Como si se tratara de una alarma, los pitos y las bocinas comenzaron a sonar este jueves un poco antes de las 9:00 am en la avenida Teresa de la Parra en Santa Mónica, uno de los 7 puntos de encuentros de la marcha opositora. Las cacerolas también acompañaron el clamor de las voces de los ciudadanos: “Pueblo, escucha, únete a la lucha”, decían al unísono apuntando a las residencias.
La invitación fue escuchada. De pronto la calle ya no estaba dominada por el tráfico habitual y el ruido de las cornetas, sino por banderas, pancartas y consignas. “Y no me da la gana tener una dictadura igualita a la cubana”, “ustedes son golpistas, lo dijo la fiscal”, vociferaban los ciudadanos en medio de la calle en lo que denominaron el trancazo contra el golpe.
Y aunque algunos efectivos de la Guardia Nacional llegaron al lugar, la protesta continuó.
Apenas tomaron unas fotos a los manifestantes: “Se pusieron derechitos, seguro se van a amedrentar a otro lado”, dice una mujer de aproximadamente 55 años.
Tras un apretón de mano entre los diputados Dinorah Figuera y José Guerra, se incorporaron a la avenida. “Estamos recogiendo las rúbricas para que soberanamente el pueblo respalde el proceso para la destitución de los magistrados y la ruptura del orden constitucional que dieron. Estamos esperando las elecciones”, dijo Figuera.
El diputado Guerra aseguró que la comunidad internacional ya hizo lo que le corresponde: “Nos toca a nosotros. Ya la Asamblea Nacionaldeclaró la responsabilidad de los magistrados que van a ser destituidos conforme a la Constitución. La salida es una sola: elecciones de alcaldes y gobernadores. Esa es la línea que tenemos ahora. Vamos a forzar a que hayan elecciones”. Para Guerra el gobierno está mostrando su faceta represiva: “Chávez no reprimió como lo hace Maduro. Éste es un déspota. Y son tres los componentes represivos: la Policía Nacional Bolivariana, la Guardia Nacional y los colectivos”. Ambos parlamentarios coincidieron la necesidad de contar con el respaldo de los ciudadanos en este proceso.
A marchar
A las 11:00 am arrancó la marcha que tomó la vía de Bello Monte y empalmó a la autopista Francisco Fajardo para llegar al punto de concentración en el distribuidor Altamira. Al frente estuvieron, además de Guerra y Figuera, los diputados Staling González, Ismael León y Marialbert Barrios.
El recorrido estuvo acompañado de los sonidos de las cacerolas de quienes desde sus residencias las hicieron sonar. Algunos locales permanecían abiertos y cuando los manifestantes pasaban los comerciantes aplaudían. “No dejen que esto se ponga peor”, replicó una mujer para que cerrarán los negocios y marcharan. Otros hacían cola en un supermercado para comprar pasta, azúcar y detergente. “No podemos esperar que Almagro venga a hacer por nosotros lo que a nosotros nos toca”, gritó León Tovar a la fila. “Tan fácil que es resolver todo en las urnas e irse a casa a esperar los resultados”, repetía constantemente un sacerdote mientras con la mano daba la bendición.
Bombas al Guaire
Una tras otra. Así caían las bombas en Bello Monte por debajo de la autopista Francisco Fajardo, a donde se movilizaron los manifestantes luego de haberse concentrado en Altamira y decidieron partir a la Defensoría del Pueblo. Allí un grupo de cuatros jóvenes se encargaron de desviarlas. Llevaban puestos guantes, tomaban respiraciones profundas, recogían el objeto y lo tiraban al río Guaire. Las personas los aplaudían desde la autopista, ellos levantaban las manos y asentaban con la cabeza. Durante aproximadamente una hora la acción se repitió, tiempo en que un dos helicópteros de la policía sobrevolaban la zona.
El miedo también se dispersó. Una mujer de 50 años colocó sacos, ramas y piedras por la calle detrás del Centro Polo. Mientras ella armaba su barricada, dos policías pasaron en moto. Esquivaron los obstáculos y siguieron.
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