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El globo de colores

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Por ARTURO USLAR PIETRI

Está en estas páginas el testimonio reiterado de una inagotable curiosidad por la tierra y la gente. Nada me ha atraído más, ni siquiera los libros, que entrar por un camino nuevo y llegar a una ciudad desconocida. La confrontación continua entre lo que llevamos y lo que encontramos produce una prodigiosa variedad de contrastes y ajustes. Todo lo que nos parecía tan familiar se hace de pronto teatro y novedad. La calle, el habla, los trajes, el alimento, la sensación tan compleja, de cercanía y lejanía, de estar junto a un hombre de otro mundo.

Todo lo que se había dormido despierta, todo lo que era apenas noción superficial y gris se convierte en vida y color. Hay, además, una especie de candor nuevo, con el que nos allegamos a la ciudad ajena. No estamos en el juego ni en la intriga, no sabemos de qué se trata, pasamos junto a la prisa o a la duda de los otros, sin penetrarla y sin que nos penetre, exentos y libres. Y, sin embargo, lo propio nuestro también se activa en el desplazamiento. Ese hombre solitario que se sienta en el banco de un museo o en la silla de un café no es nunca un extranjero. Está más activamente empeñado en ver y penetrar lo que le rodea que los más de los habituales vecinos.

Cierto es que el encantador de serpientes de Benarés no hace en el fondo nada distinto de lo que, en otras latitudes, ocupa al enterteiner o al productor de cine, pero lo hace de una manera tan diferente que rompe todas nuestras rutas de relación y nos mueve a cierto grado de perplejidad creadora. Este es el precioso botín de andar y ver, de palpar la inagotable variedad y riqueza de lo humano, de asomarse a las mil maneras de ser hombre y a las cien mil maneras de disfrazarse.

Los alemanes tienen una palabra, wanderlust, que no halla equivalente en otras lenguas occidentales. Da nombre a ese casi irresistible impulso que experimentan muchos seres de ir a otra parte, de andar mundo, de alejarse de lo familiar y cotidiano, aunque sea por una tregua. Es un deseo oscuro y casi lujurioso de llegar a lo ajeno y de penetrar en lo distinto. Es como la ilimitada búsqueda de un gran hallazgo, de una inesperada realización.

Estamos sobre el prodigioso globo de colores que es la Tierra. Todo en ella está lleno de sorpresas y noticias para nosotros, que a la vez son noticias y sorpresas para nosotros mismos. Para mí y para los otros dejo aquí el relato de lo visto, mientras vuelvo al camino.


*El globo de colores. Arturo Uslar Pietri. Presentación: Rafael Arráiz Lucca. Editorial Alfa. Caracas, 2020.

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