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La intervención del PCV y la izquierda enajenada

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Finalmente, como era previsible y advertimos tantas veces, el madurismo arremetió contra el PCV (Partido Comunista de Venezuela), interviniéndolo políticamente, con otra burda maniobra de su Poder Judicial, para despojarlo de sus siglas, tarjeta electoral y sedes e imponer una dirección madurista.

Como ya expresé en mis redes sociales, quiero manifestar mi solidaridad con el PCV, su dirección política y, sobre todo, a su militancia y células, ante esta agresión, acción que sigue desenmascarando la esencia de este gobierno autoritario y de derecha.

Pero como también señalé, no es la primera vez que el PCV ha sido víctima de la violencia de la burguesía y sus sucesivos gobiernos o dictaduras: desde Juan Vicente Gómez y López Contreras, pasando por Pérez Jiménez y los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, las agresiones al PCV han sido una constante y una definición del carácter derechista y antipopular de cada uno de esos gobiernos.

No deja de ser una señal que el mismo día que el Poder Judicial de maduro arremetía contra el PCV, el mismo maduro estaba reunido en Miraflores con los representantes de la burguesía, para formalizar la entrega de territorios enteros de la patria, para usufructo y saqueo del capital, en las paradójicamente llamadas “Zonas Económicas Especiales”, donde no hay Ley del Trabajo, ni Constitución, ni soberanía que valga.

La intervención del PCV, no es –como equivocadamente denunciaba su dirección política–, producto de un arrebato de maldad o una inquina personal de Diosdado Cabello en contra de ellos o de su Secretario General, ¡no! (y no entender esto es parte del problema). La intervención al PCV, es parte del accionar político del madurismo, un gobierno reaccionario, de derecha, que ha venido arremetiendo sistemáticamente con todo lo que huela a Chávez, revolución, clase obrera, poder popular o izquierda. Es allí, el origen de la acción del madurismo en contra del PCV.

Por ello, es que no le valió para nada al PCV tratar de pasar agachado, no pronunciarse clara y llanamente a favor del chavismo perseguido, a favor del pueblo, no identificar y denunciar con claridad meridiana, con valentía, el bandazo a la derecha que el gobierno dio de manera abierta, luego de llevar la violencia a las calles y barrios del país y de perseguir con saña a los trabajadores de PDVSA, y de allí, en adelante, desmontar al chavismo y al Poder Popular para “purgarlo” del poder.

El error de la Dirección del PCV, era pensar que podían esperar una conducta democrática o revolucionaria de un gobierno que está arremetiendo contra cualquier vestigio de revolución o cualquiera que le haga frente. Cuando se les convocó fraternalmente a la unidad de los revolucionarios, cuando se les solicitó apoyo para los trabajadores de Pdvsa perseguidos por el gobierno, su dirección saltaba a decir que ellos “fueron los primeros” en denunciar a Pdvsa, haciéndole el juego al madurismo. Era aquello de no tomarse la foto con los chavistas de Chávez –los revolucionarios–, para no molestar ni a maduro, ni a Diosdado. De todas maneras, les dieron su zarpazo.

Pero esto no ha sucedido sólo con el PCV y su dirección política (espero que el partido dé una discusión profunda y cambie su táctica política o desaparecerán del escenario político, como pasó con el PPT, Tupamaros y tantos partidos del desaparecido Polo Patriótico), la arremetida del madurismo, ha sido contra todo el movimiento popular, contra las bases de la revolución que Chávez dejó para desarrollar el socialismo en Venezuela.

Este gobierno ha entregado la economía, el petróleo y Pdvsa, a la nueva burguesía que lo apoya y las transnacionales rapaces (dispuestas a llevarse lo que le dejen, así sea violando las leyes de un país); ha entregado el oro y nuestro Amazonas al saqueo y la destrucción en el Arco Minero; ha entregado el manejo soberano de nuestros asuntos en acuerdos y negociaciones secretas, de espaldas al pueblo, hoy el país se subordina a “licencias” extranjeras y las colocan por encima de la Constitución y las leyes de la República.

El madurismo ha impuesto por la violencia un paquetazo rapaz que barrió con las conquistas laborales de años, arrebatando prestaciones sociales, Fondos de Ahorro y beneficios de los trabajadores, convirtiendo los salarios (lo único que se paga en bolívares en este país) en salarios de miseria, 4 dólares mensuales, llevando a más de 90% de la población a la pobreza.

Habla de las “sanciones” para pagar salarios y pensiones de hambre, mientras el madurismo saquea los recursos del país, porque creen que este país es de ellos y que el pueblo es pendejo, mientras exhiben su riqueza y sus “milagros” personales, y se dan el tupé de robarse 25.000 millones de dólares en petróleo de Pdvsa y hacer como si nada, protegiendo a sus operadores económicos y delincuentes como Tareck el Aissami (aquello de las “solidaridades automáticas” de maduro).

Este saqueo al país, la imposición de este paquetazo, de este reiterado bandazo a la derecha, ha estado acompañado de la violencia, como nunca antes en el país. El gobierno ha convertido la violación de los derechos humanos en una Política de Estado, lo ha señalado la ONU, tanto la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos como los tres informes demoledores y trágicos de la Facts Finding Commission del Consejo de los Derechos Humanos. En estos se han recopilado testimonios, evidencia y pruebas del aparato de terror creado por el madurismo, para reprimir al pueblo y cometer crímenes de lesa humanidad, además de señalar el papel directo que han tenido los jerarcas del madurismo en la comisión de los mismos, incluyendo al fiscal sicario y el Poder Judicial. Todo esto ha llevado a la apertura y continuación de un proceso penal ante la Corte Penal Internacional, que en algún momento sentará a los criminales frente a la justicia. 

Pero nada de esto es suficiente para que una izquierda enajenada, podríamos decir que, «oficial», se pronuncie o denuncie lo que sucede en Venezuela. Como hemos señalado en escritos anteriores, existe un segmento de la izquierda, que llamamos acomodada, o enajenada, que no se atreve a señalar críticamente lo que sucede en el país.

Esto sucede tanto en el país como en América Latina.

En Venezuela, por distintas razones, que van desde el síndorme de la rana hervida hasta la simple y pura entrega, dirigentes políticos, civiles y militares que acompañaron a Chávez, se han corrompido y acomodado a la situación actual, convirtiéndose en cómplices, o se han quedado callados ante la destrucción del país, lo que también los convierte en cómplices.

El gobierno, manipulando y comprando conciencias aquí y allá, barrió con el legado de Chávez, con su obra, mientras el pueblo pobre, trabajador, objeto central de la violencia del Estado, es explotado de manera salvaje y los que pueden escapan del país (van más de 7 millones, que han dejado la patria) persiguiendo cualquier sueño ante el futuro que les han arrebatado.

En América Latina, movimientos y gobiernos que se proclaman de izquierda, callan o se hacen los desentendidos ante lo que sucede en Venezuela. Cometen un grave error, no sólo vulneran los principios y la ética que dan soporte al pensamiento de izquierda, sino que dejan de lado al ser humano. Más allá de las solidaridades automáticas en la política o los intereses y cálculos circunstanciales de un gobierno, ésta es la realidad de un pueblo, que sufre la pesadilla de la peor crisis de nuestra historia republicana. Un desastre.

Un ejemplo reciente de ésto, es el silencio ante la condena (nada más y nada menos) que a 16 años de prisión de 6 dirigentes obreros encarcelados por luchar por sus derechos laborales, el salario justo, entre ellos. Los maduristas e incluso algunos de izquierda, argumentan que son “conspiradores” por ser supuestamente miembros del partido Bandera Roja (partido con el que tengo más bien muchas diferencias), como si ello fuera razón para imponer una pena y menos, de tal magnitud, a un luchador sindical o político. Habría que preguntarse, además de todo lo relativo a la violación del debido proceso y los derechos de los detenidos, ¿quiénes son los conspiradores? ¿Los dirigentes obreros presos o el gobierno que entrega la soberanía, la economía y los derechos de los trabajadores? ¿Quién conspira en contra de la Constitución y las leyes?

Tengo la certeza de que el movimiento revolucionario del país y los trabajadores, los humildes de la tierra, saldremos de esta crisis, caminando con nuestros propios pies. Que estos golpes del gobierno, de la derecha, permitan a todos aquellos que aún tengan dudas o que hayan sido víctimas de la manipulación o hayan equivocado su táctica política, asumir su papel histórico y estar siempre al lado del pueblo y los trabajadores en la lucha por recuperar nuestra patria, restablecer la Constitución y la soberanía, en el manejo de nuestro destino colectivo.

Chávez, cuando se fue a las calles junto al pueblo, hizo el milagro de unificar a la izquierda, a los sectores revolucionarios y movilizar al pueblo en un esfuerzo colectivo que nos permitió avanzar en el desarrollo de un programa revolucionario, de profundas transformaciones para el país, en un momento estelar en nuestra historia, un intento de “tomar el cielo por asalto”; hoy Chávez no está físicamente entre nosotros, pero su pensamiento y obra nos indican con certeza y claridad que el camino para salir de esta crisis es el socialismo, los objetivos históricos del Plan de la Patria.

Es el momento de unificar a todo el movimiento popular y revolucionario, volver al camino de Chávez y que nada, ninguna maniobra, ninguna acción violenta del gobierno y sus torpes astucias, nos desvíe o aparte de nuestro propósito, de nuestra responsabilidad y empeño de luchar por recuperar nuestra patria, nuestro sueños ¡el país posible!

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