Apóyanos

La duda de Maduro: asumir una derrota anunciada en las elecciones o dinamitar las urnas

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Mural del mandatario venezolano, Nicolás Maduro, en Caracas / Foto EFE

Las preguntas son inevitables: ¿Consentirá Nicolás Maduro unas elecciones libres y transparentes? ¿Asumirá el sucesor de Hugo Chávez una derrota en las urnas como se anticipa o elegirá otro camino? Ese camino, ruta, sendero o vía sólo podría tener dos destinos: un fraude colosal o provocar un cataclismo que le permita al Gobierno bolivariano abortar las elecciones.

Las respuestas, hoy por hoy, únicamente las conocen en el Palacio de Miraflores. El escenario sociopolítico está así: el gobierno, pese a su reciente declaración de convocar a un gran diálogo nacional después de julio, sigue intentando sabotear todos los eventos de la oposición; se mantiene la interrogante acerca de si habrá elecciones presidenciales (pues el gobierno tiene claro el riesgo de medirse en elecciones libres y trasparentes); la crisis social y económica se agudiza; la represión y la violencia escalan; los presos siguen presos y otros se suman; la inseguridad, así como la corrupción adquieren ahora formas superiores; las calamidades hacen metástasis y la paz parece cada vez más lejana.

La represión

Pero la gente sigue protestando, pese a la represión a veces brutal y los muertos y heridos que genera cada día. Su convicción sobre la posibilidad de un cambio, crece; a ello se suman cada vez más movimientos sociales, y políticos, incluidos muchos que otrora fueran líderes y hasta «amigos» del proceso bolivariano.

Mientras tanto, la popularidad del gobierno cae a niveles históricos con 82% de rechazo y una relación de 5 a 2 en intención de voto que favorece al candidato opositor.

No obstante, aquí, la oposición se enfrenta al riesgo del agotamiento de su capacidad para mantener a la gente animada cada día y construir la organización que se requiere para garantizar su presencia y la vigilancia de los votos.

Enfrentar el desgaste cotidiano requiere una estrategia para mantener y promover la diversidad en la acción, la cooperación y la formación de alianzas con otros sectores del «tercer país» que son los no polarizados, y la construcción de puentes para el entendimiento, sin descartar el diálogo y la negociación.

Por su parte, el gobierno continúa escalando con la aprobación del CNE (Consejo Nacional Electoral) y la «vista gorda» del TSJ (Tribunal Superior de Justicia). Sigue también con la estrategia de culpar a otros de su propia incompetencia; comprar los favores de la gente con las bolsas-cajas CLAP, bonos en el carnet de la patria y con promesas y más promesas; amedrentando con palizas y cárcel; negociando acuerdos con los acreedores, con los aliados, y tratando de controlar los daños.

Panorama incierto

El panorama, entonces, se torna incierto y las acciones de cambio no se vislumbran con claridad; pero quizás sea bueno recordar que la incertidumbre es también el espacio para los eventos poco probables, y hasta para los que parecen imposibles; es también el espacio para «los milagros».

A falta de opciones claras, ¿de dónde podrían venir las contingencias para el cambio que permitan fundar el optimismo?

Uno imagina cuatro ámbitos en los cuales podrían generarse, separadamente o en combinación, tales eventos.

En el ámbito socio-económico: la crisis económica, escasez de servicios y de casi todo, unida al incremento del coste de la vida, los ingresos familiares insuficientes y la desesperación, conducen a una eventual quiebra económica, a la hambruna y a un estallido social tipo 24 de febrero.

En el ámbito político: las pugnas internas entre los grupos de poder que soportan al gobierno, presionan para una transición negociada que permita la gobernabilidad y la paz, así como la seguridad personal y los bienes que han acumulado a expensas del erario público.

La baza militar

En el ámbito militar: el evidente descontento en el seno de la Fuerza Armada por el acceso al poder o los negocios, o por el quiebre de la institucionalidad, por sus contradicciones ideológicas, por la baja popularidad del gobierno, o por desacuerdos con los grupos paramilitares armados (estos últimos actúan y la Fuerza Armada carga con las culpas), provocan, o bien una intentona golpista o bien un cambio de actitud a favor de elecciones limpias.

En el ámbito internacional: el apoyo de sus aliados (Rusia, China e Irán) merma por razones geopolíticas y se fortalecen los gobiernos detractores, especialmente en la región, lo cual podría generar una presión de alto nivel (Cuba, México, Petro y Lula mediante) para buscar una solución negociada.

Como se ve, todas son opciones de probabilidad variable (entre media y baja), pero posibles de aprovechar para el cambio político, si la gente mantiene el coraje y la determinación para continuar avanzando. Y si Maduro no toma el sendero del fraude o hace saltar por los aires las urnas antes de que se abran.

Originalmente publicado en el diario El Debate de España

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional