Pese a haber rodado las últimas escenas en la piel de Silene Oliveira, Úrsula Corberó no está preparada para decir adiós a su Tokio. Con la mano en el pecho, sobre su corazón, señala dónde va a quedarse la narradora de La casa de papel hasta que esté lista para dejarla ir, si es que algún día lo está.
Este viernes 3 se estrenó en Netflix la primera parte de la última temporada de la serie que le ha cambiado la vida, tanto a ella como al resto de los actores del mono rojo y la máscara de Dalí. O quizás especialmente a ella, que acaba de estrenar en Hollywood su primera película (Snake Eyes: G.I. Joe Origins) y que en la época prepandémica no paraba de hacer maletas.
En una entrevista con Efe, la actriz (Barcelona, 1989) hablo sobre el personaje más importante de su carrera hasta la fecha y sobre la serie que ha marcado un antes y un después para la ficción española, que ahora se atreve a mirar de tú a tú al mundo entero.
-¿Cómo ha cambiado su vida gracias a La casa de papel?
-Mi vida ha cambiado en muchos sentidos, no te voy a engañar. Lo bueno es que mi entorno sigue siendo el mismo e intento siempre mantenerme al margen. Nuestro trabajo es muy intenso y cuando estamos rodando son muchas horas y cuando estamos haciendo promociones es mucha dedicación y tiempo… Yo creo que a mí me hace muy bien, para volver a la tierra, estar con mi familia, con mi chico, con mis amigos de siempre (…) Lo que más ha cambiado es que estoy viajando muchísimo. Desde que pasó lo que pasó con La casa de papel a nivel internacional, antes de la pandemia, ese año, había viajado a 14 países diferentes en un año. Y ahí dije, eso sí es que te cambie la vida.
-¿Cree que la serie ha marcado un antes y un después para la televisión hecha en España?
–La casa de papel nos ha ayudado a todos a entender y a ganar confianza en los proyectos que hacemos, a entender que también somos capaces de hacer cosas que antes a lo mejor solo hacían los americanos. Yo me acuerdo cuando me dieron los primeros guiones, antes de empezar a rodar, yo decía “esto es rarísimo, esto puede ser la bomba o ser una de esas cosas que no hemos hecho nunca, que no sabemos cómo se hace, un quiero y no puedo”. Pero yo creo que eso nos ha dado también un chute de autoestima dentro de la industria y es muy importante eso, darnos cuenta y ser conscientes de que somos capaces de hacer cosas increíbles.
-¿Qué tiene la serie para haber llegado tan lejos y haber sido la ficción española más vista de la historia internacionalmente?
-Es muy difícil saberlo. No tiene que ver con una cosa en particular. Han sido varios factores y es algo que seguimos preguntándonos entre los actores, ¿qué habrá sido? Lo que ha pasado es algo que no había pasado antes y nos ha sorprendido mucho a todos (…) Alba Flores (que interpreta a Nairobi en la serie) tenía una teoría increíble, la teoría del fútbol. Decía: ¿Qué es lo que le atrae más a nivel internacional a la gente? El fútbol. Y si te das cuenta esto es como el fútbol porque hay dos equipos, además unos vestidos de rojo y otros de azul (los policías), hay un himno, que es el «Bella Ciao», hay estrategia de juego, hay política metida dentro, hay un árbitro, que sería el profesor… De repente tenía mucho sentido lo que decía del fútbol y me llamó mucho la atención. Es una mezcla de todo, tiene que ver también con los personajes, el pueblo se ha sentido muy identificado con esa cosa de hacerlos soñar y de hacerlos sentir que tienen voz y poder.
-¿Cómo y cuánto va a echar de menos a Tokio?
-Yo no he querido despedirme de Tokio. Un día dije, ‘no estoy capacitada para despedirme de Tokio’. Y no hace falta, porque si Tokio soy yo, ¿por qué no se queda dentro? Y vivimos juntas hasta que esté preparada para soltarla. De momento está aquí, todavía (dice tocándose al corazón) y por eso no te puedo decir si la echo de menos.
-Además, hoy en día las series exitosas suelen terminar en uno o varios “spin-off”…
-Quién sabe, quién sabe… Eso sería guay también.
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