Incidentes letales, quemaduras en las manos y hasta emergencias en establecimientos son algunas de las consecuencias causadas por la batería del celular al incendiarse y explotar.
Sin embargo, esto no significa que estos dispositivos sean propensos a incendiarse en cualquier momento. La mayoría de los fabricantes de teléfonos dotan a sus sistemas de medidas de seguridad que evitan la sobrecarga.
De acuerdo con Juan Manuel Gómez, ingeniero electrónico de la Escuela Colombiana de Ingeniería, las baterías de polímetro de litio, que son las que integran la mayoría de dispositivos, son altamente inflamables. Estas se alteran con la temperatura, lo que las convierte en vulnerables a sus cambios.
El sobrecalentamiento de la batería es la razón más común de que el celular pueda incendiarse y explotar. Esto se genera por malas prácticas como usar un cargador que no es original, dejar el celular con luz del sol directa o utilizar el dispositivo con el circuito de carga interno averiado.
Otra de las causas son los daños físicos en la batería. Si un golpe la afecta o si tiene una perforación, hay posibilidades de que escapen químicos que al reaccionar con el oxígeno pueden ocasionar un incendio.
En una gran cantidad de dispositivos las baterías funcionan con software, que les indica la cantidad de carga que deben recibir. Pero, de no estar configurados correctamente, puede ocurrir una desestabilización de algunos productos químicos dentro y causar explosión.
El uso prolongado de un dispositivo mientras está en proceso de carga puede demandar una capacidad de procesamiento que sobrecaliente el celular. Una de las señales de alarma es que la batería del teléfono luzca hinchada. De igual forma se recomienda no usar el teléfono si se detecta que se está calentando mucho.
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