Las sequías extremas, cada vez más frecuentes y prolongadas, se están consolidando como una «nueva normalidad» que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, pocos países están respondiendo con la seriedad que esta amenaza demanda, según informe global presentado este lunes.
El informe, conocido como el Atlas Mundial de las Sequías, se dio a conocer simultáneamente con la COP16 sobre degradación de la tierra y desertificación, que reúne a gobiernos en Arabia Saudita. Esta cumbre, que se celebra del 2 al 13 de diciembre en Riad, busca impulsar acciones frente a desafíos como la desertificación y el agotamiento de suelos fértiles.
De acuerdo con el informe, el cambio climático inducido por actividades humanas está intensificando las sequías, prolongando períodos secos y transformando gradualmente los suelos en terrenos áridos. Los investigadores subrayan que las sequías ya son «uno de los peligros más costosos y mortales del mundo», aunque a menudo pasan desapercibidas en comparación con eventos más súbitos como inundaciones y terremotos.
Impactos globales de las sequías
Este año, que probablemente será el más cálido registrado hasta la fecha, ha estado marcado por devastadoras sequías que han golpeado regiones tan diversas como Ecuador, Marruecos, Namibia y el Mediterráneo. Aunque menos visibles, las sequías tienen repercusiones profundas que van más allá de sus efectos inmediatos en la población.
Entre las consecuencias indirectas destacan las interrupciones en la producción de energía hidroeléctrica, que pueden generar aumentos en los precios de la energía y cortes de suministro, y las limitaciones en el transporte marítimo por corredores estratégicos como el Canal de Panamá. Además, aumentan la presión sobre pequeños agricultores, que ya afrontan dificultades para mantener sus medios de subsistencia.
Según la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD, por sus siglas en inglés) y el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, que copatrocinaron el informe, tres de cada cuatro personas estarán de algún modo afectadas por las sequías para 2050.
Llamado a la acción urgente
El Atlas Mundial de las Sequías utiliza mapas, gráficos y estudios de caso para evidenciar cómo estos fenómenos están interconectados y pueden desencadenar efectos en cascada. Entre ellos destacan el aumento de desigualdades, la exacerbación de conflictos y la amenaza a la salud pública.
Ibrahim Thiaw, jefe de la UNCCD, destacó que el estudio exige a gobiernos, líderes empresariales y responsables políticos «repensar radicalmente» cómo gestionan el riesgo de sequías y toman decisiones al respecto. Según Thiaw, es esencial que las naciones participantes en la COP16 consideren seriamente estas conclusiones y actúen en consecuencia.
Para mitigar la crisis, la UNCCD subraya la necesidad de restaurar 1.500 millones de hectáreas de tierra degradada antes de 2030. Este esfuerzo no solo ayudaría a combatir la desertificación, sino que también contribuiría a proteger la biodiversidad, fortalecer los ecosistemas y garantizar la seguridad hídrica y alimentaria para futuras generaciones.
Las sequías representan una amenaza global que afecta directamente a las personas y también impacta áreas críticas como la energía, el comercio y la agricultura. Este informe resalta la urgencia de abordar estos riesgos de manera proactiva y de integrar la gestión de sequías en las políticas públicas a todos los niveles.
Con la COP16 en marcha, la comunidad internacional tiene oportunidad crucial para reconocer la gravedad de la crisis y comprometerse con soluciones que prioricen la restauración de tierras, la resiliencia climática y la justicia social.
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