«Antes de operarme medía 1,63 metros y ahora mido 1,70 metros». El que habla es Sam Becker, quien en 2015 se sometió a una cirugía de elongación ósea.
Es una operación larga, dolorosa y costosa. Consiste en romper huesos, normalmente de la pierna, para estirarlos con la ayuda de otra herramienta.
Es un sacrificio que cada vez más personas asumen para ser varios centímetros más altas. Hasta 13 centímetros pueden llegar a crecer.
Estas personas, por lo general, sufren problemas psicológicos a causa de su estatura.
Varias clínicas especializadas ofrecen esta alternativa y se encuentran en Reino Unido, Alemania, Estados Unidos y Corea del Sur.
Pero un médico especialista se pregunta si debemos tratar esos problemas u ofrecer un estilo de vida alternativo y pasar por el quirófano.