Más allá de la confirmación de que Iván Márquez se encuentra malherido en un hospital militar de Caracas, habría que indagar también acerca de las razones que hicieron que el jefe de la Segunda Marquetalia dejara la casa segura que le habían proporcionado sus socios del Cartel de los Soles para salvarlo del acoso de rivales en el negocio sucio de la droga.
La caída en diciembre de 2021 del Paisa y Romaña, lugartenientes de Iván Márquez, no puede verse aislada de la derrota que ese grupo -apoyado por el régimen de Nicolás Maduro y su inepto Alto Mando Militar- sufrió el mismo año en Apure a manos de sus rivales del Frente Décimo de las FARC, al que le cedieron territorio nacional para el delito luego de la rendición incondicional en una disparatada guerra de guerrillas.
La muerte de los hombres de confianza de Iván Márquez abrió un flanco sumamente ingrato al Cartel de los Soles porque ambos eran los jefes de la Comisión de Frontera, con base en el estado Apure, encargada de mover cocaína que se procesa en Colombia y pagar los “impuestos” a las mafias en el poder en Venezuela para garantizar el envío a los carteles mexicanos.
Sin lugartenientes que generaran financiamiento, Iván Márquez y sus socios se arriesgaron a que el jefe de la alicaída Segunda Marquetalia dejara la casa segura en la que contaría incluso con escoltas pagados por el Estado venezolano. Pero tal vez otro mal cálculo, como el que los condujo a la derrota militar en Apure, los hizo pensar que era tiempo de probar suerte. Posiblemente desestimaron que el Frente Décimo de las FARC y sus aliados del ELN habían jurado “buscarlos hasta debajo de las piedras”, algo que los herederos de Gentil Duarte e Iván Mordisco parecen estar cumpliendo.
La alianza entre el régimen y la guerrilla de Iván Márquez data de 1999, cuando Hugo Chávez y las FARC decidieron “inundar” de cocaína Estados Unidos. Así se enriquecían y de paso le hacían daño al “imperio”. A ese grupo se le ha dado dinero, espacio y armas en Venezuela para traficar con drogas, como consta en los expedientes de la justicia norteamericana. Un primer laboratorio fue instalado en 2003 precisamente en Apure, cuando a Jesús Santrich le entregaron 300.000 dólares. Para facilitarle aún más las operaciones, Chávez expulsó la misión de la DEA en 2005.
Hay razones para suponer que esa vieja alianza en el crimen organizado fue la que a la postre hizo que el Cartel de los Soles se empeñara en resolverles a sus socios de las FARC de Iván Márquez y Jesús Santrich la competencia que les planteaban sus rivales de la narcoguerrilla y que para ello arrastrara a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Esa constituyó una penosa demostración de impotencia técnica y errores estratégicos que lanzó al suplicio a jóvenes soldados y empañó el prestigio del uniforme de la institución. Por eso el descontento probablemente pervive en los cuarteles y está pendiente la rendición de cuentas de los culpables, como ha sucedido siempre después de toda derrota.
Luego de esa desastrosa aventura militar, con Jesús Santrich muerto y la necesidad de esconder al jefe de la Segunda Marquetalia, se complicó la obtención de efectivo para seguir aferrándose al poder. Al final, esa necesidad apremiante habría sido lo que impulsó a Iván Márquez a dejar la casa segura.
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