Apóyanos

Miguel Bonnefoy escribe en francés sin olvidar sus raíces venezolanas

Hijo de una venezolana diplomática y de un padre que se exilió de Chile para ir a Francia, el autor, que está a punto de cumplir 38 años, conversó con AFP sobre el premio Femina 2024 que recibió su obra El sueño del Jaguar, una epopeya basada en su historia familiar
Por AFP
    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

El escritor francovenezolano Miguel Bonnefoy, premio Femina 2024 por su novela El sueño del jaguar, no pierde la esperanza de algún día publicar en su lengua materna: el español. En una entrevista con AFP, el autor, que está a punto de cumplir los 38 años, se ha centrado en narrar la exuberancia de América Latina en la lengua de Descartes.

«Escribo directamente en francés porque estudié en liceos franceses, en el extranjero. Pero el español es mi lengua materna. Tengo buena esperanza de algún día poder publicar directamente en castellano«, explica.

En Francia, el autor ha recibido invariablemente un premio literario por cada una de sus obras desde que publicó su primer cuento en 2009, «La maison et le voleur». Su última y más reciente creación se hizo con un doblete inhabitual: el premio Femina y el Gran Premio de novela de la Academia Francesa.

El sueño del jaguar (Payot-Rivages), dice, es un libro que llevaba 20 años en el corazón: narrar la historia de su familia a partir de la epopeya de su abuelo materno, Antonio. Su abuelo fue abandonado al nacer en las escaleras de una iglesia en Maracaibo.

Antes, con Herencia (publicada en español por Armaenia), abordaba la historia de su linaje paterno en Chile. Su padre se exilió en Francia tras vivir la tortura a la que lo sometió el régimen pinochetista. Su madre es una diplomática venezolana.

Con El viaje de Octavio narraba el encuentro entre un hombre iletrado y una actriz de Maracaibo que le enseña a leer y a escribir.

Miguel Bonnefoy y el idioma

Miguel Bonnefoy asume su rol de tránsfuga de culturas y lenguas. «Lo lindo es que eso te obliga a ir a hundir tus manos en la masa, en los pelos y en el vientre de un idioma. Los dos idiomas los tengo muy presentes en mi vida y en mi inconsciente. Yo soy verdaderamente un mestizo total», proclama.

Bonnefoy asume la influencia del realismo mágico, de escritores como Gabriel García Márquez o Alejo Carpentier a la hora de construir El sueño del jaguar. Se trata de una novela que transpira, en francés, olores y sabores del Caribe de raíces hispanas. «No sé si estoy abriendo un camino nuevo» en la literatura francesa”, explica.

«Todo lo que es literatura africana y antillana me parece esencial. Cuando uno escribe en francés sobre un mundo que es explosivo, volcánico, lleno de laberintos y ramificaciones, uno vuelve a esa poesía africana muy animista. Soy un gran lector de eso», explica.

Pero su caso no es extraordinario. Bonnefoy piensa, por ejemplo, en Samuel Beckett, que también eligió el francés como idioma, o Milan Kundera.

La obra de Miguel Bonnefoy se tradujo a una veintena de lenguas, y para versiones audio de algunos de sus libros prestó su propia voz. Eso le permite hablar al oído del lector en francés, pero introduciendo palabras españolas con acento perfectamente caribeño.

Sin embargo, para la publicación en español de sus novelas, Bonnefoy deja el trabajo a traductores. La versión española de El sueño del jaguar saldrá a finales de 2025.

«Soy el primero en aplaudir cuando recibo el libro en castellano. No reconozco mi lengua, descubro palabras, maneras de decir las cosas que nunca hubiese utilizado», explica con una sonrisa.

Su vínculo con Venezuela

Cuando publicó su primer cuento Miguel Bonnefoy vivía en Venezuela, donde llevaba tres años trabajando para el gobierno del entonces presidente Hugo Chávez. En un régimen marcadamente nacionalista, «yo escondía muchísimo el hecho de que había estado en la Sorbona, que hablaba francés», recuerda.

El éxito de esa primera incursión literaria en Francia le llevó a abandonar el país de sus ancestros. Poco después moría Chávez (marzo de 2013).

«Yo había sufrido grandes desilusiones, pero necesitaba verlo para poder hablar realmente de eso. Y me daba cuenta de que con la muerte de Chávez se estaba pasando una página en la gran mitología política venezolana», explica.

Esa experiencia podría ser materia de una novela algún día, espera. Pero antes tendrá que hallar el estilo con el que narrar esas vivencias. «En ese sentido soy un ayatolá del estilo literario. Le pongo un tiempo, un trabajo interminable» para encontrar «esa música», explica.

Noticias Relacionadas

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional