Los nuevos dueños del Chelsea, el hombre de negocios estadounidense Todd Boehly y sus asociados, deberán hacer frente a varios desafíos para instalar una nueva dinámica y una nueva confianza en el seno del club londinense, vigente campeón de Europa.
Reforma del estadio
Una parte esencial de la futura inversión de los compradores debería estar consagrada a la reforma del estadio Stamford Bridge, para convertirlo en un lugar digno de la élite europea.
El antiguo patrón ruso Roman Abramovich dejó de lado los planes de más de mil millones de libras (1.234 millones de dólares) de reforma en 2018, después de un conflicto con el gobierno británico por el visado del magnate.
Con 42.000 asientos, Stamford Bridge está muy detrás de sus rivales directos en la Premier League como Liverpool, los equipos de Manchester, Arsenal y Tottenham.
El estadio de los Spurs costó mil millones de libras y desde que terminó su construcción en 2019 se convirtió en un emplazamiento importante de la capital londinense. El lugar se usa para la organización de eventos deportivos en disciplinas como boxeo, rugby o football americano, además de conciertos y conferencias.
El éxito deportivo de Todd Boehly y su implicación en la renovación del estadio de beisbol de los Dodgers de Los Ángeles, del que es copropietario, dan a su oferta una cierta credibilidad.
En este sentido, la inversión prevista para la reforma del estadio fue un elemento clave de la presentación del consorcio al banco estadounidense Raine, que supervisó el proceso de venta.
Un aumento de la capacidad está también previsto.
Estabilizar la plantilla
Otro de los desafíos del Chelsea. Actualmente la actividad del club está regida por una licencia especial desde las sanciones adoptadas contra Roman Abramovich hace dos meses, después de la invasión rusa de Ucrania.
Debido a las restricciones impuestas, los Blues no están autorizados a proponer renovaciones de contrato ni a fichar nuevos jugadores. Los defensas Antonio Rüdiger y Andreas Christensen dejarán el club libres en junio y deben reemplazarse.
Pero gracias a los gastos suntuosos de Abramovich el equipo sigue siendo muy competitivo. Hace justo un año, el Chelsea ganó su segunda Liga de Campeones, derrotando al Manchester City (1-0) en la final. A pesar de todas las dificultades esta temporada, está bien encaminado para terminar en el Top 4.
El futuro parece más claro, el club puede ahora esforzarse para construir una plantilla capaz de luchar contra City y Liverpool por el título la próxima temporada. «Cuando la situación sea clara, podremos tomar decisiones, hacer elecciones», declaró el viernes el entrenador alemán Thomas Tuchel.
Ganarse el apoyo de la afición
A pesar de las sanciones y para desgracia del gobierno británico, el nombre de Abramovich todavía era ovacionado por los aficionados del Chelsea. Los fans gritaban su nombre en señal de agradecimiento a todo el trabajo y al dinero invertido en los últimos diecinueve años.
El éxito deportivo será el medio más rápido para que los nuevos propietarios del Chelsea se ganen el corazón de los aficionados, uno de los más grandes desafíos. Algunos temen que para un mejor retorno de la inversión se pueda volver a lanzar la impopular Super Liga europea. Esto por los ingresos garantizados que esta aportaría.
En otros equipos de la Premier League, los aficionados manifestaron su hostilidad hacia propietarios estadounidenses. Así, las protestas son frecuentes esta temporada delante del estadio Old Trafford del Manchester United. Las manifestaciones se dan en respuesta a la decadencia del equipo desde la compra del club por la familia Glazer en 2005.
El Grupo Fenway Sports tuvo mayor éxito relanzando al Liverpool. Sin embargo, también debió hacer frente a la ira de los aficionados por los precios de las entradas. Los aficionados de los Reds manifestaron también su oposición a la eventual creación de una Super Liga, deseada por sus propietarios estadounidenses.
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