Consiguió trabajo a través de Facebook y fue ultrajada durante su día de prueba. Lo que parecía ser una buena noticia terminó transformándose en una pesadilla para una venezolana de apenas 18 años de edad que vive en Argentina.
La joven fue abusada sexualmente tras responder a una solicitud de empleo publicada en redes sociales. La joven, de la que se omite el nombre, fue una de las personas que mostraron interés por el anuncio de Garzón Martínez (como lo identifica la policía), que solicitaba una vendedora para su local de ropa.
“Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada”, fue el último mensaje que le envió la agraviada a su hermana menor, el día sábado 23 de enero alrededor de las 2:00 pm. Tiempo después fue encontrada casi inconsciente por su progenitora y efectivos policiales en el suelo del local, ubicado en la ciudad de Buenos Aires.
La historia de la venezolana
El miércoles 20 de enero, tras una búsqueda de empleo en diferentes grupos de Facebook, la joven oriunda de El Tigre, estado Anzoátegui, encontró la publicación de Garzón Martínez, con el que se puso en contacto de forma privada, tal como indicaba su anuncio.
Todo parecía normal, conversaron sobre las condiciones de horario, pago y estatus legal la joven en el país. Sin embargo, de una forma inusual, el futuro empleador, le consultó si era soltera, y si tenía hijos, aludiendo un “yo tampoco”, cuando la víctima respondió de forma negativa.
“Inicialmente él le hizo una invitación previa a cenar para hablar del trabajo, en una especie de entrevista personal, y ella lo rechazó”, expresó Thays Campos, madre de la afectada a El Nacional.
Una prueba
Garzón Martínez pareció aceptar de buena manera el rechazo y respetar la decisión, por lo que acordaron realizar una jornada laboral de prueba, el día sábado 23 de enero, en horario de 9:00 am a 2:00 pm.
Ante la insistencia del hombre en los encuentros previos, Campos alertó a su hija de no comer ni beber nada que le ofrecieran durante el día. Solo tomó agua del grifo.
Sin embargo, cerca de la hora de salida, dos clientas ingresaron al local y, mientras las atendía, Garzón Martínez le acercó un vaso de agua que dejó sobre el mostrador y continuó con sus actividades previas al cierre. Aparentemente nada raro, solo un gesto de cortesía.
Poco después de tomar el agua la muchacha observó como su empleador bajaba las persianas del sitio y cerraba el lugar con ellos adentro, sintió su cuerpo entumecerse, por lo que tomó el teléfono e intentó comunicarse con su madre y su hermana menor.
Llegó a escribirles. A la primera le dijo que estaba asustada y que quería irse. A a la otra le señaló que creía que la habían drogado porque estaba mareada.
Llegó el auxilio para la venezolana
La mamá de la joven venezolana estaba en el hospital con su esposo. Al recibir el mensaje decidió llamar a la policía. Salió apresurada rumbo al local.
Una vez en el sitio, y acompañada por oficiales, tocó reiteradamente a la puerta del local, que permanecía cerrada. Tras la insistencia, oyeron la voz del hombre, y los funcionarios ingresaron al lugar.
En el negocio Garzón Uniformes encontraron a la joven venezolana con el pantalón mojado, la ropa interior desajustada, vistiendo una camisa sucia del agresor y, aparentemente, dopada, por lo que fue trasladada en silla de ruedas hasta la ambulancia y llevada hasta el Hospital Ramos Mejía, donde fue contactada por la brigada de Violencia Sexual.
La denuncia del hecho quedó registrada en el Departamento Comisaria Comunal 3, de la ciudad autónoma de Buenos Aires, con fecha del 24 de enero de 2021.
Esperanzas marchitas
La joven venezolana es la mayor de tres hermanos: una adolescente de 14 años de edad y un muchacho de 13, los que, como ella, llegaron hace dos años a Argentina junto a su madre, en busca de un futuro mejor.
Su padre llegó primero al país, con la finalidad de asentar las bases que les permitiría plantar nuevas raíces en la nación de acogida.
Todo iba aparentemente bien, dentro de las complicaciones que puede experimentar todo migrante, en el proceso de abrirse camino en territorio desconocido, pero el avance tuvo un duro revés el año pasado, con la llegada del covid-19, y las duras restricciones tomadas por el gobierno nacional.
El padre de la joven, principal sustento del hogar, quedó sin empleo, y posteriormente, a comienzos de 2021, sufrió un accidente cerebro vascular (ACV) que, hasta el día de hoy, lo mantiene recluido en un centro de salud.
El mismo estado de su progenitor, complicó aún más el panorama económico familiar, pues su madre, al tener que cuidarlo, no puede trabajar, por lo que las esperanzas de la joven venezolana estaban centradas en conseguir una fuente de ingresos que le permitiera cubrir las necesidades básicas de su familia, tales como el alquiler y la comida.
“Tenía muchas ilusiones, ella quería trabajar para ayudarnos. Ahora está muy triste, luce pensativa. Vamos a hacer todo lo que esté dentro de la ley, para que ese monstruo pague por lo que le hizo a mi hija”, aseveró Campos.
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Depredador en libertad
Luego de ser detenido provisoriamente la noche del pasado lunes, el juzgado encargado del caso resolvió excarcelar bajo caución juratoria a Garzón Martínez, prohibiéndole contactar, por cualquier medio a la víctima y acercarse a ella o a su domicilio, en un radio de 100 metros, así como prohibición de salida del país.
Se le acusa de abuso sexual simple, delito que prevé condenas de 1 a 4 años de prisión. Estuvo dos días preso, y luego, el juzgado dictó su excarcelación, permitiendo que siguiera el proceso en libertad.
Ante este hecho, los familiares de la joven venezolana claman que se haga justicia para evitar que delitos como estos sigan ocurriendo.
Violencia contra la mujer
En Argentina, de acuerdo al último informe, publicado a finales de 2019 por la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), perteneciente al Ministerio Público, detalló que cerca de 90% de las víctimas de violencia sexual son mujeres y resaltó que entre la década de 2008 al 2018, los delitos sexuales denunciados en sede policial crecieron 57% a nivel nacional, mientras que en el área capital, hasta el 2018, se manejaba una cifra de más de 3.500 hechos por año.
De acuerdo al modus operandi empleado por Martínez, que es miembro de un gran número de grupos de venezolanos residentes en Argentina, los familiares sospechan que esta no sería la primera vez que el sujeto comete un delito similar.
Además, precisan que al momento en el que rescataron a la joven venezolana, la misma estaba con el pantalón húmedo, por lo que sospechan que Martínez habría lavado sus genitales, a fin de eliminar cualquier tipo de evidencia o ADN.
“Le hago un llamado a todas esas chicas y mujeres, que hayan pasado por algo así o que hayan sido víctimas de esta persona, que salgan a hablar, a denunciar, ya basta de tanto abuso”, señaló la madre de la afectada.
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