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«Compra ahora, paga después», el mecanismo de los venezolanos para acceder a los créditos

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Hace cinco años desaparecieron los créditos bancarios en Venezuela. La acelerada inflación hizo que los bancos limitaran este mecanismo, impactando en la capacidad de compra y ahorro de los ciudadanos.

Desde el repunte económico en 2022, las entidades bancarias comenzaron a otorgar financiamiento, pero solo a empresas, por lo que los ciudadanos continuaron limitados, pero, ahora, iniciativas particulares comienzan a incentivar el «compra ahora, paga después».

Estas alternativas han permitido a venezolanos adquirir bienes que, de otra manera, no hubieran podido, y sin que represente un solo golpe a sus ajustados bolsillos, afectados por una inflación que acumula un 182,9 por ciento hasta noviembre.

A diferencia de otros sistemas de crédito, en este caso, el cliente se lleva de inmediato el producto y a través de aplicaciones móviles, se va abonando la deuda.

“El venezolano tiene en este momento capacidad de compra, más no capacidad de ahorro»

Por ejemplo una red nacional de establecimientos de equipos para el hogar permite hacer el pago en el tiempo que le convenga al cliente, con un máximo de 12 semanas. Mientras que una cadena de tiendas por departamento ofrece pagar el 30 por ciento del costo del artículo en divisas y el resto de manera fraccionada. Lo que congela el precio del producto hasta que la persona complete el pago y lo retire.

“El venezolano tiene en este momento capacidad de compra, más no capacidad de ahorro. Por ejemplo, das una cuota inicial, más o menos accesible y tienes el producto”, explica a EL TIEMPO Pablo González, vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, haciendo alusión que este fenómeno solo permite obtener bienes de consumo pero aún hay un estancamiento en la compra de viviendas.

No tener capacidad de ahorro representa un problema para los venezolanos, quienes además conviven con bolívares y dólares al mismo tiempo.

La economista Tamara Herrera dijo a Efe a finales de diciembre, que estos mecanismos de microcrédito solo vienen a “llenar el vacío” que crea la “restricción al crédito impuesta” por el Banco Central.

La apuesta al microcrédito

En ferreterías, tiendas de ropa, electrodomésticos, zapaterías y tiendas del hogar, se ven anuncios con una misma publicidad “aceptamos Cashea”. El mecanismo de microcrédito que arropa el mercado actual.

“Representante de Cashea a la caja 1”, se escucha por los parlantes de una reconocida ferretería por departamento. Los usuarios, con los productos en la mano, dan las coordenadas al representante del emprendimiento y pagan y todo el proceso se realiza con el celular.

Esta iniciativa nació en octubre de 2022, ofreciendo el modelo de “compra ahora y paga después” (en cuotas sin interés), una modalidad con un “mayor impacto” en países donde “el acceso al crédito es limitado”, según explicó a Efe su cofundador y director general Pedro Vallenilla.

Indicó que el año pasado no había “más de 30” comercios afiliados a la plataforma, y ahora estima cerrar 2023 con “más de 1.000” en Caracas y otras seis ciudades, en sectores como ropa, ferreterías, repuestos de vehículos y equipos electrónicos, para luego, en 2024, operar en otras dos naciones de Latinoamérica.

En cuanto al número de consumidores, estos no superaban los 50.000 en 2022, y en este momento cuentan con más de 1,7 millones, con la expectativa de tener más de 2 millones “antes de que finalice el año”.

Explicó que, al principio, los usuarios que se registran en la plataforma pueden optar por un financiamiento de entre 40 y 250 dólares. Un límite que aumenta como recompensa para aquellos responsables con sus pagos.

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