La jamaicana Cheyna Matthews, una de las jugadoras en el Mundial de Fútbol, no puede contener las lágrimas cuando piensa en la distancia que tantas veces la separa de sus tres hijos, que le preguntan: «¿Por qué siempre estás tanto tiempo fuera?».
Sin embargo, algunas jugadoras del Mundial organizado en Australia y Nueva Zelanda encontraron una solución a la ansiedad que sienten por estar separadas de sus hijos pequeños durante semanas, eligiendo traérselos.
La mediocampista alemana Melanie Leupolz trajo a su hijo y a una niñera al Mundial, que durará un mes si su selección alcanza su objetivo y llega a la final el 20 de agosto en Sídney. Un viaje muy largo si añadimos además los preparativos.
Leupolz dejó al pequeño con su niñera durante dos días en el campo base del equipo, al norte de Sídney, mientras la selección volaba a Melbourne. Allí inauguró su campaña con una goleada a Marruecos (6-0).
«Es todo un reto. Es agotador y requiere mucha energía», admitió la jugadora del Chelsea, de 29 años de edad en una entrevista al servicio de streaming DAZN. En su declaración reflexionó sobre el equilibrio entre su carrera y la maternidad.
«Quería mostrar a las mujeres que se pueden hacer las dos cosas. Eso es lo que me motivó», añadió una de las actuales jugadoras del Mundial de Fútbol.
Prueba de fuerza
En una entrevista emitida esta semana por la FIFA, Cheyna Matthews y su compañera jamaicana Konya Plummer reían mientras miraban videos de sus hijos. Las lágrimas no tardaron en asomarse por la distancia.
«La razón por la que empujo para jugar al fútbol es que quiero que mi hijo sepa que soy fuerte», explicó Plummer, madre de un bebé.
Entre las jugadoras del Mundial femenino que decidieron acudir a la cita con sus hijos se encuentran la delantera estadounidense Alex Morgan y la francesa Amel Majri.
Morgan, doble campeona del mundo a sus 34 años de edad, tiene una hija de tres años, Charlie, que estará con una niñera durante el torneo.
La estadounidense espera poder ver a su hija «casi todos los días», aunque explicó que las reglas del equipo son estrictas y todo se complica con los viajes para jugar en otras ciudades.
«Es duro porque la echo de menos todos los días», respondió Morgan cuando le preguntaron si era complicado compaginar el Mundial con la maternidad.
«Pero cuando ella está aquí, sé que estoy desempeñando dos papeles: el de madre y el de futbolista, así que es un tira y afloja. Es la vida de una atleta profesional con familia», añadió.
Fuente de energía
La mediocampista Majri afirmó que tener hijos pequeños en la concentración del equipo puede aportar serenidad cuando hay mucha tensión o la moral está baja.
«Un niño solo aporta alegría y buen humor en cualquier grupo», declaró a la AFP la jugadora de 30 años justo antes del Mundial sobre el hecho de tener a su hija Maryam, de un año, con el equipo.
«A veces no estamos satisfechas con el entrenamiento y estamos un poco cansadas, así que cuando veo a mi hija, me da un chute de energía enorme», explicó.
La delantera alemana Laura Freigang coincide en que tener niños cerca puede ser una buena distracción para la tensión del Mundial.
«Es gracioso cuando estás comiendo y hay un anuncio serio, y justo llega un niño balbuceando», comentó.
Melanie Leupolz sabe que, ante los aficionados que pueden ser implacables con las derrotas, siempre tendrá una cara amiga, sea cual sea el marcador. «Claro que es agotador, pero cuando llegas a casa y te recibe con una sonrisa, entiendes por qué lo haces», afirma.
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