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30% de las muertes en Venezuela se producen por enfermedades cardiovasculares

Cada 29 de septiembre se celebra el Día Mundial del Corazón, y en un contexto en el que las enfermedades cardiovasculares representan la principal causa de muerte en el país y el mundo, la prevención es una necesidad. Conocer y controlar factores de riesgo como la presión arterial, el colesterol y los niveles de glucosa es fundamental para prevenir eventos. Susana Blanco, presidenta de la Sociedad Venezolana de Cardiología y Carlos Ignacio Ponce Negretti, vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Cardiología y miembro de la junta directiva de SVC, comparten estadísticas y recomendaciones en una jornada que busca promover la importancia del cuidado del órgano miocardio
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Las enfermedades cardiovasculares (ECV), según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son la principal causa de muerte en el mundo. Se estima que 17,9 millones de personas fallecieron en 2019 como consecuencia de alguna, lo que representa 32% de todas las muertes a escala global. Más de tres cuartes partes ocurren en países de ingreso bajo y mediano, Venezuela incluida. En el país, la prevención pasó de ser un llamado de atención para convertirse en una necesidad.

 

 

 

Susana Blanco, presidenta de la Sociedad Venezolana de Cardiología (SVC) y Carlos Ignacio Ponce Negretti, vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Cardiología (SIAC) y miembro de la junta directiva de SVC, señalan que vivir es una decisión individual.

Cada quien, coinciden, tiene el poder de tomar las riendas de su bienestar prestando atención a sus valores, perdiéndole miedo a los exámenes médicos o tomándose en serio ese mareo o dolor de cabeza.

“Debemos hacernos cargo y mantener un control estricto de los factores de riesgo es fundamental”, subrayan.

Según Ponce, con base en las estadísticas del Estudio Venezolano de Síndrome Cardiometabólico (EVESCAM), cerca de 30% de las defunciones en Venezuela se atribuyen a una enfermedad cardiovascular, que incluye las afecciones cardíacas y cerebrovasculares. La hipertensión arterial, un silencioso asesino, afecta a un 38% de la población adulta, controlada en apenas un 12%. Porcentaje, dice, increíblemente alarmante.

Aunado a esto, la crisis socioeconómica exacerba el problema. El estrés crónico, producto de la incertidumbre y las dificultades cotidianas, sobre todo políticas, se ha convertido en un factor de riesgo cardiovascular de primer orden para la población venezolana.

Una alimentación saludable, actividad física regular y el manejo del estrés son pilares clave para prevenir cualquier enfermedad del corazón. Y si bien las carencias del sistema de salud pública son evidentes, cada persona puede tomar decisiones que impacten positivamente su estado cardiovascular. «El mejor infarto, es el que se previene”, agregan.

 

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Susana Blanco, presidenta de la Sociedad Venezolana de Cardiología (SVC) | Foto Ezequiel Carías

La importancia de los factores de riesgo

Entre las enfermedades cardiovasculares se incluyen la cardiopatía coronaria, una enfermedad de los vasos sanguíneos que irrigan el músculo cardíaco; las cerebrovasculares, enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro; la arteriopatía periférica, que involucra a los vasos sanguíneos que irrigan los brazos y las piernas; la cardiopatía reumática, es decir, lesiones del músculo cardíaco y de las válvulas cardíacas debidas a la fiebre reumática y causadas por bacterias denominadas estreptococos; y las cardiopatías congénitas, que son defectos que afectan el desarrollo y el funcionamiento normales del corazón debidos a malformaciones de la estructura cardíaca presentes desde el nacimiento.

Sin embargo, Susana Blanco, cardióloga y miembro número 42 de la Academia Nacional de Medicina, explica que la cardiopatía isquémica por infarto agudo de miocardio es la principal causa de muerte, tanto en el país como en el mundo.

Estos accidentes cerebrovasculares suelen ser episodios agudos debidos principalmente a una obstrucción que impide que la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro. La causa más frecuente es la acumulación de depósitos de grasa en las paredes internas de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón o el cerebro.

¿Qué lo origina? Blanco dice que ha habido muchos cambios en relación con el origen, pero es bien sabido por qué ocurren.

“Desde el Estudio de Framingham (un proyecto de cohortes de larga duración sobre el riesgo cardiovascular) para acá, todo el mundo conoce cuáles son los riesgos para enfermedades del corazón. Tanto profesionales como los que no. La gente sabe que no hacer ejercicio es un riesgo. Así como como lo es fumar, tener hipertensión, ser obeso o diabético”, señala.

Los factores de riesgo cardiovascular son múltiples y complejos. Existe una predisposición genética que incrementa significativamente el riesgo de enfermedad coronaria. Cuando ésta se combina con factores de riesgo modificables, el riesgo de enfermedad cardiovascular temprana y grave se multiplica.

El estrés crónico, destaca Blanco, es un factor de riesgo cardiovascular emergente al que no se le puede restar importancia. La relación entre el estrés emocional, la ansiedad y las enfermedades del corazón es cada vez más evidente. En teoría, puede desencadenar una cascada de reacciones fisiológicas que dañan las arterias y aumentan la presión arterial.

Debido a esto, agrega, es fundamental estar atentos a los signos de alarma que pueden indicar la presencia de una enfermedad cardiovascular. Estos incluyen:

  • Fatiga inusual: dificultad para realizar actividades que antes se realizaban sin esfuerzo.
  • Dolor en el pecho: puede irradiarse al brazo izquierdo, cuello o mandíbula.
  • Palpitaciones: sensación de que el corazón late demasiado rápido o irregular.
  • Dificultad para respirar: especialmente al realizar esfuerzos.
  • Hinchazón en las piernas: puede ser un signo de insuficiencia cardíaca.
  • Mareos y desmayos

Ante la presencia de estos signos, es fundamental consultar a un médico especialista, insiste Susana Blanco. Y es enfática al decir que nadie debería recurrir a la automedicación.

En cardiología, hoy día, hasta tomar una aspirina puede tener consecuencias fatales. Es un error garrafal. Cada paciente es único y requiere un tratamiento personalizado”, aclara. “Ya no es como antes, que la gente se comparaba unas aspirinitas que ayudan a prevenir infartos. Eso es mentira. Estudios ya demostraron que la aspirina no es inocua. De hecho, ningún medicamento lo es. Todos tienen su reacción adversa y más si las indicaciones son incorrectas”.

 

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Carlos Ignacio Ponce Negretti, vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Cardiología (SIAC) y miembro de la junta directiva de la Sociedad Venezolana de Cardiología | Foto Ezequiel Carías

Amigos y enemigos del corazón

Para evitar accidentes cardiovasculares es importante una alimentación saludable, comentan los especialistas. Es crucial reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares añadidos, grasas saturadas y sodio.

Priorizar una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales y proteínas de origen vegetal puede ayudar a controlar la presión arterial, reducir el colesterol y prevenir la obesidad. Bautizan como enemigo silencioso a la hipertensión arterial, uno de los principales factores de riesgo cardiovascular.

Controlar la presión arterial es fundamental para prevenir infartos, accidentes cerebrovasculares y otras complicaciones. Se recomienda limitar el consumo de sodio a menos de 3 gramos por día y adoptar hábitos de vida saludables, como realizar actividad física regularmente y mantener un peso adecuado.

“Cosas tan sencillas como controlar el sedentarismo sin convertirte en un atleta olímpico, y si organizas tu agenda personal reservando de las 168 horas de la semana, 5 medias horas para caminar, te pueden salvar la vida”, dice Ponce.

Con estas decisiones, reduces el riesgo de un evento cardiovascular en un 35%. Y si eres un paciente fumador y dejas la adicción, se nos olvida que el cigarrillo en cualquiera de sus formas -el tradicional, el chimó, la pipa de agua, o el tristemente célebre vaper entre los adolescentes- es fatal, la reducción puede ser hasta el 50% de riesgo de un evento cardiovascular”.

 

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El ejercicio: un pilar fundamental

La actividad física regular es un componente esencial para prevenir y controlar las enfermedades cardiovasculares. Se recomienda combinar ejercicios aeróbicos y de fuerza para obtener los máximos beneficios, explica Ponce.

Los ejercicios aeróbicos, como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta, fortalecen el corazón y los pulmones. Estudios como el Programa de Prevención de la Diabetes (DPP) han demostrado que realizar al menos 30 minutos de actividad física moderada la mayoría de los días de la semana puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar diabetes y otras enfermedades metabólicas. Es importante destacar que la intensidad del ejercicio debe adaptarse a las capacidades individuales de cada persona.

Además de los ejercicios aeróbicos, es fundamental incluir ejercicios de fuerza para fortalecer los músculos y prevenir la sarcopenia, la pérdida de masa muscular asociada al envejecimiento. Estos ejercicios pueden realizarse con pesas ligeras, bandas de resistencia o utilizando el propio peso corporal.

Por último, el equilibrio es otro aspecto clave, especialmente en personas mayores. Los ejercicios de equilibrio ayudan a prevenir caídas y lesiones. Antes de iniciar cualquier programa de ejercicios, es recomendable consultar a un médico para evaluar el estado de salud y obtener recomendaciones personalizadas.

 

¿Quiénes son más propensos a las enfermedades cardiovasculares?

Carlos Ponce, también especialista en el área preventiva de las enfermedades cardiovasculares, destaca cuáles pueden ser las probabilidades de cualquier evento cardiovascular en el futuro.

“No hay una estadística exacta, como es de esperarse en el país. Pero en general, una persona en la cual se reconocen sus factores de riego, por ejemplo, tiene colesterol por encima de 130, o si eres hipertenso y tienes la presión arterial por encima de 140/90, o tal vez tienes el azúcar elevado, en ayunas por encima de 100, o eres diabético y tu cifra es por encima de 126, estamos hablando de que al saber cuál es la normalidad de esos números y trabajas por ellos, la disminución de riesgo cardiovascular puede ser hasta del 50%”, explica.

“Debemos conocer nuestros números, eso es lo único que nos salvará”.

Toda persona mayo de 18 años, dice, debe saberlos. Además, y a pesar de que en Venezuela hablar de rango de edades es muy complejo, sí es importante entender que mientras más temprano se identifiquen los factores de riesgo, más efectivo será prevenir un evento cardiovascular.

Dice que hay que llevar la prevención incluso hasta la consulta pediátrica. Empezando con un embarazo bien planificado. Ya no es solamente recomendar la leche y las vacunaciones sino identificar precozmente el futuro riesgo cronometabólico del bebé.

A los 3 y a los 9 años, por ejemplo, se recomienda un hacerse el primer perfil lipídico, primer valor de colesterol y de triglicéridos. En los niños es muy importante combatir un riesgo que está allí, que lo vemos todos los días: el tiempo en pantalla”, subraya Ponce. Los pequeños, expone, deben divertirse jugando, corriendo. Esa es la manera de evitar la obesidad infantil.

“Estamos creando una generación de cardiópatas en el futuro, la obesidad infantil es un problema serio, y no solamente tiene que ver con la mala alimentación o el consumo elementos autoprocesados, sino con la inactividad. Es una relación directa entre tiempo en pantalla y riesgo cardiovascular”.

 

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Para Blanco, desde los colegios hasta los clubes deportivos deben hacer evaluaciones cardiológicas, no es solo una hematología completa y una placa, sino estudios cardiológicos de rigor. Esto requiere que padres y representantes sean los primeros en hacer caso a algún infarto prematuro entre adolescentes o jóvenes promesas que ocurre en las canchas.

“Si hay trastornos genéticos del corazón, de los sistemas de conducción y de la musculatura cardíaca que hacen un síncope que puede terminar con una muerte súbita, hay que saberlo”, destaca.

¿Hay diferencia en cómo afectan las enfermedades cardiovasculares según el género? “Ya no”, aseguran tanto Blanco como Ponce. “Están a la par tanto en hombres como en mujeres.

“Esta enfermedad se lleva a todos por delante, es peor que el cáncer”, afirma la doctora. En mujeres, no obstante, la cardiopatía isquémica posmenopáusicas o perimenopáusicas es un poco mayor.

Además, hay un factor que podría influir en la incidencia en el caso de las mujeres. “El género femenino se consulta menos. No acuden al especialista a pesar de presentar signos de alarma. Se deja en tercero, cuarto y quinto plano, sobre todo las madres con cierto nivel de estrés. Es el trabajo, las labores de casa, la economía y el día a día. No la tienen fácil y siguen haciéndolo todo igual. Todas esas cosas hacen que la mujer no se reconozca ella misma”.

Y así como ellas evitan a los médicos, también la mayoría de los venezolanos.

“El consciente que tiene cierto poder adquisitivo va más a la consulta. Pero el que tiene muchos problemas económicos, la mayoría, lo evita. Y quien solo puede atenderse en servicios público, también va menos porque están congestionados”, especifica.

Las consultas, entonces, son cuestión de estratificación de clases. “Si tienes medios, te lo piensas menos, si estás muy afligido económicamente, te lo piensas más”.

Las revisiones se deben hacer al menos una vez al año y si existe alguna patología, un mínimo de 2 o 3, entendiendo que los costos, que podrían incluir seguimiento de exámenes y medicamentos, puede variar dependiendo de donde sea la consulta.

Paralelamente, la crisis socioeconómica ha impactado significativamente el acceso a servicios de salud, sobre todo desde el año 2010. La precariedad económica ha llevado a muchas personas a postergar las consultas médicas, priorizando otras necesidades básicas. Este descuido de la salud cardiovascular puede tener consecuencias graves a largo plazo.

Miedo a una nueva escasez de medicamentos

Según la presidenta de SVC, la disponibilidad de medicamentos para enfermedades cardiovasculares en Venezuela ha experimentado una notable mejora en los últimos años, tras un período de escasez aguda. Sin embargo, persiste la preocupación de que la situación pueda repetirse.

El aumento de la oferta farmacológica, tanto nacional como importada, ha permitido ampliar el acceso de los pacientes a los tratamientos necesarios. Es importante destacar que la calidad de los medicamentos es fundamental para garantizar la eficacia del tratamiento. Por ello, recomienda priorizar aquellos productos respaldados por estudios clínicos y registros sanitarios nacionales.

Es necesario reconocer que aún existen desafíos. La variabilidad en los precios y la existencia de productos de dudosa procedencia complican la elección de los medicamentos más adecuados. Los profesionales de la salud, alerta, deben estar informados sobre la calidad de los fármacos disponibles y orientar a los pacientes en la selección de los mismos.

Así pues, aunque se han logrado avances significativos en la disponibilidad de medicamentos para enfermedades cardiovasculares, es fundamental mantener la vigilancia y tomar medidas para garantizar un suministro estable y de calidad.

La colaboración entre los actores del sector salud, incluyendo a las autoridades sanitarias, la industria farmacéutica y los profesionales de la salud, es esencial para enfrentar este desafío.

 

Foto Federación Farmacéutica de Venezuela

Sobre el personal calificado

Los mejores médicos no solo están en las clínicas. “En Venezuela, están todos lados”, manifiesta Carlos Ponce.

“La Sociedad Interamericana de Cardiología cuenta con más de 40.000 afiliados a nivel mundial, entre los cuales los venezolanos destacan por su sólida formación académica y su compromiso con la atención al paciente”, dice.

La pasión, la dedicación y el alto nivel de exigencia caracterizan a los cardiólogos venezolanos. A pesar de las adversidades y las condiciones laborales muchas veces precarias, los profesionales de la salud en en el país continúan brindando una atención de calidad, demostrando un humanismo y una vocación ejemplares.

La excelencia de los profesionales venezolanos en el campo de la cardiología es indiscutible, añade Susana Blanco.

“Y si bien es cierto que muchos colegas han emigrado en busca de mejores oportunidades, aquellos que permanecen en el país representan lo mejor de nuestra profesión. Su compromiso con la salud de los venezolanos es un testimonio de su vocación y su amor por la medicina”.

¿Por qué se celebra el Día Mundial del Corazón?

Cada 29 de septiembre, el Día Mundial del Corazón recuerda la importancia de prevenir y controlar las enfermedades cardiovasculares. Y por ello, médicos como Blanco y Ponce siguen en la lucha de la concientización.

La salud es nuestro bien más preciado, remarcan. «No podemos permitir que se vea comprometida por factores evitables. La falta de acceso a una atención médica oportuna y de calidad en nuestro país hace que la prevención sea aún más crucial. Por ello, es fundamental desarrollar estrategias para manejar el estrés y promover el bienestar emocional».

La prevención de las enfermedades cardiovasculares debe ser una prioridad nacional, pero también individual. Al conocer los factores de riesgo y adoptar medidas preventivas, se puede mejorar la calidad de vida y reducir la carga que representan estas enfermedades en el sistema de salud.

“Si usted no tiene salud, no tiene nada. Todo se desvanece frente a sus ojos. Cuidémonos, nosotros los médicos estamos aquí para hacerlo, pero primero tienen que venir”, concluye Susana Blanco.

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