Fundación
Dios nació
de una naranja.
De sus colores,
refractados,
brotó el arcoíris.
El día no era opuesto
a la noche, ni la mujer
al hombre. Un único
grito unía la piel y
el agua.
Dios bajó de su burro
sin mirar el horizonte
que dejaba atrás;
solo bendijo la tierra
que habitarían
sus hijos.
Fue bueno con
sus creaciones:
prefirió construirse
antes, mucho antes,
prefirió
el ensayo,
la prueba original.
El primer pecado.
Trajo
estacas, cemento
y ladrillos; una bolsa
con semillas.
Dios temía ser hombre;
eligió ser un
niño que juega descalzo.
No quiso estar solo
en la llanura
de los animales,
por eso nos creó.
*
Breve anatomía
Temprano, antes de que despiertes,
abro la ventana, veo el árbol que tapa
el edificio de enfrente.
La construcción avanza
y rápidamente los árboles dejan de ser paisaje.
Las máquinas son grandes
pero no llegan a la altura de los cerros.
Los insectos entran por la ventana y espantan.
(Lo breve asusta y su analogía con la muerte).
Dentro del cuarto,
todo lo que admiro duerme en mi cama,
tiene cuerpo delicado y menstruación.
Ese cuerpo duda,
se cuestiona, mira su cara
varias veces antes de maquillarse.
Por el hábito de amarla,
todo transcurre con poco esfuerzo.
La anatomía es asunto de percepción,
de cómo se vea lo que ella enseña y esconde.
*
Fe de vida
El animal estaba dormido o muerto en el suelo:
acerque la varilla y hurgué en la suavidad interna.
Quiero comprobar si aún la vida puede manifestarse
Con espasmos y secreciones,
o solo es quietud, inmovilidad y silencio.
Está en el piso, mitad cemento mitad arbusto,
y los insectos rodean su calma, pinchan la carne.
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Pasajero
Néstor Mendoza
Dcir
Venezuela, 2015
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