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Dos discursos: una decisión

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El desarrollo de la dinámica de la acción política en el país muestra importantes aspectos que se deben tener en cuenta:

El discurso de la oposición

-El discurso opositor ha ampliado su marco de cobertura en la población y ostensiblemente tiene un ascenso permanente de su influencia en el ánimo de los venezolanos. El discurso de la oposición cada vez más se arraiga en el talante ciudadano y profundiza la necesidad del cambio político como condición fundamental para el rescate del país.

– El discurso opositor señala el grave deterioro que acusa el país, se ha focalizado en la necesidad de salvar a la República, la democracia, el progreso y la construcción de la paz y la concordia. Es percibido como una expresión múltiple en sus orígenes pero con una visión unitaria, racional, sólida, confiable y patriótica. Sus proposiciones han empezado a trascender, enamorar y llamar la atención. El discurso está generando entusiasmo y fervor por la transformación del país.

– El discurso opositor conceptualiza la ética, la vigencia del mérito, la constancia y la decencia. Anuncia “cero tolerancia” con la impunidad, especialmente en materia de delitos contra la cosa pública. Procura el discurso, que la ciudadanía no se acostumbre a la impunidad de los delitos cometidos por personas e instituciones vinculadas al gobierno o por individuos vinculados con el poder.

– El discurso opositor le dice a los “indecisos” que no se puede creer en las mentiras del gobierno. Que las reglas del régimen no son predecibles y que eso desanima cualquier emprendimiento.

  • El discurso opositor trata de interpretar el sentimiento de muchos venezolanos a quienes les preocupa, entre otros aspectos, la precariedad de las normas constitucionales, jurídicas e institucionales, la concentración del poder del Estado en una sola persona, la corrupción monstruosa que campea impunemente, la manifiesta incapacidad del régimen para enfrentar a la pandemia del covid-19, el rezago del país frente a otros países vecinos, el desatino de quienes conducen al país que han dilapidado ingentes recursos y establecido alianzas con el terrorismo, el narcotráfico y con regímenes tenebrosos.

El discurso del régimen

– El discurso del gobierno tiene potencia verbal, pero carece de límites. No le interesa la realidad concreta. Todo vale para imponer una visión falaz y ocultar la triste realidad del país. Lo malo que acontece no le pertenece, es culpa de otros y siempre inculpa a alguien de ser el causante de las dificultades por las que atravesamos. Lo importante para el régimen es mantenerse en el poder al costo que sea.

  • El discurso del gobierno autocrático esparce el miedo con ataques de rápida sucesión para aumentar el poder unipersonal del dictador: amedrenta al sistema financiero, a la Fuerza Armada, a las multinacionales que aún mantienen actividades en el país, a los empresarios nacionales, a los medios de comunicación y, en general, a cualquiera que se le enfrente.
  • El régimen  no admite la altenabilidad democrática en el acceso al poder y en el ejercicio del gobierno. Para ello pretende entronizar a la actual Fuerza Armada como el gran elector de los eventos electorales que se celebren en el país.

– El discurso gubernamental ofrece al país las mismas vacuas promesas del pasado y pretende insinuar que el evidente incumplimiento de las mismas será solventado permitiéndole disponer de otro período de gobierno, como si veinte y tantos años en el poder no hubiesen sido más que suficientes. Sus propuestas no se escuchan, no se les cree, no trascienden, no entusiasman, no se debaten y no estimulan la esperanza.

Amigo lector, vea los contenidos de ambos discursos y tome la decisión que crea conveniente para el futuro del país, del suyo y el de los suyos.

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