s_bbcws.prop25=»[domain]»;s_bbcws.prop45=»[language]»;Para reunirse con el líder opositor venezolano Henrique Capriles por estos días hay que superar la mirada sospechosa de guardias armados y agacharse para atravesar la pequeña puerta de la persiana que custodia el edificio donde se sitúa su oficina.
Es una imagen del clima de tensión permanente y de enfrentamiento que vive Venezuela.
El doble candidato presidencial, recientemente inhabilitado para ocupar cargos electos por 15 años, defiende la lucha de calle como medio de presionar al gobierno de Nicolás Maduro, al que acusa de la grave crisis política y económica en el país y al que reclama unas elecciones generales.
Tras perder los comicios de 2013 por un estrecho margen frente a Maduro, Capriles renunció a contestar en la calle los ajustados resultados.
«Estaban dadas las condiciones para que el país pudiera iniciar un proceso de guerra civil», dice en una entrevista con BBC Mundo.
Ahora, pese a la crispación, «no lo hay», asegura.
Para Capriles, los escenarios son «radicalmente distintos» porque el gobierno tiene menos apoyo, la oposición ganó ampliamente las elecciones legislativas de 2015 y la situación económica se ha deteriorado en los últimos años con una alta inflación y escasez de alimentos, medicamentos y otros productos básicos.
Casi 30 personas, según el balance de las autoridades, han muerto desde que hace casi un mes comenzaron las protestas contra el gobierno por la decisión del Tribunal Superior de Justicia de arrogarse poderes de la Asamblea Nacional.
BBC Mundo habló con Capriles sobre las nuevas movilizaciones y cuáles son las salidas a la situación de caos en Venezuela.
¿Cuál es el desenlace de este momento de crisis?
Elecciones libres y democráticas, no hay otra (…). Tenemos cinco peticiones, ninguna está fuera de la Constitución. Elecciones libres y democráticas, canal humanitario para medicinas y alimentos, liberación de los presos políticos y que cesen las inhabilitaciones. Yo acabo de ser inhabilitado por 15 años. Estamos pidiendo que se respete la Asamblea Nacional que votamos 14 millones de venezolanos. Y el quinto, el desarme de los grupos paramilitares.
Habla de elecciones, pero ¿cuáles? ¿Las de gobernadores, que deberían haber sido a final de 2016, o presidenciales?
Lo ideal sería una elección general, es el mundo ideal.
¿Entiende que debe haber una salida negociada porque otros escenarios son dramáticos?
La Constitución es la base para cualquier proceso de negociación. La política es el arte de los acuerdos, pero para que haya política tiene que haber voluntad. Lógicamente, en una crisis como la que vive el país, los venezolanos y el mundo esperan un acuerdo sobre unos puntos. La base es la Constitución. No pedimos nada que esté fuera de la Constitución.
¿Están hablando ahora?
No, todas las señales que da este gobierno son negativas.
¿Esperan un gesto, o son los cinco puntos sus condiciones y nada más?
Esto no es una subasta. Cada punto debe tener una respuesta, una puede ser hoy; otra, en un par de días. Hay cinco planteamientos muy claros, muy firmes. No es que seamos obtusos o que no seamos capaces de conversar.
El pueblo venezolano es pacífico, privilegia el diálogo, pero no el diálogo de (José Luis Rodríguez) Zapatero (expresidente del gobierno de España, mediador del fracasado diálogo anterior). No puede volver a ser lo mismo. Fue un fraude, una estafa, hasta del papa Francisco se burlaron. Un espacio de mediación y conversación debe ser radicalmente distinto.
¿Qué se consigue con la lucha de calle actual?
Es un medio. Presión. Es un derecho constitucional la protesta, no es un delito.
¿Por cuánto se prolonga esta situación de protestas y crisis?
No le puedo decir. Nada de esto estaría ocurriendo si se hubiera hecho el revocatorio (negado por el Consejo Nacional Electoral por un presunto fraude en la recogida de firmas) y nada de esto estaría ocurriendo si le hubieran dado una ventana democrática a los venezolanos.
Pero el gobierno puede decir que ganó unas elecciones en 2013 y que no tiene por qué adelantarlas.
La elección de 2013 fue impugnada y cuestionada. Ahora teníamos el derecho de evaluar al gobierno porque está en la Constitución (con el referendo revocatorio). Los países en situaciones de crisis deben apelar al pueblo, que el pueblo decida.
¿Hasta cuándo seguimos? No veo que el ánimo de la gente sea no luchar por su país. ¿Qué me gustaría? Que en las próximas horas el gobierno despertara, que tuviera algo de consciencia, de sensatez y convocara al país a las elecciones.
Si hay elecciones, los dos principales líderes, Leopoldo López, encarcelado, y usted, inhabilitado, no pueden presentarse. ¿Aceptaría entonces unas elecciones con la oposición devaluada?
Cuando hablamos de elecciones libres y democráticas es sin presos y sin inhabilitados. Que sea el pueblo en primarias el que elija.
En un hipotético caso en que ni Leopoldo ni quien habla puedan competir, no tenga ninguna duda de que vamos a estar del lado de cambiar a Venezuela. Que sea el líder que el pueblo de Venezuela elija, no el que Maduro quiera. Maduro no va a elegir quién va a representar a la fuerza del cambio.
Pero sin Leopoldo López y sin usted, ya es una elección devaluada, cuestionada.
Sí lo es, pero en este tiempo histórico que vive mi país, mi obsesión no es la presidencia, nunca lo ha sido, sino que cambie Venezuela. Ya el tiempo abrirá lo que tenga que abrir más adelante.
Más allá de cuál es ahora la correlación de fuerzas, ¿cómo se reconcilian las dos Venezuelas?
No viene un tiempo de revancha. Mis acusaciones nunca son al pueblo. Puede ver infinidad de actividades nuestras con gente que viste la franela roja, no tengo esos prejuicios (…) Mi mentalidad no es la de Maduro, no creo en el sectarismo, es un tiempo de reconocimiento. No hay una confrontación entre pueblo y pueblo, eso se acabó en Venezuela. Maduro insiste en la división, y eso se acabó en este país (…) Incluso visualizo un gobierno de unidad nacional, en el que gente de posiciones intermedias en el gobierno forme parte del gobierno del país.
Dígame qué tres cosas concretas cambiaría si fuera presidente.
De inmediato: comida, medicinas, y seguridad. Cuando cambie el gobierno aquí se abren infinidad de posibilidades, un gobierno que genere confianza aquí empieza a generar inversión.
¿El chavismo es algo que ya va estar en Venezuela para siempre?
El chavismo era Chávez. Lo que pasa, y ahí vienen las diferencias en el liderazgo, es quién pone el acento en qué. Para mí, no hay futuro si todos los esfuerzos no van orientados a combatir la pobreza.
Hay una parte de la oposición que no lo ve así.
Y por algo no tiene opción.
Pero influye en cómo el chavismo ve a la oposición.
No, no es verdad. La oposición es variada, pero todo el mundo sabe quién tiene la fuerza, los votos. Yo estoy consciente de la realidad social de mi país y hay gente que se confunde (…). ¿Qué espera ver la gente que votaba por el chavismo? Que el cambio en Venezuela los tome en cuenta.
¿Estarían dispuestos a hacer la vista gorda con algunas de las acusaciones contra miembros del gobierno para facilitar un cambio?
Eso suena muy mal, como si fuéramos cómplices. En Venezuela las condiciones de una transición hay que debatirlas con el país. Estamos conscientes de que para que las transiciones sean efectivas siempre ambas partes deben hacer algunas concesiones. Eso depende más del gobierno que de nosotros.
¿Qué va a pasar?
Tiene que haber elecciones. En el pasado las diferencias las podíamos dirimir en un proceso electoral. El gobierno ganaba y ahí estaba. Contaba con el apoyo, con la mayoría (…). Al votar va a haber cambio. Con un cambio político viene el cambio económico y social. Al final van a tener que concurrir a elecciones (…). Maduro está como un secuestrador que tiene los rehenes y cree que va a matar a los rehenes, a los policías y va a salir ileso (…), está equivocado. ¿Cuánto más puede durar Maduro negando el derecho a expresarse? No lo veo mucho tiempo más.
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