Durante años reina del mercado de las subastas por su rápida diversificación e implantación en otros países, Sotheby’s ha sido no obstante superada en los últimos tiempos por su gran rival, Christie’s.
Comprada por el magnate francés Patrick Drahi en una operación de 3.700 millones de dólares, Sotheby’s se consagró tras su creación en 1744 por el empresario británico Samuel Baker a la venta exclusivamente de libros, antes de abrirse a otros campos en el siglo XIX.
Fue en 1917 cuando la casa dio un gran paso en su transformación con su mudanza del barrio de Strand, epicentro del mundo editorial londinense, a Mayfair, corazón de la comunidad artística de la capital británica. Y en 1955 Sotheby’s cruzó el océano e instaló una oficina en Nueva York.
Bajo la batuta de Peter Wilson (1958-1980), la casa completó su transformación. Convertida en la casa de subastas más importante del mundo, adquirió la principal competidora estadounidense, Parke-Bernet, puerta de entrada a la alta sociedad neoyorkina.
Wilson le dio la vuelta al negocio: organizó remates a los que acudieron personalidades y estrellas, siempre con la vista puesta en los récords de ventas, una visión desinhibida del dinero contrapuesta a la discreción británica.
La venta de la colección Goldschmidt en 1958 fue un punto de inflexión en el mercado de subastas: asistieron los actores Kirk Douglas y Anthony Quinn, así como la esposa de Churchill, presencias que contribuyeron a cosechar un éxito inmenso.
Sotheby’s organizó durante las siguientes décadas subastas en Hong Kong (1973), Rusia (1988) e India (1992), lo que la convirtió en la única casa realmente internacional.
Para aumentar aún más su visibilidad, comenzó a cotizar en la Bolsa de Londres en 1977, antes de ser comprada en 1983 por el empresario Alfred Taubman, que la retiró del parqué y la convirtió en una empresa estadounidense.
Este hijo de inmigrantes judíos polacos, que amasó una gran fortuna gracias a los centros comerciales, le dio un golpe de efecto a Sotheby’s, por entonces en dificultades y con la emergente Christie’s comiéndole terreno.
Taubman modernizó la casa y estableció numerosos servicios para coleccionistas, incluidos el almacenamiento, la financiación y los seguros, antes de volver al mercado de valores en 1988.
Sotheby’s comparte entonces con Christie’s el lidrato. En la década de 1990, ambas se alternan en el primer puesto de ventas.
Un escándalo de entendimiento entre ambas casas para fijar precios, descubierto en 1997 por las autoridades estadounidenses, golpeó a la casa bicentenaria.
La investigación reveló que las dos empresas trabajaron juntas durante seis años, lo que derivó la salida de Taubman de la empresa, así como la de Diane Brooks, la directora ejecutiva Sotheby’s, y considerada entonces como la mujer más poderosa del mercado del arte.
Mientras Taubman fue enjuiciado y condenado a prisión en 2002, el entonces director ejecutivo de Christie’s, Christopher M. Davidge, fue exonerado por la fiscalía por cooperar con la investigación.
El juicio a Taubman constituyó una pésima publicidad para Sotheby’s.
Desde principios de la década de 2010, Christie’s se adelanta cada vez más a Sotheby’s, gracias a un sentido inteligente del márketing y la promoción, especialmente durante la venta histórica de Salvator Mundi en 2017, y la subasta de la colección Rockefeller el año pasado.
En un mundo donde hay que luchar para atraer coleccionistas y ganar la venta de colecciones importantes, Christie’s generalmente se puso a la cabeza.
Christie’s logró 7.000 millones en ventas en 2018, mientras que Sotheby’s se quedó en 5.200 millones. Aunque el año anterior, la diferencia fue aún más pronunciada: 6.600 millones por 4.500 millones de dólares.
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