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La Paciencia: En torno a los «Salmos de la penuria»

Unos breves comentarios sobre el nuevo poemario de Samuel González-Seijas que recién publica el sello Oscar Todtmann Editores

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Por JOSÉ ANTONIO PARRA

El poemario Salmos de la penuria, de Samuel González-Seijas (Caracas, 1971) recién publicado por el sello Oscar Todtmann Editores es un texto pleno de misticismo. En este caso nos referimos al misticismo que surge durante la emergencia adversa; uno que tiene muchas intenciones, pero todas vinculadas inefablemente con lo sagrado.

Este libro de González-Seijas posee varias aristas que deben ser analizadas detenidamente. Para ello contextualicémonos en el género al que ha apelado su autor. El salmo es una antigua modalidad lírica, ya era utilizada en varias tradiciones de la antigüedad, tales como la babilónica, la sumeria y la asiria.

Los objetivos de esta forma lírica inscrita en el contexto de la plegaria eran varios. Entre otros, eran un modo de alabanza al Altísimo, así como una lamentación y también una vía para agradecer a la divinidad.

Estilísticamente estaban concebidos de acuerdo a una rítmica tal que pudiese ser acompañada por un instrumento de cuerdas en una suerte de cadencia “mesurada”. Asimismo, la brevedad de los textos que conforman los salmos provee una gran amplitud de significados, que en los contextos hebreos de la antigüedad se referían a situaciones que solo eran entendidas de manera objetiva y plena por quienes estaban vinculados a la vivencia del aeda.

En efecto, los poemas que constituyen Salmos de la penuria poseen una gran sobriedad y quienes estamos vinculados al contexto geográfico de su autor podemos entender a plenitud su significación última. Me refiero a la tragedia venezolana que no tiene precedentes y que nos ubica en contacto directo con aspectos límite de la existencia, en este caso el hambre, la muerte y ultimadamente lo sagrado. Así, el poeta expresa:

“De pronto, en la calle, un relámpago de oscuridad nos asalta.

Entonces dejamos de ver el desfallecimiento que somos,

la inercia que nos hace vagos.

No hay amparo, y encandilados pasamos de largo, sin hablar”.

Este trabajo es un texto muy depurado estilísticamente del cual se vale su autor para transitar su propia experiencia temporal situada en este trágico contexto. Su carácter “mesurado” y la melódica implícita en esta lírica apuntan en pro de proveer sosiego espiritual. Ello se da tanto en el lector como en el espectador en su aproximación a lo Uno. Vemos entonces cómo el poeta escribe:

“Libera el tormento de los días que hincan como dardos sobre mí.

No hallo descanso y mi cama es de plomo y el sueño, un líquido ardor.

Paso las noches esperando tu rocío, pero dientes de agobio

sacan tajos a un cuerpo que no da más”.

Salmos de la penuria ya ha despertado los mejores elogios y su bautizo se dio en un emotivo acto en el que las palabras de presentación estuvieron a cargo de la poeta Sonia Chocrón. De modo que bien vale la pena citar un fragmento de lo expresado por esta autora: “Estos poemas nos acercan al intolerable sufrimiento de un anti mundo donde la ley moral ha invertido su obligación de preservar la vida y en su lugar garantiza la muerte. Sin otro en quien confiar, la paz o la felicidad son casi inconcebibles”.

Esta obra de Samuel González-Seijas pone en evidencia a un poeta con una aproximación que es al mismo tiempo filosófica, reflexiva y religiosa. Este es un poemario clave para el tiempo que vivimos, un libro que deja en evidencia un registro muy singular de esta era, de estos tiempos excepcionales. La forma que asume dicho registro es, además, única en comparación a como se ha venido documentado literariamente esta época. Muy oportuno entonces cerrar esta breve nota con un fragmento de las palabras de la poeta Yolanda Pantin en la contraportada del libro:

“Este será nuestro libro de oraciones al tiempo histórico, al tiempo que es la muerte (Ezra Pound), no solo para los que vivimos en el abra o en las estribas de este valle de Caracas que se derrama con sus lágrimas, sino para un tiempo al garete de la humanidad.

Oraciones a un dios que no se sabe, o se sabe que no tiene piedad, o un dios ausente como al que le rezaba Martha Kornblith, aunque, finalmente, queda la poesía que es también oración, quedan estos poemas como consuelo”.

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Salmos de la penuria

Samuel González-Seijas

Oscar Todtmann Editores

Caracas, 2018

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