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Todos sentados en el torno

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Una conversación basada en  remembranzas me inspiró esta semana para comentar la complejidad que cada individuo engloba, en sí mismo. El conjunto de pensamientos, ideas, vivencias, creencias, limitaciones y pasiones, son parte de la esencia de cada quien. Se definen murallas o grandes valles de apertura, en aquellos que se han atrevido a cualquier experiencia, la cual, en principio les incomodó, confrontó o desequilibró temporalmente.

Así, pude recordar como una experiencia de alfarería por pocos meses, cambió mi visión de varias cosas en la vida. El alfarero deja su huella en las obras de barro que hace. Entonces, me pregunto quién está dejando huella en tu vida o a quién le dejas la tuya, es acaso esa impronta positiva. Así mismo, el alfarero antes de comenzar su trabajo amasa el barro, y se asegura de que no tenga burbujas de aire, porque tumbaran o desfiguraran las piezas. Así mismo, analizo qué es el aire en una vida, acaso será aquello que ocupa un espacio y resulta tropiezo a la hora de darle forma o adoptar una función, que nos impulse en algún área de nuestra vida

Cuando todo parece estar completo para hacer una vasija de cualquier naturaleza, la masa de barro con forma de cilindro se centra en el torno, donde a la velocidad adecuada se le va dando forma y se incorpora la humedad necesaria. Una combinación idónea de técnica, agilidad y agua convierten barro común en una hermosa vasija única, lista para contener, después de pasar por el abrasivo horno. Esto me hace meditar en los desafíos y pruebas que enfrentamos y como nos moldean, y si toda esa fuerza con la combinación justa de líquido vital el amor, purificación y la renovación resurgen dando forma de algún recipiente, que finalmente será usado para un fin específico. Por ejemplo, ante el rechazo y abandono, se moldean vigorosamente los corazones para albergar amargura, la cual, será vertida de forma áspera sobre otros. Sin embargo, canalizando a través del perdón puedes convertirte en una vasija de amor perito, que aún cuando no recibió de regreso el mismo respeto, camina con la frente en alto sin fisuras, lista para rebosar de amor nuevamente.

Sea porque se entienda o no, todos de una u otra forma estamos sentados en el torno, siendo modelados entre una fuerza central que llevamos por dentro y la presión de las manos del alfarero, una vez que nos rendimos a él, la sutileza de su diseño y dedos refinados nos da una forma única, y cuando todo ha pasado, contenemos aquello que decidimos portar, bien sea puro o impuro. Así, cualquier cosa que toque la fibra hará que el  contenido sea vertido infectando o bendiciendo todo a su paso.

En la totalidad de los casos, el torno resulta una bendición que modela y da sentido a la vida. Por eso la intensión de esta valiosa oportunidad es dejar unas interrogantes revoloteando en el aire, puedes reconocer a tu alfarero e identificas claramente si te estás convirtiendo en una vasija para fines nobles o viles. Estar o no de acuerdo conmigo, no sacará estas palabras del pensamiento, porque de seguro ya descubriste que todos están sentados en el torno.

@alelinssey20

 

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