Es bastante probable que en los últimos años los términos “criptomonedas” o “Bitcoin” hayan sido mencionados por alguien de tu entorno o por las noticias que aparecen en los medios de comunicación en más de una ocasión. El concepto de una moneda digital ya no es tan lejano para la mayoría debido a que los bancos y otras entidades financieras, tanto locales como internacionales, se han encargado de incentivar el uso de plataformas o apps que nos permiten realizar transacciones de dinero en instantes pese a que este elemento no existe físicamente.
Si bien en concepto son bastante similares, las divisas digitales son un universo aparte y existen muchos mitos, rumores y, sobre todo, desinformación respecto a su uso, inversión y el efecto que ejerce sobre la economía mundial y la industria tecnológica desde hace algunos años.
“Estás arriesgando todo tu patrimonio” o “un hacker puede robarte todo fácilmente y no tienes un respaldo” son algunas afirmaciones que personas que no están totalmente al tanto de cómo funcionan estas divisas digitales suelen mencionar y es por esta razón que en este artículo te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre el tema y las dudas que siempre genera.
¿Qué son las criptomonedas?
Básicamente, las criptomonedas son un medio de intercambio como lo es el dinero, pero se trata de un elemento intangible que existe en el mundo digital como valor numérico. Es decir, la criptomoneda no puede ser tocada en el mundo real porque no tiene una representación física como ocurre con el dinero que usa las monedas y los billetes. Para ser almacenados, se usa lo que se conoce como billetera electrónica o e-wallet.
Las criptomonedas son independientes y descentralizadas por lo que no son emitidas por ningún banco, gobierno o entidad financiera y su valor no puede ser controlado por alguno de los ya mencionados.
Por ello, no se ven afectadas por los factores socioeconómicos que aquejan a las monedas de diversas naciones como la inflación. Otro detalle a tomar en cuenta es que todas las transacciones realizadas con estas divisas son anónimas a diferencia de las que se realizan con dinero a través de movimientos bancarios donde los datos del emisor y receptor son solicitados.
Pero, ¿qué es exactamente lo que le brinda valor a estas monedas digitales? El banco Santander explica que este se basa en la ley de la oferta, la demanda y compromiso de los usuarios que prima en el mercado de estas divisas.
Dado que no existe un organismo regulador en lo que respecta a criptomonedas, su valor es manipulado fácilmente por los inversionistas que buscan comprar en cierto momento, en otro promueven la práctica de compra a otras personas y luego venden sus activos cuando son más caros.
El trading es la actividad que provoca la fluctuación constante de su valor, similar a las acciones pero sin un organismo intermediario que lo regule. Sin embargo, existen dos públicos entre los inversionistas: los que buscan sacar el mayor provecho en cortos plazos y los que creen que el valor de las divisas se disparará en los próximos años y deciden apostar a la larga.
Actualmente, las criptomonedas más populares y con mayor valor en el mercado son Ethereum (ETH), Binance Coin (BNB) y la que lo inició todo, Bitcoin (BTC).
¿Cómo funcionan las criptomonedas?
Tal como indica su nombre, las criptomonedas utilizan el cifrado criptográfico para asegurar su autenticidad y evitar que estas unidades sean alteradas de algún modo. El uso de este sistema impide que las criptomonedas puedan ser manipuladas al antojo de alguien en particular o que se puedan crear más de las que están programadas para estar en circulación. Para ello, se utiliza la tecnología de cadena de bloques o blockchain, una inmensa base de datos que almacena todas las transacciones que se han realizado con estas divisas desde su creación y que es actualizada en tiempo real.
Cada vez que se realiza una transacción con criptomonedas, ya sea compra, venta o creación de estos valores, el sistema añade dichos movimientos a la cadena de bloques que contienen una cierta cantidad de registros y estos quedan grabados sin ninguna posibilidad a modificarse.
Mediante el uso de la tecnología Peer-to-peer (P2P), una que utilizan programas como uTorrent y Ares, un grupo de usuarios con poderosas computadoras conectadas a Internet que se encuentran ubicados en distintas partes del planeta se encargan de mantener actualizado este gran libro contable.
Son justamente estos usuarios, también llamados “nodos de red” en el concepto del sistema, los que permiten que la tecnología blockchain sea viable e impenetrable por delincuentes cibernéticos.
Para validar un bloque -un grupo de transacciones- y que este se integre a la cadena, la mayoría de nodos debe votar a favor usando sus respectivas billeteras digitales haciendo virtualmente imposible que un hacker pueda vulnerar toda la operación ya que este tendría que atacar a la mayor parte de estos usuarios anónimos al mismo tiempo.
Los bloques de la cadena son validados mediante la resolución de una compleja operación matemática que requiere de una computadora de altas especificaciones técnicas con la capacidad de procesarlo. Cuando un nodo logra resolver este problema matemático, gana una recompensa en criptomonedas y los movimientos almacenados en el bloque pasan a ser certificados y ejecutados. A esta acción se le conoce como “minería de criptomonedas”.
Cuando una persona desea convertir sus criptomonedas en dinero real, el proceso resulta más complicado que cambiar divisas de una nacionalidad a otra. El principal agente para lograr esto es un exchange, empresa que compra las divisas a cambio de dinero real. El usuario tiene la opción de vender sus activos al precio momentáneo del mercado y el dinero es depositado en una cuenta bancaria mediante una transferencia especial o en una cuenta PayPal, previo cobro de comisión por la operación.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas?
Una de las principales razones por las que criptomonedas como el Bitcoin o el Ethereum se han vuelto tan populares es por la posibilidad de transferir fondos de la billetera digital de un usuario a otro desde cualquier parte del mundo en cuestión de minutos y sin necesidad de recurrir a una entidad financiera como un banco. Por otra parte, estas divisas resultan sumamente atractivas para personas que buscan inversiones a largo plazo dada la constante fluctuación de su valor en el mercado con tendencia a crecimiento.
Otra ventaja de las criptomonedas es la rápida aceptación que comienza a tener en varias naciones y por parte de un gran número de empresas alrededor del globo, quienes ya las ven como métodos de pago válido o alternativa al dinero convencional. Además, el hecho de que se traten de medios de intercambio independientes y descentralizados impide que se devalúen o que sean controladas por la corrupción de ciertos países, sobre todo de los más pobres y azotados por esta problemática social.
Sin embargo, no todo es felicidad con estas monedas digitales ya que existen varios riesgos o desventajas a tomar en cuenta si se decide invertir en ellas. La más importante es su volatilidad. Si bien fue mencionado que el valor de las criptomonedas tiene una tendencia al alza, lo cierto es que su precio es sumamente inestable, subiendo y bajando a cada minuto todos los días debido a que está totalmente sujeto a la oferta y la demanda del mercado, así como también a las decisiones que grandes empresarios tomen respecto a su utilidad.
Por ejemplo, tenemos el caso de Elon Musk, dueño de Tesla Motors y SpaceX, que primero decidió aceptar el Bitcoin como método de pago para adquirir productos de su compañía de autos eléctricos, incrementando su valor hasta alcanzar su pico histórico de $65.000. No obstante, el magnate desistiría en esta decisión por el nocivo rol que tiene la minería de esta divisa en el medio ambiente, provocando que Bitcoin se desplome hasta los $30.000 de la noche a la mañana. Es por esto que autoridades económicas de talla internacional han advertido que muchas personas con poco conocimiento en lo que respecta a inversión y finanzas podrían quedar totalmente arruinadas económicamente.
Pese a que su gran atractivo y lo que las convierte en blancos imposibles para los hackers es su independencia, descentralización y operaciones irreversibles, estos aspectos pueden resultar un arma de doble filo si un usuario es víctima de una estafa cibernética mediante otras modalidades. Dado que no existe una entidad financiera detrás de estas divisas, nadie va a acudir en tu ayuda si sucede algo de esta escala.
Esto resulta especialmente peligroso si se decide apostar por criptomonedas de dudosa procedencia ya que existen organizaciones que las promueven y, una vez han ganado la suficiente cantidad de adeptos, desaparecen sin dejar rastro con las inversiones de estas personas, tal como ocurrió con SQUID, la criptomoneda de “El Juego del Calamar”.
¿Qué es la minería y cómo se realiza?
Aunque no es totalmente correcto expresarlo de esta manera, la minería de criptomonedas es, en cierta forma, el método por el que se crean y se ponen en circulación estas divisas. Cuando un usuario que funge como “nodo de red” en la cadena de bloques logra resolver el complejo problema matemático mediante el que se validan las transacciones realizadas en el sistema, este es premiado con una cierta cantidad de la moneda en cuestión.
Sin embargo, esta no es una acción que una persona con una simple PC puede realizar dado que la búsqueda de la respuesta correcta a la operación matemática requiere de una capacidad de procesamiento que solo los componentes más caros del mercado pueden lograr. Elementos como tarjetas gráficas y procesadores de última generación son necesarios para llevar a cabo esta actividad.
Cada bloque contiene unas 2.000 operaciones aproximadamente y estas deben ser validadas para que los valores pasen de una billetera digital a otra. Estos son representados como un documento de texto (archivo .txt) con un peso no mayor a 1MB. Cada cierta cantidad de tiempo, un bloque será generado y, para que este sea aprobado, el minero en cuestión debe resolver el problema matemático y enviar su resultado al resto de mineros que están en distintas partes del planeta para su aprobación.
De cada bloque, se genera un “hash”, un identificador único y de tamaño fijo generado con letras y números que se crea en base a unos datos. Cada hash se crea a partir de ciertas reglas que varían dependiendo de la criptomoneda cuyas transacciones quieran ser validadas. Por ejemplo, en el caso de Bitcoin, cada bloque de la cadena contiene lo siguiente:
Hash del bloque anterior + Fecha y hora de creación del bloque + transacción de recompensa para el minero + Todas las transacciones que contiene el bloque + Dificultad de la operación
Respecto al último componente del bloque, la dificultad es una mecánica basada en el “proof of work” (prueba de trabajo), teoría que se ideó para evitar el spam en los correos electrónicos en sus primeros años. Ésta es representada por la cantidad de ceros que antecede al hash y que se usa para evitar que un virus informático, por ejemplo, pueda llegar a tomar la mayoría de nodos de red para favorecerse de alguna forma. Este valor provoca que las operaciones matemáticas para validar las transacciones sea incluso más complicado, pero añade una capa de seguridad adicional para que las criptomonedas sean totalmente seguras ante ataques de ciberdelincuentes. Si los bloques están siendo resueltos muy rápido, se añaden más ceros mientras que estos se reducen si está siendo muy difícil lograrlo.
Actualmente, existen pocos mineros que trabajen de forma independiente dado que, por la enorme competencia que ha surgido con el afán de hacerse con las recompensas de las validaciones de bloques, muchos prefieren agruparse en “pools”, agrupaciones que usan las computadoras que tienen en su poder para colaborar entre sí y repartirse la ganancia.
China es el país con el mayor porcentaje de mineros trabajando en su territorio según Statista, pero este se ha reducido considerablemente tras las restricciones impuestas por el gobierno a esta actividad.
Riesgos e impacto negativo de la minería en el medio ambiente
Incluso si las criptomonedas se han convertido en medios de intercambio cada vez más viables en el mundo, lo cierto es que su minería ha llamado la atención de autoridades internacionales que velan por el medio ambiente debido a los estragos que producen en éste. Dado que los “pools” usan una cantidad exorbitante de potentes PCs para llevar a cabo estas operaciones, trabajando día y noche sin descanso, la cantidad de energía eléctrica que consumen es muy elevada, siendo mayor a la de países enteros como Argentina, Suiza o Finlandia.
Muchas de las granjas de minería para criptomonedas se ubican en provincias de China como Sichuan y Yunnan donde las tarifas de electricidad son abismalmente bajas en comparación con las de una gran metrópolis. Por esta razón, el gobierno del gigante asiático ha empezado a tomar acciones en contra de la actividad y criptomonedas como el Bitcoin en sí, prohibiendo transacciones con esta divisa en su territorio.
Pese a que los defensores de estas monedas digitales argumentan que la energía eléctrica que los mineros usan para sus computadoras no proviene de materias contaminantes como el carbón, el petróleo, el gas o el metano descargado, usando energía hidroeléctrica de las represas que se ubican en el interior de China en su lugar, lo cierto es que varios activistas y asociaciones que velan por el cuidado del medio ambiente ya han puesto en la mira a la minería de criptomonedas.
Por más que el proceso creativo de la mayor de estas divisas, el Bitcoin, ya está por terminar puesto que se programó la emisión de 21 millones de ejemplares y todo esto va en un 88%, el daño que ya puede haber provocado a la Tierra puede resultar irreversible.
¿Qué futuro le espera a las criptomonedas?
Mucho se ha hablado de las criptomonedas y su inversión. Que si todo es una burbuja que estallará en cualquier momento o que si se trata de la economía del futuro que nos liberará de la supremacía del dólar… Lo cierto es que este medio se encamina a ser cada vez más aceptado en varias partes del mundo, sobre todo en países más desarrollados y por empresas que se relacionan de alguna forma con la industria tecnológica. Además, aprovechando la popularidad de estas divisas, algunas naciones y compañías ya han comenzado a trabajar en sus propias monedas digitales como China y su Yuan digital, también llamado Criptoyuan, que usa el sistema blockchain pero es controlado por el Gobierno del gigante asiático.
Por otra parte, tenemos el caso especial de El Salvador, país que ya ha adoptado al Bitcoin como moneda de curso legal en su territorio como parte de un proyecto promulgado por el actual presidente Nayib Bukele. Dado que las remesas del exterior representan 20% del PBI de la nación y considerando que un gran porcentaje de la población no cuenta con una cuenta bancaria, el Estado salvadoreño ha emprendido una cruzada que ya sirve de ejemplo para otros territorios que se interesan poco a poco en los activos digitales de cifrado criptográfico como Brasil y, en cierto modo, Perú.
No obstante, debido a que se tratan de medios sin control alguno por parte de bancos o gobiernos, los representantes de un gran número de naciones no avalan que el Bitcoin, Ethereum o Binance Coin se conviertan en lo que muchos han denominado como “dinero del futuro”. La volatilidad es el gran “talón de Aquiles” de este sistema y los que se interesan por él deben tener un buen entendimiento del mercado, las finanzas y el rol que desempeñan las criptomonedas para no perderlo todo en su intento de inversión.
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