Decenas de ciudadanos suecos, que el 23 de junio fueron testigos en Sochi de una derrota increíble que devolvió a la vida a Alemania en el Mundial de Rusia e hipotecó las posibilidades de los vikingos amarillos, celebraron a rabiar su paso a los octavos de final como líder de grupo.
El escenario más democrático del Mundial, la zonas de fiesta para los fanáticos, fue hoy el punto de encuentro en Sochi para una jornada crucial del Grupo F al que México llegó con 6 puntos, Alemania y Suecia con 3 y Corea el Sur, ya eliminada, sin nada.
La euforia de los hinchas mexicanos al llegar como grata sorpresa del Mundial, tras sendas victorias por 1-0 sobre los campeones del mundo en el debut y por 2-1 sobre Corea en la siguiente jornada contrastaba con la preocupación de los suecos, urgidos de un triunfo que se creía difícil.
En otro sector de bella plaza cercada de árboles, hombres y mujeres ataviados con los colores blanco y verde que identifican los equipamientos de Alemania se mostraban confiados en una victoria sobre un rival ya eliminado.
Con la goleada por 0-3 que Suecia infligió a México y la caída inesperada del conjunto germano por 2-0, el fin de la tarde en el puerto marítimo de Sochi vio una ruidosa fiesta de los suecos.
Los mexicanos sudaron literalmente la gota gorda dado que, a pesar del desastre de la goleada, Corea del Sur les dio la mano al derrotar a los pupilos de Joachim Löw.
Las zonas de fiesta para los hinchas promovidas por la FIFA en cada Copa del Mundo son las más democráticas y alegres a pesar de los más de 90 minutos de tensión que se viven en cada partido que es retransmitido al aire libre en gigantescas pantallas de televisión.
Imposible quedar indiferente al colorido, las manifestaciones de alegría y frustración en una comunidad de naciones, como las cuatro que hoy llevaron más hinchas a la plaza del puerto.
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