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En el laberinto de Perán

“En silencio, Perán empezó a mostrarme hoja por hoja. Había dibujos, pinturas, paisajes, personajes, geometrías, collages, cientos de imágenes, a color, en blanco y negro, sin fecha ni firma, realizados durante su vida, todo sobre papel”

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Desde hacía mucho tiempo me rondaba la idea de hacer un reconocimiento a Perán Erminy por su labor creativa y sus aportes al medio de las Artes Visuales.

¿Cómo agradecer, en nombre de todos, todo aquello que nos revelaba?

Resultaba difícil plantear un proyecto expositivo solo con el material conocido, en su mayoría escritos para artistas, presentaciones de catálogos, publicaciones en revistas, reflexiones escritas o datos reseñados en las páginas web donde su nombre aparecía como jurado, como ponente, como docente o como entrevistado.

Pero tenía una certeza, que aunque fuera la recopilación de sus textos o la información sobre su acertadísima curaduría de Confluencias, o algunos objetos de su colección o lo que contara de su vida, quizás sería material suficiente para realizar un emotivo homenaje.

Así presenté el proyecto a los Directivos de la Fundación BBVA Provincial, institución dedicada a destacar los personajes y valores del mundo de la cultura venezolana, quienes, conociendo la trayectoria de Perán Erminy en el mundo de la plástica, se sumaron a la emoción que contenía la propuesta y con un voto de confianza aprobaron la exposición a principios de 2011.

Desde que lo conocí, por los setenta, en coloquios de la Facultad de Arquitectura, Perán me transmitió la imagen de un erudito que tenía demasiadas cosas que decir y que el tiempo nunca le alcanzaba para expresar todo lo que pensaba, sentía o proponía.

En los foros de la Cinemateca, conferencias en los museos, en salones de arte, en los conciertos dominicales, en las galerías, en todos los escenarios culturales de Caracas y el interior, Perán siempre estaba presente, siempre polémico, buscando ir hacia lo más profundo, más allá del conocimiento.

Empecé a tratarlo cuando se creó la Dirección General Sectorial de Artes Visuales del CONAC (1989), una nueva dimensión del hasta entonces Departamento de Artes Plásticas, con un enfoque diferente de gestión cultural que adelantaba proyectos de Formación, Promoción y Difusión, en los que Perán participó activamente.

Perán era abierto a dar consejos, generoso al ofrecer cualquier información que se le solicitara, era un guía para asegurar que las proposiciones iban por buen camino, colaborador constante y apoyo incondicional en las actividades que se llevaban adelante porque… ¡lo sabía todo!

Pero yo también sabía que era muy cerrado para hablar de sí mismo, una fascinante incógnita que tenía por delante.

Recuerdo aquella llamada telefónica para contarle la propuesta. Le pregunté de manera casi pudorosa si guardaba alguna obra que hubiera realizado en la Escuela de Artes Plásticas o en los famosos grupos a los que perteneció como Los Disidentes, El Techo de la Ballena y la Barraca de Maripérez, antes de dedicarse a la docencia y a la crítica.

Respondió enseguida, con su particular voz ronca, que no le gustaban los homenajes porque “eso era para gente ya fallecida”; pero la insistencia para que escuchara la idea fue convincente. Accedió y me invitó a su casa el día siguiente. Llegué a la hora convenida y me llevó directamente a la mesa del comedor donde había varias pilas de papeles del mismo formato y dijo: “Esto no lo ha visto nadie. Las únicas personas que saben de su existencia son Cecilia Ayala y Fernando Rodríguez, quienes quisieron hacer una exposición que no se dio”. Ya Cecilia Ayala nos había dejado y fue la feliz ocasión de conocer a Fernando Rodríguez.

En silencio, Perán empezó a mostrarme hoja por hoja. Había dibujos, pinturas, paisajes, personajes, geometrías, collages, cientos de imágenes, a color, en blanco y negro, sin fecha ni firma, realizados durante su vida, todo sobre papel. No pude disimular mi asombro ante semejante sorpresa: “¡Perán, esto es maravilloso, es como entrar en un laberinto!”, y me dijo: “yo sueño todas las noches que estoy perdido en un laberinto, tengo obsesión con el laberinto”, a lo que respondí: “pues ya tenemos el nombre de la exposición: ¡LABERINTOS!”

Pasé largas semanas en casa de Perán, metida en su laberinto. Revisamos obra por obra, le preguntaba si recordaba cuándo había realizado esta o aquella otra, él no sabía, pero eso ya no era tan importante porque se había entusiasmado y con eso, ya había valido la pena. Logró identificar algunas obras, las que fui clasificando por técnicas, por asociaciones de imágenes, por líneas cromáticas, al tiempo que las numeraba. Fueron arduos días de trabajo y de disfrute.

En los descansos, anotaba todo lo que Perán decía acerca de su vida. Poco a poco fue contando historias, de su infancia, de la Escuela de Artes Plásticas, de sus amigos, de sus primeros amores, de sus angustias, de su familia, todo en desorden pero era información muy valiosa para construir una minibiografía, porque hacer una cronología de su carrera era parte de la investigación y del homenaje.

Perán me recibía cada día con algo nuevo, incluso obras recién realizadas que quería exponer, estaba demasiado emocionado. Marisa, una perfecta aliada, ayudaba a contenerlo de manera cómplice y traía fotografías que sacaba de viejas cajas para ilustrar las épocas.

Para darle un sentido más amplio al homenaje, además del catálogo con el texto central escrito por Fernando Rodríguez, otros textos de algunos críticos y una crónica ilustrada de su vida, la Fundación aceptó la propuesta de realizar un documental a cargo de Thaelman Urgelles, para que personajes de la cultura pudieran relatar sus vivencias con Perán, lo que terminó en una especialísima jornada plena de manifestaciones de afecto, respeto y admiración.

Ya seleccionado el material a exponer, pude imaginar un laberinto en el espacio expositivo con casi un centenar de obras enmarcadas colocadas estratégicamente sobre paneles, distribuidos de tal manera que el espectador siempre encontrara una sorpresa.

La inauguración colapsó los alrededores de la sala de exposiciones, cientos de personas se acercaron esa noche para celebrar a Perán artista. La afluencia semanal de visitantes superó todas las expectativas y su presencia los domingos en una pequeña sala dispuesta para la proyección del documental generó conversaciones en las que participaron muchos jóvenes, haciendo de ese laberinto un maravilloso lugar de encuentro que el mismo artista nunca sospechó. Tampoco imaginó el interés que despertaría en los medios. Literales, el suplemento cultural de TalCual, nos acompañó con un número homenaje.

Siempre sentiré gratitud por todo lo aprendido con Perán, muy especialmente por su confianza al permitirme entrar en la intimidad de su ámbito creativo y mostrar ese material inédito, y por haberme hecho partícipe de la enigmática historia de su vida –intensa y controversial– para escribir una breve semblanza que expondría en su primera y única exposición individual.

El legado de Perán se hace infinito y su recuerdo imborrable.

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Un agradecimiento especial a la Fundación BBVA Provincial por haber apoyado esta iniciativa y facilitar los enlaces de su página web con la información de la exposición:http://www.fundacionbbvaprovincial.com/index.php/exposicion-laberintos
http://www.fundacionbbvaprovincial.com/descargas/catalogo-laberintos.pdf

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Versión del documental en youtube, realizado por Thaelman Urgelles:

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