Sao Paulo siempre fue considerado como el pariente aburrido de Río de Janeiro durante el carnaval. Esta era la ciudad que la gente solía abandonar para salir y divertirse.
Pero este año, la urbe más grande de Brasil es la sede de la mayor cantidad de fiestas callejeras o «blocos»: habrá 870 en total, comenzando este fin de semana y continuando después. En Río, en cambio, habrá 384.
El crecimiento del carnaval de Sao Paulo se produjo con el apoyo de las autoridades de la ciudad, quienes han introducido regulaciones en los últimos años para alentar las fiestas callejeras. Además, han proporcionado la infraestructura para permitir su realización.
«Hubo un tiempo en que se solía decir que la calle era un lugar solo para automóviles y dijimos, ‘no, no lo es, la calle es un lugar para la gente'», dice Ale Natacci, presidente de la Asociación Cultural Académica de Baixo Augusta, el «bloco» más grande de Sao Paulo.
La fiesta callejera Acadêmicos do Baixo Augusta fue una de los primeras en emerger. Comenzó solo como una mera forma de divertirse entre amigos, pero cada año crece. Se estima que un millón de personas asistió a este evento el domingo pasado.
Y ha valido la pena.
«Es un gran negocio, la gente viene a Sao Paulo, se queda en hoteles, va a restaurantes, conoce la ciudad», dice el cantante Wilson Simoninha, uno de los fundadores del Acadêmicos do Baixo Augusta.
«La ciudad entendió que si se organizaba, podría ganar más, además de poder mostrar nuestra cultura y brindar entretenimiento gratuito a las personas», dice.
«Tenemos patrocinadores privados, no hay patrocinio del gobierno, todo es privado. Podemos hacer que esta fiesta sea hermosa», agrega.
Cada año, este bloco -conocido por ser activista-, lleva adelante una consigna. La de este año es: «Viva la resistencia».
«Este año, elegir la consigna fue fácil, fue un regalo», dice Ale Natacci, refiriéndose a las acusaciones de censura por parte del gobierno de Jair Bolsonaro.
«La cultura está siendo marginada y pensamos que era importante decir que no, la cultura es muy importante, crea empleos. El carnaval es cultura, es democracia, por lo que venimos a hablar a favor de la democracia, la libertad de expresión y la cultura».
La gente suele disfrazarse para estos festivales. Pero este año, los atuendos con referencias políticas han sido los protagonistas.
Carolina Lazameth ejerce como profesora en la zona de Macapa, en el Amazonas. Para el festival decidió usar una especie de cintillo con la frase: «¿Por quién votaste?».
«El gobierno que hoy está en el poder ha realizado serios ataques contra la cultura. Para mí, el carnaval es tanto una protesta como un acto político», dice.
«Veo mi cuerpo como un acto político. Así que creo que es importante que cualquiera que se acerque a mí sepa por quién voté, así no hay sorpresas».
Sobre la importancia del carnaval, el cantante Wilson Simoninha no tiene dudas: «no hay arma más poderosa para luchar contra ninguna de estas injusticias o estas manifestaciones de enojo que el amor y la alegría», dice.
«El carnaval pertenece a todos. A los niños, a los liberales, a los conservadores», agrega.
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