Las autoridades locales y federales de Estados Unidos empezaron este lunes a desentrañar el misterio de la niebla que envuelve el fatal accidente de helicóptero que acabó con la vida de la estrella de baloncesto Kobe Bryant, una de sus hijas, Gianna, y otras siete personas.
La fuerte niebla en la zona se encuentra en el centro de las investigaciones de las autoridades, que darán una respuesta definitiva de lo acontecido en los próximos meses, según anunciaron.
El aparato, un Sikorsky S-76 de 1991, funcionó perfectamente hasta cerca de las 10:00 de la mañana del domingo, cuando se estrelló contra la ladera de una colina en la localidad de Calabasas, aproximadamente a 50 kilómetros (30 millas) al oeste de Los Ángeles.
La policía desestimó el uso de helicópteros por la niebla
Los riesgos potenciales de un accidente eran tan grandes el domingo que el Departamento de Policía de Los Ángeles desestimó el uso de sus helicópteros de vigilancia de la zona durante la mañana por las condiciones de la niebla.
«La situación climática no cumplía con nuestros estándares mínimos para volar. La niebla era suficiente como para que nuestros pilotos no volasen», señaló el portavoz de la policía, Josh Rubestein, en un comunicado.
Los mínimos de la policía angelina para volar son 3,2 kilómetros (2 millas) de visibilidad y un techo de nubes de 244 metros (800 pies). Esta última condición es la altura a que, sobre la tierra o el agua, se encuentra la base de la capa inferior de nubes en el cielo.
Los últimos segundos del vuelo
El piloto del vuelo recibió autorización para volar bajo las Reglas Especiales Visuales de Vuelo (SVFR, por sus siglas en inglés), según conversación de la torre de control de tráfico aéreo con él, capturada por el sitio web liveatc.net y de la que han hecho eco varios medios estadounidenses.
El permiso SVFR faculta para que un piloto vuele en condiciones climáticas peores que las permitidas para las Reglas de Vuelo Visual Estándar (VFR, por sus siglas en inglés).
En los últimos segundos de la grabación de la conversación, el piloto pidió un «seguimiento de vuelo», un servicio en el que los controladores tienen un contacto regular con el helicóptero por las malas condiciones meteorológicas. Posteriormente, el aparato perdió la conexión.
«Nadie podría haber sobrevivido a eso»
Uno de los testigos visuales del accidente, Jerry Kocharian, relató en declaraciones al diario Los Angeles Times que el helicóptero estaba volando «inusualmente bajo» en el momento del impacto, que ocasionó una fuerte explosión y «una gran bola de fuego».
«No sonaba bien y volaba muy bajo. Lo vi caer, pero era difícil distinguirlo porque estaba muy nublado. (…) Nadie podría haber sobrevivido a eso», expresó.
Las otras víctimas
Además de Bryant y su hija Gigi, otras siete personas fallecieron en el accidente.
También murieron el entrenador de beisbol de la Universidad de Orange Coast, John Altobelli, su mujer, Keri, y su hija, Alyssa, que jugaba en el mismo equipo que Gianna; una entrenadora de baloncesto, Christina Mauser; otra compañera del equipo y su madre, Payton y Sarah Chester; y el piloto, Ara Zobayan.
La investigación en manos de múltiples agencias
Si bien la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) y la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) lideran la investigación, el FBI, el Departamento de Policía de los Ángelees y la Oficina del Alguacil del condado de Los Ángeles también participan en las pesquisas.
El fabricante del helicóptero, Sikorsky, coopera asimismo con la investigación.
El aparato era usado casi a diario por Kobe Bryant. Trataba de eludir el eterno congestionamiento de tránsito de su amada ciudad, Los Ángeles.
Como señalan medios locales, esta urbe prosigue este lunes de duelo y los seguidores del jugador se han acercado hasta el Staples Center, sede del equipo de los Lakers, así como en Calabasas, cerca del lugar donde se estrelló el helicóptero.
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