“A pesar de lo grave que estuve, nunca me sentí enferma. A pesar de que mi vida estaba corriendo peligro, nunca sentí eso”, expresó Fuernmayor, según Germán Jaspe.
“Cuando me di cuenta de que no podía moverme, eso fue en realidad lo que me afectó”, dijo.
La campocorto de la selección que representó a Venezuela en Beijing 2008 comentó que si el estafilococo no se le hubiese alojado en el medula espinal, los médicos hubieran creído que era coronavirus.
“Los síntomas que venía presentando generaron muchos estudios. A medida que fueron descartando, se dieron cuenta de que estaba siendo atacada por una bacteria muy agresiva (el estafilococo es un microbio que puede ingresar al torrente sanguíneo)”, manifestó.
Añadió: “Si no me hubiese tocado la médula, el médico me dijo que hubiesen dicho que era coronavirus. Esa bacteria invadió mis órganos y por eso fue tan grave”.
Para la jugadora resultó frustrante no poder mover el cuerpo, por lo que le afectó mucho en su rutina diaria.
“Mi vida se puso en riesgo, pero un riesgo que ahora es un milagro. Me afectó mucho por supuesto”, manifestó. “Me paraba y hacia ejercicio. De hacer todo por mi cuenta, a que llegara ese momento en el cual ni siquiera podía moverme, no podía levantar mis piernas”, señaló.
Y concluyó: “Confiando en los médicos y más aún en lo que soy capaz de hacer, fue que tuve fuerzas para levantarme y tratar de continuar con mi vida. Hubo días que nadie sabía y nadie supo que lloré mucho. Me sentía destruida por dentro. Veía la preocupación en la cara de mi familia. Todo lo que soporté fue muy duro. Un trago amargo en mi vida”.
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