El Museo Nacional de Catar, diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel, fue inaugurado este miércoles con la presencia del primer ministro francés, Edouard Phillipe, y el emir Tamim bin Hamad Al Zani, para convertirse en la joya de la corona del país árabe y un referente internacional.
Con un arquitectura espectacular inspirada en la formación rocosa denominada “rosa del desierto”, el museo busca sumarse al club de los más emblemáticos a nivel mundial y hacerle sombra al Louvre de Abu Dabi, que abrió sus puertas en los vecinos Emiratos Árabes Unidos el año pasado. Sin embargo, Ahmad Al Namla, director ejecutivo de los museos de Catar, aseguró que el Museo Nacional no pretende competir con otros, sino que es un reflejo de su propia inspiración: la rosa del desierto. “No estamos replicando a ningún otro museo del mundo, somos un museo orgánico con nuestro propio estilo”, agregó.
La gran rosa del desierto tiene un precio calculado de 434 millones de dólares y aproximadamente 40.000 metros cuadrados de superficie, compuestos por 539 discos de color blanco entrelazados entre sí, que crean la estructura del museo a imagen y semejanza de las formaciones rocosas en las que se inspira. Esas rocas se crean por la acción del viento y la cristalización de la arena, la sal, que integra láminas superpuestas y enroscadas que pueden recordar una flor.
El diseño busca evocar el desierto y los orígenes nómadas de Catar, al mismo tiempo que refleja el espíritu de la era contemporánea que llegó con el descubrimiento del petróleo y el gas, y las ambiciones del pequeño emirato de cara al futuro como centro artístico y energético.
La espectacular entrada recibe a los visitantes con 114 esculturas y fuentes en una laguna de 900 metros de largo, en un espacio en el que las curvas buscan ser “como las dunas del desierto”, según su autor, el arquitecto Jean Nouvel. “Este es un momento histórico luego de 10 años de largo trabajo. No hemos limitado nuestra imaginación y esperamos que el visitante encuentre aquello a lo que aspira”, aseguró en rueda de prensa la jequesa Al Mayassa Al Zani, directora ejecutiva del Museo Nacional.
En su interior, los visitantes serán guiados de forma interactiva a través de 1,5 kilómetros por las 11 galerías permanentes, haciendo un recorrido temporal desde la formación de la península catarí hace millones de años hasta el presente, y conociendo el rico patrimonio y legado del país.
Las galerías cuentan con expositores audiovisuales compuestos por pantallas, mapas, sistema de sonido y otros elementos para que la experiencia sea lo más sensorial posible.
Entre las piezas más destacadas que se encuentran expuestas, hay una alfombra del siglo XIX adornada con 1,5 millones de perlas del golfo Pérsico. La pieza central del complejo cultural es el histórico palacio del jeque Abdulá bin Jassim Al Zani (1880-1957), hijo del fundador del Catar moderno, que antiguamente fue la residencia de la familia real y sede del gobierno, antes de ser restaurado y convertirse en un museo.
En cuanto al capítulo más reciente de la historia de Catar, el museo contará también la historia del bloqueo impuesto al emirato por Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Baréin desde junio de 2017, cuando los cuatro países cortaron las relaciones diplomáticas con Doha por su supuesto apoyo a grupos terroristas en Oriente Medio.
Asimismo, tendrá una sala dedicada en exclusiva al emir de Catar, líder e imagen de la modernización y el desarrollo del país, más allá de la riqueza del gas y el petróleo, con especial atención a la cultura y el arte. Sin embargo, en el Museo Nacional no estarán expuestas las obras adquiridas por Catar, de los grandes artistas Francis Bacon, Mark Rothko, Gauguin o Picasso.
A partir de mañana estará abierto al público y, según Al Namla, se espera que acudan alrededor de 10.000 visitantes cada día, haciendo la competencia a lugares como el Museo de Arte Islámico de Ieoh Ming Pei (2008), el Centro Nacional de Convenciones (2011) de Arata Isozaki y la Biblioteca Nacional de Rem Koolhaas (2017).
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