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Macaulay Culkin cumplió 40 años, una vida marcada por las drogas y la polémica

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Ricky Ricón fue la última película que protagonizó Macaulay Culkin antes de su despedida temporal del cine cuando tenía 14 años de edad. La historia de un niño que tenía de todo, ya fuera un McDonalds para él solo o una entrenadora personal interpretada por Claudia Schiffer, no distaba mucho de la vida real del actor.

Con apenas diez años se convirtió en el primer niño en cobrar un millón de dólares por una película y a partir de la producción Mi primer beso el monto fue mayor. Era predecible que se convirtiera en un juguete roto de Hollywood en cuanto su fama, ganada gracias a comedias familiares en las que explotaba su encanto angelical, se nublara a medida que crecía. Este semana cumplió 40 años, alejado del foco mediático, con esporádicos trabajos y una imagen más madura.

Su pasado oscuro, dice, se debe a la actitud de su padre con él y sus hermanos. Kit Culkin intentó triunfar como actor y al no conseguirlo proyectó su frustración en sus hijos, en total ocho. «Todo lo que él intentó conseguir en su vida yo lo conseguí antes de tener diez años», declaró Macaulay Culkin durante una entrevista en el programa WTF, en la que habló del abuso psicológico que sufrió a lo largo de su infancia: «Yo le pedía un descanso, quería irme de vacaciones por primera vez en mi vida, y él no dejaba de firmar contratos para más películas. Nadie me escuchaba. Mi padre tenía una cama tamaño gigante y una televisión enorme y a mí me hacía dormir con mi hermano en el sofá».

Su progenitor, al que definió como una persona agresiva, vio en él a la gallina de los huevos de oro cuando Mi pobre angelito fue un éxito de taquilla. Así que se convirtió en su representante y la codicia lo llevó a ser uno de los hombres más influyentes y odiados de la industria, con constantes amenazas de sacar a su hijo de los proyectos si no se cumplían con sus caprichos. Los productores de la época deseaban que al pequeño se le acabara la fama para bajarle los humos a Kit Culkin.

«Rara vez estaba en casa, a menudo faltaba a la escuela… soñaba con otra cosa. Necesitaba crecer y desarrollarme como persona», recordó Macaulay Culkin sobre aquella infancia tan extraña en el programa de Ellen DeGeneres. Después de la primera entrega de Mi pobre angelito, el actor trabajó en una decena más de películas, siendo su hábitat natural los set de rodaje. Con los años se cansó de aquella vida y decidió hacer frente a sus padres, más preocupados por la fortuna de la joven estrella -que se estimó en unos 50 millones de dólares- que por el bienestar de su hijo. «Ya está, chicos. Espero que hayan ganado el suficiente dinero porque de mí no va a salir más», les dijo un adolescente Culkin que se emancipó y no volvió a hablar con su padre.

Alejado de la meca del cine, el intérprete se compró un apartamento y vivió libremente con el dinero que había ganado. Lo gastó a su antojo y con 17 años se casó con la actriz Rachel Miner, de la que se divorciaría dos años después. A partir de ahí poco se supo de Culkin hasta 2004, año en el que fue arrestado en Oklahoma por posesión de drogas. Otra estrella infantil que ya no brillaba por su carismática personalidad, sino que protagonizaba portadas por su estrepitosa caída.

En aquel entonces salía con la actriz Mila Kunis, con la que estuvo hasta 2010 y quien reveló otro problema en la vida del actor: el personaje icónico que le persigue a lo largo de su carrera y del que no se puede desprender. «Siempre generaba una intensa atracción, los fans se ponían a gritar cada vez que lo veían (…) No se podía andar con él por la calle. Sus fans tenían reacciones extrañas, era casi una atracción mística», contó la intérprete hace dos años en el programa de radio de Howard Stern.

«Tener la misma cara que entonces es una maldición y una bendición al mismo tiempo», reconoció Culkin en una ocasión, en la que añadió: «Lo bueno es que puedo ir a cualquier restaurante sin reserva y conseguir mesa, lo malo, que cuando me siento, todo el local se me queda mirando». De vez en cuando retoma su mítico papel de Kevin McCallister para anuncios, siempre que detrás haya una suntuosa cifra, pero el actor intenta ahora elegir papeles que se alejen del dulce niño de los años noventa.

A pesar de ser algo reacio con su pasado artístico no le importa hablar de él durante las entrevistas. Sí prefiere ser más discreto cuando le preguntan por su gran amigo Michael Jackson, con el que se llevaba 22 años. El pasado enero explicó en el podcast Inside of you que su estrecha relación se debía probablemente a que ambos habían sufrido los estragos de la fama desde niños: «Nadie de mi entorno tenía idea de lo que estaba pasando y él había pasado por la misma situación y solo quería asegurarse de que yo no estaba solo».

Culkin llegó a testificar a favor del cantante durante el juicio por abuso a menores del que la estrella del pop quedó absuelto. Contó que compartió cama con el cantante y nunca se sintió incómodo ni le molestó, según publicó The Washington Post. A pesar de su muerte en 2009, el actor mantiene relación con la familia de Jackson, pues es el padrino de los tres hijos del artista, mostrándose especialmente protector con Paris.

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