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Las minas de la muerte

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Si por el Zulia el gobierno pretende paralizar tan importante estado sin electricidad, al igual que el Táchira, al cual los contrabandistas y mafias maduristas han dejado sin gasolina, pues Guayana pareciera que es la zona por donde se va a prender todo un país, a pesar de que todavía sigue azotado por inundaciones.

Guayana lleva más de 30 días en permanentes protestas por parte de valientes trabajadores de la malograda zona del hierro, en donde miles y miles de ellos salen todos los días a las calles de San Félix, Ciudad Bolívar y Puerto Ordaz para reclamar al madurismo sus legítimos derechos, mientras el otrora zar “revolucionario” de Guayana, algo así como una especie de sucesor de Leopoldo Sucre Figarella –en tiempos de la cuarta república–, o sea, Francisco Rangel Gómez, abandona esos espacios y busca asilo en México¹, después de que en sus oscuros mandatos fueran comunes las masacres en las denominadas minas de la muerte del “arco minero” controladas por mafias de garimpeiros, así como sectores de la guerrilla y el paramilitarismo colombiano, sin obviar otros grupos irregulares provenientes de Guyana y Trinidad y Tobago, que con la complicidad de “militares” que solo trabajan para explotadoras transnacionales canadienses y chinas han destrozado y contaminado por completo esa importante zona geográfica y natural del estado Bolívar.

Son múltiples las denuncias que distintas organizaciones han hecho contra la explotación ilegal e indiscriminada de una tal dizque “minería ecológica”², en donde si algo sobra son delincuentes, pranato, paramilitarismo y una delincuencia organizada que no tienen leyes que puedan detenerlos.

Por eso son tan frecuentes las arbitrariedades, abusos y destrucción no solo contra la naturaleza, sino contra las poblaciones más vulnerables, como son nuestras etnias, o comunidades afectadas por la pobreza y la miseria que ha generado el madurismo al sur de Bolívar, lo cual ha derivado en nulos controles de salud en esos espacios de Guayana, originando con ello multiplicación de enfermedades como tuberculosis, paludismo, malaria y brotes importantes de virus de inmunodeficiencia humana (VIH), como producto de una desatada prostitución –incluso infantil– que prolifera en las llamadas “zonas de oro”.

Desde hace tiempo un grupo conservacionista encabezado por el investigador y profesor Esteban Mosonyi ha dicho sobre el desastre del arco minero en Guayana: “Me da vergüenza, me da pena, me siento mal, que nosotros como sociedad estemos involucrados en una cosa tan horrible como es el arco minero”³. ¡Claro! Para los seniles maduristas y enchufados en la cúpula de Miraflores, lo que diga una voz con tanta credibilidad en el plano de la investigación y la conservación nacional e internacional es un perjurio en contra de este maligno gobierno, es decir, todo lo que se diga que está acabando con Venezuela en el estado Bolívar es una mentira repetida del tamaño del universo, y si algo llegaran a aceptar, pues no me extrañaría escuchar que en algún momento inventen la tesis de que la zona fue destruida por efecto de un “meteorito”.

Ha sido de tal magnitud de la destrucción de Canaima, en su corazón de parque nacional y zona única de reservorio mundial, que hasta la mujer que más conoce Venezuela en todos sus rincones, amante del turismo y conservacionismo por nuestro país como Valentina Quintero, que hasta ella se ha unido al coro de voces que exigen la paralización de las criminales actividades de extractivismo ilegal en la zona⁴.

Tumeremo o sitios cercanos a la frontera brasileña y guyanesa se han convertido en reductos de la muerte5. Allí impera la ley del más fuerte y el más apoyado. Curiosamente usted nunca ve que el madurismo, tan dado a organizar concentraciones, realice algo parecido por ese sector, o podamos observar a sus mediáticos voceros inaugurando una escuela, ambulatorio, o se distribuyan “cajas de alimentación” en tales zonas. Las únicas informaciones que se originan desde semejantes lugares son las relacionadas con mafias del oro, tráfico de dinero en efectivo, enfermedades, destrucción del ecosistema y, por supuesto, masacres.

Hemos venido denunciando que en cualquier momento desde Guayana terminará colapsando la represa del Gurí6, y se va a generar un megaapagón como el que tuvimos en la noche del 15-10-2018 en varios estados del país, solo que este será de tal magnitud que la crisis eléctrica que tuvo hace unos días el Zulia se convertirá en un cuento infantil, ante la debacle energética que pudiera ocurrir en Venezuela. Verbigracia, aunque algunos se muestren incrédulos, estaríamos ante una posible muerte eléctrica nacional, y eso terminaría por destruir lo que todavía intenta sobrevivir en el plano de la escasa producción y servicios.

Guayana se ha convertido en tierra de nadie, pero también puede convertirse en una nueva tierra libertadora. El sentido de la destrucción del estado que lleva el nombre del Libertador en el medio de protestas, mafias del oro, masacres y asesinato de Canaima no puede quedar como cómplice en las páginas de nuestra historia. El madurismo conoce de lo que estamos hablando, esa es la razón, por la cual les conviene que el “arco minero” se propague como metástasis sobre el resto de la sociedad del estado Bolívar.

Los últimos días de Maduro comenzarán cuando en Guayana emerja el nombre de Bolívar desenfundando su auténtica espada.

***

¹http://puntodecorte.com/rangel-gomez-residencia-mexicana/

²https://www.aporrea.org/actualidad/n328787.html

³https://www.aporrea.org/tiburon/n307964.html

https://www.aporrea.org/pachamama/n332936.html

5https://noticias.caracoltv.com/mundo/masacre-en-mina-venezolana-denuncian-16-muertes-por-enfrentamiento-entre-eln-y-banda-el-coporo

http://puntodecorte.com/pescao-salao-asesinos-de-venezuela/

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