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Darién, crímenes y elecciones

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venezolanos migrantes el Darién

Foto: EFE

Los acontecimientos que marcan la vida de los venezolanos se cruzan en medio de grandes paradojas que no resulta fácil resolver. Por eso comprender el fenómeno político que se da en Venezuela, es un reto que demanda análisis profundo para tratar de entender lo qué está pasando.

Desde las dependencias de la Organización de Naciones Unidas se confirma que ya somos más de 6,8 millones de ciudadanos venezolanos regados por todos los continentes del planeta. Se trata de una de las olas migratorias más grandes del mundo, según los registros que en ese sentido se acopian en esa institución. Seres humanos que asumen todos los riesgos, tratando de salir del territorio nacional, muy a pesar de las campañas publicitarias según las cuales “todo en Venezuela se arregló”. Lo cierto es que ¡hasta por la selva del Darién! marchan centenares de personas, de todas las edades, rumbo a lo que ellos sienten será la conquista del sueño de la libertad y de posibilidades de encontrar paz, trabajo y de vivir sin temor a ser victimas de robos y asesinatos.

Contrariando la versión de Nicolás Maduro de que “están retornando al país los que se habían ido”, lo que vemos diariamente en imágenes es que miles de venezolanos continúan experimentando otras posibilidades más allá de la fronteras patrias. Esa es la realidad que se pretende desconocer o maquillar vendiendo un panorama que no encaja con las películas que exhiben a mujeres, hombre y niños caminando entre la selva, atravesando trochas, luchando con las corrientes de aguas de ríos o a bordo de embarcaciones en alta mar.

En simultáneo se pone en circulación el tercer informe de la Misión de Determinación de los Hechos que trabaja por encargo de la ONU. En ese nuevo pliego se dejan claramente establecidas las responsabilidades de Maduro y sus más próximos colaboradores, como perpetradores de crímenes de lesa humanidad. Es innegable que en Venezuela sí se han ejecutado por la vía extrajudicial miles de seres humanos y que se utilizan las detenciones y torturas como un patrón de conducta para doblegar a los disidentes del régimen dictatorial.

Entre esas calamidades se escucha el ruido del carnestolendo festival candidatural, para participar en unas supuestas elecciones presidenciales pautadas para el venidero año de 2024. La verdad es que no me cuadra que con semejante régimen sea posible pensar en elecciones libres y soberanas. Desde luego que esa sería la opción más acoplada a la búsqueda de una salida pacífica, pero esos sueños terminan siempre en pesadilla, tal como ha sucedido con los esperanzadores procesos de diálogos adelantados para procurar acuerdos que luego ni Chávez en su momento ni ahora Maduro, han honrado ni respetado.

Sea cual sea la ruta para aplicar cualquier estrategia, lo que sí será indispensable es una férrea unidad que nutra de fuerza a los factores que se encargarán de empujar cualquier tesis para hacer posible la libertad que hemos perdido. La dispersión es perjudicial, salvo para el regimen que saca ventajas de ese caos en el que se encuentra hoy en día la dirigencia opositora en nuestro país.

 

 

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