grande». Con un diámetro de más de 100 veces el tamaño de la Tierra, el Sol mantiene en órbita al nuestro y a los demás planetas del sistema solar.

Sin embargo, al compararlo con otros cuerpos celestes de cuya existencia se tiene registro en el infinito y constantemente expansivo universo, el Sol no es más que una partícula.

Hablando solamente de estrellas, ya existe registro de algunas, como Stephenson 2-18, que multiplican el diámetro de nuestro Sol por más de 2.000 veces (el del Sol tiene 1.400.000 km de diámetro, y el de Stephenson 2-28 3.000.000.000 km), y cuando se trata de otro tipo de cuerpos, el asunto se pone aún más absurdo.

Lo mismo ocurre con la luminosidad: siendo las estrellas prácticamente bolas de fuego gigantes, tendemos a pensar en ellas como la definición de un objeto luminoso, pero hay otros cuerpos capaces de emitir mucha, pero mucha más luz.

Recientemente un grupo de científicos australianos de la Australian National University (ANU) descubrió un quásar generado por el agujero negro de crecimiento más rápido descubierto jamás.

Lo encontraron con un telescopio de 2.3 metros en el Siding Spring Observatory, de la Universidad, en Coonabarabran. Luego corroboraron el hallazgo con el Very Large Telescope (nombre que traduce Telescopio muy grande) del European Southern Observatory, que tiene un espejo primario de 8 metros.

Según las investigaciones, el objeto sería 500 billones de veces más brillante que el Sol, su masa sería 17.000 millones de veces mayor, y su luz, visible desde la Tierra, habría viajado más de 12.000 millones de años luz para llegar al planeta. Los científicos estiman que el agujero negro se alimenta del equivalente a un sol por día.

Christian Wolf, autor principal del estudio y profesor de la ANU, indicó que este es el objeto más luminoso descubierto hasta ahora en el universo, y duda que este récord vaya a ser roto.

La luz es emitida por un “disco de acreción” de más de siete años luz de diámetro. En el disco se encuentra todo el material siendo atraído por el agujero y dando vueltas en espiral a su alrededor.

“Se ve cómo una célula gigante de tormentas magnéticas con temperaturas de hasta 10.000 grados centígrados. (…) El diámetro de la célula de tormenta es de 7 años luz, más de 50% de la distancia que hay entre el sistema solar y Alpha Centauri, la siguiente estrella en la Galaxia”, dijo Wolf.

El autor confesó que tenía sentimientos encontrados por el descubrimiento: “Por un lado, sentí un poco de shock y asombro al imaginarme este lugar infernal… estas condiciones, y que la naturaleza produce algo mucho más extremo de lo que habíamos contemplado previamente. Pero por otro lado siento alegría un poco descarada – ¡lo descubrimos! La naturaleza no te pone esa tarea fácil”.

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