Es cierto que la política (con minúscula) no es una ciencia exacta. Lo sorpresivo, lo insólito, lo inmoral y hasta lo ridículo forman parte de las características de esta actividad humana que –por obvias razones– se ve cada vez más desprestigiada de tal suerte que algunas veces pareciera que la ruindad y el egoísmo van de la mano y hasta a veces se ven desplazados por la demencia .
El ciudadano que aún ocupa el despacho de Miraflores acaba de anunciar que a fin de mejorar la crítica situación presupuestaria de los estados él (imperator romanus) ha resuelto entregar la explotación de una mina a cada uno de ellos a fin de que el respectivo gobernador oficialista pueda gestionar y resolver sus urgencias. Naturalmente, esta iluminada decisión no alcanzará a los mandatarios regionales opositores (Nueva Esparta, Anzoátegui, Táchira y Mérida) que lograron el triunfo en el mismo evento eleccionario. Para estos últimos el regalo minero será administrado por unos tales “protectores” de dichas jurisdicciones cuya población no fue capaz de entender la ventaja de elegir gobernadores “rojo rojitos”. Tampoco importa si en las respectivas jurisdicciones existen minas o no, ni si las mismas están bajo control gubernamental, de las mafias, de la guerrilla colombiana o si al final la “pérfida” Crystallex pueda ejecutar las sentencias definitivas que la han favorecido reiteradamente. ¿Habrá en esto alguna indicación de locura?
Afortunadamente los rayos iluminadores de la sapiencia bolivariana, en yunta con las destrezas adquiridas reflexionando a lo largo de arduas horas al volante de un Metrobús, han podido inspirar a este mago de la economía para crear el petro, que desde las profundidades de la nada vendrá a pagar importaciones, gastos, nóminas y demás detallitos que nos devolverán a la opulencia de antaño. ¿Cómo es que a la señora Lagarde, ni a Hausmann, ni a Giordani ni ahora a Macri tan necesitado, en su momento no se les hubiera ocurrido algo tan sencillo como brillante?
En todo caso, si los petros demoran un poco y si las minas no alcanzan para todos o si las sanciones imperiales pudieran afectar –aunque sea un poquito– los planes anunciados en la última semana, pues por lo menos tenemos la esperanza depositada en los anuncios del señor general Quevedo (presidente de Pdvsa), quien ya adelantó que a la vuelta de pocas semanas la empresa recuperará su antigua producción y pronto rivalizará con Exxon, Shell o Aramco, aun cuando para el mes pasado su producción haya sido –por primera vez en la historia– menor que la colombiana . Además, tenemos patria que es algo de lo que no cualquiera puede alardear. Por eso hay tantos millones de patriotas por el mundo predicando el modelo bolivariano para beneficio de todos los pueblos.
Si lo anterior puede verse como una irreverente mezcla de drama con ironía, no es menos decepcionante tomar nota de que en nuestro ancho y variopinto planeta también tiene cabida lo insólito, lo malo y lo loco . En efecto, el pasado jueves la Asamblea General de Naciones Unidas resolvió ratificar en su silla a la delegación del gobierno usurpador nada menos que en el Consejo de Derechos Humanos de la organización internacional. 105 países prefirieron otorgar su voto a la Venezuela sentada en el banquillo de los acusados en ese mismo consejo en lugar de votar por Costa Rica, que también se postulaba para el cargo siendo –como es– ejemplo mundial de apegado respeto a los derechos humanos. Se cansa uno…
La represalia no es buena consejera y menos en materia de relaciones internacionales, en las que el pragmatismo suele ser el valor inspirador. Pero, así y todo, este columnista curtido ya por experiencias y desengaños propone hacer una lista de quiénes fueron los que a la hora de la verdad prefirieron darnos la espalda. ¡Seguramente nos veremos en la bajadita!
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