
Día a día, cada tarde, miles de niños en todo el país cambian su morral del colegios por un instrumento musical y una carpeta con partituras del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela que este 12 de febrero, Día de la Juventud, celebra 50 años. Algunos van a sus clases y ensayos con el uniforme escolar, otros acuden con camisas del núcleo en el que se están formando. Todos llevan consigo ese instrumento al que cuidan con especial cariño y responsabilidad, uno de los tantos valores que se les inculca junto con la disciplina que requiere la enseñanza musical. Es una rutina diaria que 1.012.077 niños, adolescentes y jóvenes de El Sistema siguen con la ilusión de hacer realidad sus sueños: convertirse en un gran instrumentista y llegar a una de las grandes orquestas profesionales de Venezuela.
La ruta académica a seguir comienza desde muy temprana edad, a los 4 años. En los 443 núcleos, distribuidos en 24 estados del país los más pequeños reciben clases de iniciación musical donde se les enseñará a cantar y tocar cascabeles, castañuelas o panderetas. Las lecciones tienen lugar en un espacio que usualmente comparten con niños mayores, los cuales se forman a su vez en programas corales u orquestales. Tras aprender las nociones básicas, tienen la libertad y posibilidad de escoger cualquier instrumento. No hay limitantes para escoger, mucho menos para soñar. El resto es constancia, disciplina y estudio en una profesión que podrían desarrollar el resto de sus vidas: la música.
En la Orquesta Sinfónica Infantil Metropolitana más de 1.000 músicos procedentes de los 54 núcleos de Distrito Capital, algunos de ellos de La Hoyada, tocarán este miércoles 12 de febrero en los espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño (TTC) como parte de la celebración aniversaria. Ainara Silva Carballo, de 10 años de edad, es una de ellas. Violinista desde hace un año cuando la Orquesta Sinfónica Infantil de La Hoyada tuvo su estreno en julio 2024, la joven intérprete menciona con orgullo que es parte de “la Metropolitana”, como se le conoce en los pasillos de su núcleo, decorados con globos por la ocasión, a la gran orquesta.
“Me gusta el violín porque desde que aprendí a tocarlo sentí una pasión por él, me quise meter a tocar ese instrumento. Ahora que me pasaron para la Metropolitana conocí a bastantes niños y nuevos directores”, cuenta Silva Carballo de su experiencia en El Sistema. Todavía con el uniforme de su colegio, acude al ensayo de cuerdas con su carnet como miembro del núcleo. Antes de entrar a ensayar, Si afirma que el director que más le gustó fue el que los dirigió el domingo 2 de febrero en La Rinconada como parte de los ensayos preparativos del 50 aniversario. La pequeña no se sabe su nombre, pero sí lo describe como un buen director. Eran más de 600 niños de El Sistema presentes, algunos no entraban en las instalaciones. Para ella fue un día significativo. “Ese profesor nos dirigió muy bien. No era tan estricto pero sí sabía hacer su trabajo”, comenta.

Ainara Silva Carballo, a la izquierda, junto con compañers en el núcleo durante el ensayo de cuerdas | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Su pieza favorita es el Concierto de Sol Mayor de Maurice Ravel. Solo lleva un año como violinista de El Sistema en el Núcleo La Hoyada, pero ya Silva Carballo ha aprendido mucho. “Hay que valorar el esfuerzo que hacen los demás para ser parte de una orquesta. Lo mejor de estar en El Sistema es conocer gente nueva. Mi momento favorito fue cuando hicimos un ensayo en La Rinconada y éramos muchos niños. Nos estamos preparando bien”.

Valentina Galíndez Hernández | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Junto a ella está una de las amigas que conoció en el núcleo, Valentina Isabel Galíndez Hernández, de 10 años de edad, también estudiante de violín desde hace un año. “Escogí el violín porque me gustó, quería tocarlo por primera vez, nunca había tocado. Mi hermana Mariana, de 24 años, tocaba violín, a ella le gustaba y a mí también».
En su familia es el tercer miembro que se dedica a la música después de su hermana y su papá, Rafael Galíndez, quien en algún momento se dedicó a la dirección orquestal. La pieza favorita de Galíndez es El Merengue del Primero de Carlos Medran, una de las doce piezas que la Orquesta Sinfónica Infantil Metropolitana está preparando para el concierto. “Es una partitura que tocamos y me gustó porque era la primera vez que la interpretábamos. He aprendido a tocar bastante, también sé varias piezas. Todo me gusta mucho”, confiesa. A futuro, además de la música, quisiera ser veterinaria, porque también le gustan mucho los animales.

Fotos de Chávez forman parte de la decoración | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Las dos violinistas esperan a que inicie el ensayo de cuerdas sentadas en el piso del pasillo, decorado con fotos de la historia de El Sistema en las que se puede ver al maestro José Antonio Abreu dándole la mano al expresidente Hugo Chávez Frías. También hay fotos del director Gustavo Dudamel con Chávez. Las mismas dos fotos se pueden apreciar hasta dos o tres veces en las instalaciones. Las dos niñas hablan entre ellas y con los otros compañeros que van llegando al lugar donde también abundan las claves musicales, pentagramas, fotos y corcheas como decoración.
En el recinto suena de fondo las violas practicando, la agrupación María Rodríguez del programa Alma Llanera ensayando y los profesores dando clases individuales a los nuevos ingresos de enero 2025. En cada salón del núcleo hay un músico de El Sistema formándose.

Abreu también aparece en las paredes del núcleo | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
El núcleo La Hoyada contra las vicisitudes
Los espacios en el ministerio les han quedado pequeños al Núcleo La Hoyada, dirigido por Adelis Marín, miembro de El Sistema desde hace 18 años como violinista. La demanda, revela, cada vez es mayor a pesar de que no todos conocen la existencia del núcleo. Los miembros del programa Coral en sus dos agrupaciones, el Coro Infantil Simón Rodríguez y el Coro Juvenil, ensayan en otro lugar porque los salones no son tan amplios. Más de 100 niños de 6 a 12 años y jóvenes de 13 a 21 años están en los espacios ubicados al lado de la Casa Natal del Libertador Simón Bolívar, a una cuadra del ministerio. Allí ensayan «Venezuela» de Luis Silva, otro de los temas del concierto.
Marín cuenta que tuvieron que conseguir ese amplio recinto de paredes blancas con fotos de Simón Bolívar y Hugo Chávez porque en el salón más grande que tenían en la sede no cabían tantos músicos. De hecho confiesa que hace solo dos o tres semanas fue que terminaron de arreglar el aire acondicionado. Antes los 80 niños de la Orquesta Sinfónica Infantil tenían ensayaban con mucho calor. Algunos, revela, hasta se desmayaban. Como directora no desistió en buscar alternativas para que los músicos continuaran su formación. Lo importante, para ella, es que los niños sigan acudiendo a clases.

En los salones se dan clases individuales y aunque no hay profesor de trompeta se logró conseguir uno de trombón | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
“El núcleo se fundó por un interés mutuo entre El Sistema y el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Se creó como forma de cooperación mutua. La idea era apoyarse mutuamente, o que el ministerio apoyara El Sistema en todos los requerimientos y tener el apoyo para poder atender el desarrollo de las actividades. Los beneficiados son los mismos trabajadores del ministerio y la comunidad”, explica la directora del núcleo desde 2023.

Integrantes de la agrupación María Rodríguez del programa Alma Llanera | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
En el núcleo La Hoyada hay alumnos de todas las edades. En uno de los salones están los más pequeños, los de 4 años de edad. Ellos conforman la Banda Rítmica del Programa de iniciación musical en el que hay 65 inscritos. Los pequeños, que acuden a sus clases en grupos de 10 o 15, se sientan en el piso con las piernas cruzadas, tocan los cascabeles y las castañuelas mientras cantan. En otro salón está Jesús Rincón, clarinetista de 8 años de edad, que practica con empeño, motivado por su profesor, para que lo dejen participar como miembro de la Orquesta Sinfónica Infantil Metropolitana.

Los niños de 4 años de la Banda Rítimica en su clase en el Núcleo La Hoyada de El Sistema | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Rincón ya se sabe algunas de las piezas del repertorio en el que también estará La Gran Puerta de Kiev de Mussorgsky, el Concerto alla rustica de Vivaldi o Te Deum de Marc-Antoine Charpentier. También se están ensayando piezas como Canto a los niños del mundo de Palito Ortega, el Himno Nacional, Aires de Venezuela de Jan Gerard Palm y Alma llanera de Pedro Elías Gutiérrez. El repertorio exige cierto nivel pero el profesor Jesús Rincón, uno de los 15 que hacen vida en el núcleo, tiene confianza en que eso es lo que necesita su estudiante para motivarse a seguir adelante con el clarinete.

Jesús Rincón en su clase de clarinete | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Aprender hasta tocar el techo
La exigencia del repertorio es tan elevada que incluso el núcleo contará con algunos músicos con más experiencia que reforzarán y ayudarán a los más pequeños. Entre ellos está el fagotista de 23 años de edad Cristian Charlotte, exmiembro de la Orquesta Sinfónica Juvenil del núcleo antes de que la disolvieran. Como músico, el también estudiante de Idiomas Modernos mención Traducción en las Universidad Central de Venezuela (UCV), ha estado tocando fagot desde 2015. Para él escoger el fagot fue una elección.
“Tenía varias opciones en ese momento y luego de ver cada una de ellas el fagot me pareció la más llamativa. Es el único que toco desde hace mucho tiempo. Me interesan otros instrumentos, pero no los toco ni los he estado buscando a nivel académico. Aparte de eso me gusta dibujar. Me gustaría hacer mi propia música, pero para ello quisiera también aprender otros instrumentos como el teclado, la percusión…”, cuenta. El joven todavía no decide qué hará en el futuro. Quiere graduarse antes de decidir si emigra o no del país.

Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Moreno tiene Síndrome de Asperger, mira al piso cuando habla y se aferra al estuche de sus instrumento, un fagot con el que está tan encariñado que no quiere perder. Ese vínculo es el que lo hace contemplar qué hará con su futuro como músico ya que en el núcleo La Hoyada ha cumplido toda la ruta académica posible. “En este momento estoy en una especie de tope, he tocado el techo en mi posición actual en el núcleo, estoy apoyando la orquesta infantil y tengo 23 años. Tengo opción de preparar una audición para una orquesta mayor, pero no está en mis planes en este momento. También podría dar clases o trabajar en algún otro núcleo de El Sistema que me necesite. Son opciones que tengo que considerar”.
La formación en el Núcleo La Hoyada comienza en el Programa de Iniciación Musical. Allí no solo están los pequeños de 4 a 6 años, sino también cualquier pequeña que quiera ingresar a El Sistema. Se comienza en el coro y de allí, si muestran interés y cualidades, se les consigue el instrumento musical que escojan para que pasen a ser parte del Programa Orquestal. De allí pasarán a formar parte de la Orquesta Preinfantil Vivaldi o la Infantil. En la sede no hay profesor de trompeta ni percusión, pero la solicitud ya está hecha desde la administración. A pesar de no contar con ciertos recursos, el núcleo sigue con sus actividades y formó parte del Récord Guinness de la Orquesta más grande del mundo, donde también estuvo Moreno.

El comité de padres decoró el núcleo con globos por el aniversario | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
“Fue una experiencia interesante pero también se sintió como muy grande. No me sentía como en una orquesta, me sentía como en un campo muy amplio de muchos músicos haciendo lo mismo. Fue un poco, diría, surreal, algo inesperado”, confiesa al respecto. Tras años de dedicarse a la música, ahora contempla la posibilidad de replicar el conocimiento que le fue dado. Por eso no duda en afirmar que sí le gustaría dar clases, no solo de fagot sino también de cualquier otra cosa que se necesite. “Me serviría como trabajo y para poder aportar algo al núcleo. Además de mantener mi instrumento ya que estoy muy apegado a él, no quisiera perderlo”, asegura.
Ser uno de los niños de El Sistema
No todos los 80 niños que forma parte de la Orquesta Sinfónica Infantil de La Hoyada formarán parte del macro concierto con la Orquesta Metropolitana. Los más pequeños tendrán una muestra con parte del repertorio en un concierto que, aunque no tiene fecha confirmada, será parte de la semana aniversario. Sean o no parte de la gran orquesta de Distrito Capital, igual los alumnos del núcleo deben ensayar todos los días.
Entre ellos está el violinista Yeremi Gabriel Fernández Castro, de 9 años de edad. Para él tocar el violín, instrumento con el que comenzó hace 2 años, es lo que más le gusta de estar ahora ensayando. Su momento favorito con la orquesta, hasta ahora, fue el concierto que tuvieron en diciembre. Tocaron el Himno de la Alegría de Ludwig van Beethoven, El Merengue de Primero y «Niño lindo». “Yo quiero ser violinista también quiero ser doctor. Yendo a los ensayos yo me aprendí las corcheas, las negras, las blancas, las redondas y también las semicorcheas. He aprendido también la escala de Sol mayor, Re mayor y todo eso. Lo más difícil ha sido tocar la escala de Re mayor pero a dos octavas”, cuenta.

Los violines se preparan para poder ser parte de la celebración | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Con el aniversario de El Sistema y los ensayos, Fernández ha aprendido a hacer nuevos amigos en una experiencia que disfruta. Se preparan bien para el concierto y su entusiasmo es notorio. La emoción por el concierto está presente en cada uno de los alumnos. Algunos, según la directora del centro Adelis Marin, solo tienen seis meses con el instrumento. Lo que los motiva a seguir es, precisamente, los conciertos y poder mostrar a sus familiares lo que han aprendido con esfuerzo y trabajo diario: “Hay niños que nunca habían estado en un concierto tan grande. Como decía el maestro José Antonio Abreu, el niño se prepara día a día para ese gran momento de recibir los aplausos. En cada clase avanzan y van mejorando. La invitación es a que todos los niños y adolescentes quieran ser parte de este maravilloso proyecto. Yo también vengo de allí, de ser una niña que ingresó con el sueño de tocar un instrumento. Hoy en día me encuentro en la responsabilidad de dirigir un núcleo. Como dice nuestro lema, El Sistema es música para todos”.
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