Una mujer que dice ser descendiente de esclavos africanos en Estados Unidos demandó este miércoles a la Universidad de Harvard (Massachussets) por usar unos daguerrotipos de finales del siglo XIX de sus familiares, cuyas imágenes fueron tomadas sin su consentimiento para una investigación supremacista.
Tamara Lannier, de 54 años y residente en Connecticut, asegura que tanto Renty como Delia, dos protagonistas de una serie de fotografías encargadas por un profesor de la universidad en 1850, son familiares suyos y que al ser esclavos no pudieron dar su consentimiento a ser fotografiados con el torso descubierto para un estudio sobre los diferentes orígenes de negros y blancos. El director de la investigación fue el zoólogo Louis Agassiz, enfrentado a Charles Darwin, que defendía un inicio distinto de las personas blancas y negras, y que estas últimas eran inferiores.
«Al principio encontré cierto placer al ver la imagen de alguien sobre el que tanto había escuchado hablar, pero cuando comparo eso con las historias tan feas sobre Louis Agassiz y las razones por las que tomó las fotos, me sentí muy decepcionada», aseguró Lannier en declaraciones a los medios frente al club de la prestigiosa universidad en Nueva York.
La demanda asevera que Harvard está sacando provecho ilegal de la comercialización de las fotos ya que la imagen de Renty -un anciano de raza negra, delgado, mirando fija y profundamente a la cámara- ha sido empleada como portada de un libro de antropología de cuarenta dólares, además de exponerla en museos. Según asegura Lanier, al aferrarse a la propiedad de las imágenes la universidad está perpetuando marcas distintivas de la esclavitud, que impedía a los afroamericanos poseer o heredar propiedades personales. Uno de los abogados de la causa, Josh Koskoff, afirmó que su cliente hizo varios llamados a Harvard que no fueron atendidos y que con esta demanda reivindican que al antepasado de Lannier «le quitaron lo que no le habían arrebatado aún: su imagen». «Le decimos a Harvard que devuelvan los daguerrotipos a su familia y que Renty vuelva a casa», instó el letrado. Otro de los letrados, Ben Crump, aseveró que Renty «es todavía un esclavo» por esta razón y subrayó la importancia de la denuncia no solo para Lannier, sino para los descendientes de africanos esclavizados.
Los daguerrotipos permanecieron en el olvido hasta 1976, cuando fueron descubiertos en un armario en el Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la universidad. Entonces, se dieron cuenta de que las quince imágenes podían ser los primeros testimonios gráficos de esclavos en Estados Unidos. Junto a las imágenes se guardaron también notas que identificaban a los esclavos -nombres, plantaciones, tribus- lo que permitió reconocer a Renty, nacido en el Congo según esa información.
De acuerdo con la mujer, no fue hasta 2011 cuando supo de la existencia de dichas fotografías, al comenzar a investigar la historia de su familia por petición de su madre, que reclamó que escribiera un libro sobre sus raíces. Sí sabía entonces de la figura de «Papa Renty», ya que su madre -fallecida ese año- le trasladó la historia de su linaje y su ascendencia africana, y se aseguró de que «toda la familia lo supiera». La demanda hace referencia a un inventario escrito a mano de los esclavos de una plantación en Columbia, entre los que se incluían un «Big Renty» (Papa Renty), Renty y Delia -los fotografiados- y rastreó su linaje hasta su madre, nacida de unos trabajadores agrícolas en Montgomery (Alabama).
«Con esta demanda que anunciamos hoy contra Harvard por las imágenes esclavistas de los familiares de Tamara contamos la vida de Renty, quien ha vivido una historia de 169 años de esclavitud», subrayó Crump. La idea de la mujer es que, si finalmente consigue la propiedad de la imagen de sus ancestros y ser compensada, emplear los daguerrotipos en exposiciones alrededor de todo el país, contando la historia de los esclavos y de Renty.
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