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Para los venezolanos, las tarjetas de crédito no son de utilidad

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La crisis económica que se vive en Venezuela ha convertido las tarjetas de crédito en un instrumento inútil para los venezolanos, dijeron fuentes de la industria bancaria, analistas y consumidores a la agencia de noticias Reuters.

Los requisitos crediticios que ha impuesto el gobierno durante el colapso económico del país solo permite a los bancos prestar un máximo de 27% de su flujo de caja. Esto generó que empresarios locales buscaran préstamos en el extranjero.

Y aunque el gobierno de Nicolás Maduro relajó los controles de divisas en 2019 y permitió que los bancos locales abrieran cuentas denominadas en dólares, aún quedan muchas restricciones crediticias, agrega Reuters.

«Son inútiles», dijo la administradora Lina Pereira, de la ciudad central de Valencia, sobre sus dos tarjetas de crédito, ambas con límites bajos. «Mis padres compraron electrodomésticos y computadoras con sus tarjetas de crédito, pero eso es un recuerdo para los venezolanos».

Debido a los bajos salarios y al alto costo de vida, las tarjetas de crédito se han vuelto vitales para que muchas personas realicen compras diarias en supermercados y farmacias, incluso cuando los límites de crédito se estancan y algunos bancos eliminan las tarjetas por completo.

«Los bancos no tienen forma de prestar y necesitamos estos créditos», dijo Pereira, de 36 años de edad. Agregó que el límite total de sus tarjetas ahora es de dos dólares al mes, tan bajo que ya no puede usarlas para comprar alimentos, como lo hizo hace un año.

Hasta diciembre de 2022, las tarjetas representaban solo 2% -equivalente a unos 16 millones de dólares- de la cartera de crédito de los bancos venezolanos, según la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario de Venezuela.

En el país esa cifra era de 12% en 2012, mientras que en naciones como República Dominicana y Bolivia las tarjetas de crédito representan 5% de las carteras de crédito de los bancos.

«La hiperinflación y las regulaciones han acabado con el crédito al consumo», dijo un ejecutivo bancario venezolano, quien pidió permanecer en el anonimato por razones de seguridad. «Este tipo de financiamiento ha dejado de ser un negocio de los bancos. Los bolívares que pueden poner para el crédito se van a otros sectores» como las empresas.

Aunque algunas tarjetas de crédito tienen límites más altos de entre 30 y 100 dólares, todavía se quedan cortas, pues el costo mensual promedio de alimentar a una familia fue de unos 370 dólares en diciembre, según el Observatorio Venezolano de Finanzas.

«El crédito al consumo es lo que se castiga. Es lo menos probable que se entregue», dijo el economista Luis Arturo Bárcenas, de la firma de analistas Ecoanalítica. «A menudo estos créditos no eran solo para comprar electrodomésticos, sino también para los gastos del día a día».

El gobierno de Maduro ha intentado reducir la inflación aumentando la oferta de efectivo extranjero, limitando el crédito, reduciendo el gasto público y aumentando los impuestos.

El Banco Central de Venezuela asimismo ordenó a las instituciones financieras congelar 73% de los depósitos en el banco.

«Si no hay suficientes recursos, no se puede dar tanto crédito», dijo otro ejecutivo bancario.

A pesar de las medidas, los precios repuntaron a finales de 2022, llevando la inflación anual a 234%.

En enero, Maduro instó a los bancos a otorgar préstamos a las empresas indexados al tipo de cambio para que puedan producir bienes, riquezas, pero no mencionó otros préstamos o créditos al consumo.

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