“She’s living la vida loca” (Ricky Martin)
Seguramente sea solo una impresión personal, pero a mí me parece que hay dos fuerzas opuestas que empujan a las mujeres y los hombres de la sociedad moderna hacia el exhibicionismo y la privacidad.
Por un lado, hay gente que disfruta exhibiendo su rostro y por el lado contrario, se observa una obsesión por el ocultamiento de la propia identidad. El ser humano es un ser contradictorio.
En el primer grupo observable, es decir, en el de los partidarios de verse en el mayor número de fotografías posible, no hay problemas de privacidad. No les preocupa demasiado ver su imagen expuesta en otros lugares porque no tienen nada que ocultar y mucho menos nada de lo que avergonzarse porque viven la vida loca (con permiso de Ricky Martin).
Suelen ser personas atractivas y les gusta “ser el perejil de todas las salsas”, como dice aquí la gente castellana. Que expliquen si no a qué viene esa afición suya desmedida por los selfies. Es cierto que ocasionalmente estos individuos invitan a posar a su lado a un par de amigos, pero solo si se encuentran ellos mismos mucho más guapos que demás figurantes. Y si acaso hubiese sospechas sobre su narcisismo, buscan un monumento para el fondo de la instantánea. Siempre queda bien documentar la estancia en Segovia (selfie de grupo con el célebre acueducto) y si el lugar fuese Lisboa, no estaría mal disparar la cámara cuando un tranvía sube la calle o el paso de una mototaxi justo detrás de los autorretratados.
En el extremo opuesto se encuentra la gente que desea pasar inadvertida. A esta gente –que no tiene por qué ser necesariamente poco atractiva– le asusta de alguna manera la intromisión de los demás en su vida, y cuidan su espacio y su privacidad. No quieren hacerse fotografías todo el día, no necesitan ni dependen del teléfono inteligente ni graban los conciertos musicales.
Existe una tendencia reciente en las fotografía de moda femenina a ocultar el rostro de las modelos que resulta curiosa. En realidad, lo que se anuncia es la ropa, no la modelo y tiene sentido. Si uno sigue pensando un rato puede llegar a pensar que la modelo no desea ser vista.
Cuando yo era niño la vida era menos complicada, todo parecía más natural.
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