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Sofía Saavedra está decidida a recuperar la industria textil del país con Covas

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Sofía Saavedra es todo lo que se ve –y se percibe– en redes sociales. Nada en ella pareciera forzado: todo en esta «niña bien» de Caracas es sincero, natural.

«¡Hola! Bienvenidos a mi casa…», dijo desde el cetro de su tienda con una amplia sonrisa. Vestida de baggie jeans, una plain white shirt y un blazer negro, exuda lo que vende: moda. La palabra «Sognis», como es mejor conocida Sofía, brotaba de su cuello entre desordenadas pucas y cuencas de muchos tamaños y colores fluorescentes, sinónimo no solo de lo que le gusta, sino de su sello personal, la irreverencia.

Dentro de uno de sus espacios, el del Sambil Caracas, colmado de estilos únicos y diferentes, vuelos, mangas, customizaciones, grafitis, telas estrafalarias y mucho brillo, el mundo de Sofía Saavedra abrió sus puertas para conocer mucho más de cerca no a la diseñadora que no soy, dice, sino a la creativa y comerciante astuta a la que le gusta la moda. Se ha propuesto, a través de sus tiendas, recuperar una de las industrias más valiosas en Venezuela: la textil.

Sofía Saavedra Entrevista Caracas

Sofía Saavedra no es diseñadora de moda sino una «creativa y comerciante astuta a la que le gusta la moda», dice | Foto Ezequiel Carías

Sofía Saavedra, la que nadie ve

Nació el 28 de mayo de 1997 en Caracas, en el seno de una familia gallega. Es hija única, razón a la que atribuye su rareza y la creación de escenarios para jugar sola y diseñar cosas. «Mi creatividad empezó a volar desde muy pequeña, eso dictó mi vida», aseguró, sincerándose acerca de cómo el colegio le sirvió para destacarse entre sus pares.

Se graduó en el Instituto Andes. Sus privilegios comenzaron desde pequeña, pero también tuvo que trabajarlos. «Nada me lo dieron en bandeja de plata como muchos piensan».

Una de las piezas que evidencia su gusto por la moda en Covas, su primer negocio | Foto Ezequiel Carias

Le gusta el rosado, le apasiona leer, ama la playa, odia el café y los dulces; prefiere lo salado porque le da sabor a sus días, como el pan, «algo que comería el resto de mi vida», y la malta, misma que –dicho por ella- se tomaría de a 3 o 4 litros a diarios… Pero con pan; pan simple y duro, del revienta muelas, del árabe, o del canilla. Siempre pan, como sea.

La señalan de comunicadora o marquetera. Nada más alejado de la realidad porque su gusto por la moda lo comparte con hacer justicia, las leyes y el derecho. Se graduó en la Universidad Metropolitana en 2019, después de un intento fallido por estudiar Administración de empresas y tras entender que las matemáticas no formarían, nunca, parte de su vida profesional. Está inscrita en el Inpre y tiene todo en regla para ejercer su carrera, la abogacía. Sin embargo, llegó Covas a cambiar su futuro e intereses.

Sofía Saavedra Entrevista Caracas

La tienda principal está ubicada en el Sambil Chacao, en Caracas | Foto Ezequiel Carías

Covas, una pandemia y un caso de éxito

En la universidad le decían saldo insuficiente, porque cuando iba a la cantina a comprar su tequeñón y su té Lipton nunca tenía dinero en la tarjeta a pesar de que sus papás siempre le echaban la mano. Ese fue el punto de inflexión que la hizo emprender: ¿cómo obtener libertad financiera para no volver a pasar vergüenza?

Al poco tiempo, la solución estuvo a la puerta de la esquina. Vender sombreros fue su respuesta pues se la pasaba recibiendo comentarios favorables de sus piezas. «La gente no sabía que las hacía yo para ir a la playa».

Decidió entonces ir al mercadeo guajiro de Sábana Grande junto con dos amigas, que serían sus socias, y comenzó la travesía en el mundo del emprendimiento.

“Era 2017, tenía 30 sombreros en stock y estaba segura de que fracasaría. Qué equivocada estaba”

Su oficina en aquel momento era la casa de su abuela, quien la apoyó ciegamente en el proceso, incluso convenciéndola de no desistir y prestándole sus espacios para hacer una especie de showroom. Al poco tiempo, un pedido de 400 sombreros bordados, intervenidos y customizados para una boda en Punta Cana cambiaría todo para Sofía, sus socias y para el futuro de Covas.

Foto Ezequiel Carias

«Hasta 2020 vendimos sombreros y algunas piezas de playa. Nos fue increíble, pero la sociedad se disolvió. En el ínterin me voy a España y trato de ver la vida más allá de Covas», recordó. «Me fui a China y justamente regresando nos cae la encerrona tras la pandemia. 2 meses después, estoy en mi casa, sola, aburrida y sin empresa. ¿Qué hice entonces? Invertí 300 dólares en tela para hacer monos de estar en casa», dijo.

En junio de 2020 relanzó la marca y en agosto contrató a una persona para que la ayudara. Para noviembre alquiló un local de 50 metros que era tienda, oficina, depósito centro de reuniones… «Ya en diciembre tenía unas 3.000 piezas en inventario. El 21 de ese mismo mes vendí hasta la última, algo que no he vuelto a hacer hasta la fecha y que me encantaría», contó.

Sofía fue community de sus redes sociales, gerente de mercadeo y ventas, y hasta delivery, incluso cuando no había gasolina. Así, Covas nació en el mundo virtual, a través de TikTok y se hizo pionero en su metodología de negocio, a pesar de la competencia que, según Saavedra, nunca tuvo.

@covas.ve

Ahora queremos personalizar todo! Que les parece esta actividad? Tenemos mas info en ig #covas #caracas

♬ ACDC style hard rock(1021726) – Canal Records JP

 

Covas le debe su nombre al pueblo donde nació su madre en Galicia. Está dentro de una comarca que se llama Vivero y demuestra que su familia es su fuente de inspiración.

Sofía la define como vanguardista, audaz y ecléctica. «Es mi closet a la vista pública», enfatizó; un espacio al que está segura muchos tienen desconfianza de entrar, pero con el que poco a poco logran identificarse.

“Covas soy yo en mi máxima expresión. Es como si lanzaras pedazos de mí en todas partes”

«Desarrollé un concepto cero alocado si hablamos de moda internacional, pero para un mercado como el venezolano es bastante fuera de lo común», definió. «No obstante, es lo que hace que Covas se haya convertido en una tienda más de nicho y ese público (me) funciona a la perfección», agregó. «Aquí, solo hay una ley: si no me gusta, no lo vendo».

Sofía Saavedra Entrevista Caracas

«Covas es como si lanzaras pedazos de mí por toda la tienda», señaló Saavedra

El valor de lo local

Tienen de todo y muy variopinto. Desde camisas sencillas unicolores hasta tejidas, con lentejuelas, hombreras y retazos; lo mismo con los pantalones, faldas y vestidos, que van desde los metalizados, de cuero, cargo y hasta los hechos en jean. Actualmente tiene desplegados 380 modelos distintos de piezas en la tienda que pudiesen redondearse en unas 6.000 tras unificar tallas. A Sofía le gusta la cantidad, quiere sus tiendas 100% abarrotadas pues le da pánico ver vacíos.

Algo a destacar es que lo hecho en denim: camisas, chaquetas, pantalón o bragas. «Se confecciona en Venezuela por nosotros. Con tela hecha aquí. Nuestro producto proviene de la misma empresa que le vendía a Levi’s. Estamos usando la misma calidad y a mucho menor precio. Además, es hecha ética y conscientemente», detalló. «95% de lo que ves aquí, algunas hoodies y estampados, también poseen sello local», recalcó.

La empresa que vende telas de jean de Levi’s es la misma que la trabaja con Covas

Otras piezas no es posible realizarlas en el país. «Así que me inclino por el mercado chino para ese tipo de compras». También, claro está, complementa su stock con algunos diseños traídos de otros mercados y latitudes. Sofía trata de llegar a lugares donde la gente no llega o no se atreve para conseguir mercancía única. «Mi idea no es repetir nada que tengan los demás. Pero siempre es darle prioridad a lo local».

Le duele mucho que en Venezuela no se sienta orgullo por lo propio, subrayó, por eso trabaja tanto para cambiar esa realidad. «La gente no valora, cataloga lo nuestro como basura y cree que el sello local debe ser más barato atribuyéndole mala calidad», aseguró. «Desconocen que el ramo textil como el de las licras es de los mejores; la confección de carteras y zapatos, espectacular. Y todo comenzando con la mano de obra. Nunca entenderé cómo prefieren una imitación de Nike a un calzado de artesanos, impecable, que puede durar fácil 20 años», sentenció. «Pero así somos».

Su idea con Covas, de esta manera, es nunca parar de abrir plazas de trabajo en un sector productivo afectado por la crisis y que es considerado de los mejores en la región.

“Hay una realidad que cambiar y si no comenzamos a tomar las riendas, ¿quién?”

Sofía Saavedra Entrevista Caracas

A Sofía Saavedra le duele mucho que en Venezuela no se sienta orgullo por lo hecho en el país | Foto Ezequiel Carías

Para el resto, Samos

Sofía Saavedra tiene dos Covas, la del Sambil y la de La Trinidad. Su tercera tienda, ubicada en La Candelaria, se llama Samos y debe su nombre al pueblo donde nació su abuelo. Surgió, de repente, como una vertical de negocios porque la ‘realidad Venezuela’ lo ameritaba. Con el hueco dejado por Inditex al irse del país (sello de Amancio Ortega que incluye marcas como Zara, Bershka y Pull&Bear), «a oportunidad que teníamos –sobre todo las mujeres–  de vestirnos se anuló», destacó.

«Vendemos todo a 2 o 5 dólares y cada pieza es sorpresa. Por mucho tiempo pensé decir que no era mía. Todo lo mantuve en secreto hasta que me vi en la necesidad de esclarecer el contexto de la tienda. Además, con las redes sociales es fácil que la gente pueda darse a la tarea de investigar y sacar historias absurdas».

Sofía Saavedra Entrevista Caracas

Foto Ezequiel Carías

El mensaje de Samos no es el mismo de Covas. «La primera nace porque quería hacer algo más por la gente. Estuvo pensado en principio, incluso, como un concepto al por mayor», dijo. Destacó que la gente que compra en allí, en su mayoría, se lleva de a 10 o 15 piezas para revender en sus comunidades, incluso fiado, como Market Place.

“Con este concepto quiero darles acceso a las personas; brindarle oportunidades a un precio inmejorable”

Marcas como Shein y sus verticales Sheglam, Dazy o Emery Rose, son arrebatadas de sus manos en cuestión de minutos. Así de efectivo resultó el negocio. Pero, entonces, ¿dónde queda la ética? Sofía Saavedra y su equipo luchan por rescatar la industria textil e impulsar el valor de lo made in Venezuela pero, a su vez, vende fast fashion. ¿Ironía?

«Es un miedo perenne. Pero al final del día se trata de que ambos proyectos generan oportunidades en las personas en diferentes ámbitos y esa es la meta». Para ella y su visión no había otra forma de llevar a cabo el plan exitosamente.

@samos.ve

Respuesta a @Elizabeth Ruiz como llegar desde Candelaria Center, a tan solo una cuadra de la Plaza Candelaria #caracas #samos

♬ sonido original – samos

Inditex, Amancio Ortega y la gordofobia

En entrevista con El Mundo de España, la compararon con uno de sus ídolos. Algo inesperado e incómodo que al final agradeció porque, efectivamente, está llenando un vacío. No obstante, está consciente de que esas empresas, sí o sí, van a volver a Venezuela.

Covas está llenando el vacío que dejó en Venezuela la salida de Inditex

«¿Un factor diferenciador de Covas que no tiene Inditex? Trabajamos bien, diferente y con todas las tallas. En este país, aunque la gente no lo crea, la gordofobia es una realidad que se ha incrementado horrores», acusó.

«Zara o Bershka trabajan hasta la talla S o M, por ejemplo. A veces, no. Hay exclusión», dijo. «En Covas manejamos hasta la 5XL en jeans. Somos la única tienda, no hay más nadie que maneje tanta variedad de tallas en Venezuela», informó. Tiene 12 en total: desde la 3 XS hasta la 5 XL. «Y eso es de las cosas que más me llena, generar inclusión en todo lo que hago. No solo son las curvy sino también las flaquitas que tienen que comprar en el departamento de niños», señaló.

Eso incluye las edades también, porque la ropa es actitud. «No la clasificamos ni por edad ni por género. Es cuestión de conseguir lo que defina tu estilo. La tienda es para todo el mundo: genderless».

Sofía Saavedra Entrevista Caracas

Foto Ezequiel Carías

Privilegios, redes sociales y viralidad

Sofía Saavedra sabe que es una persona extremadamente viral y le gusta. A veces. «No soy la que tiene más seguidores, pero sé que mucha gente me conoce como ‘la chama de las tiendas. No saben mi nombre, perdí la personalidad hace mucho tiempo. Dejé de ser Sofía en el momento en que me viralicé gracias a Covas y Samos en TikTok».

Al principio le preocupaba el concepto que los usuarios comenzaron a tener de ella, ser enchufada o una sifrina más de Caracas con privilegios de familia adinerada. Ninguno cierto, afirmó, y se cansó de demostrar mucho. 

Sofía Saavedra Entrevista Caracas

Foto Ezequiel Carias

De este tipo de comportamientos subrayó que le cae bien y mal a la gente por la misma cosa: ser quien es. «No hay matices».

No es una falsa humilde. Acepta que, efectivamente, ha gozado de grandes privilegios en su vida, pero nada que derive de una mentira. «Siempre he querido reflejar el trabajo que hago, porque vengo de un núcleo familiar muy trabajador. Me gusta dignificar mi esfuerzo y el de los míos».

Con 500 mil seguidores nuevos ganados en solo un mes, entre todas sus plataformas (300 mil en Samos, 100 mil en su TikTok personal y 40 mil en IG), su realidad sigue mutando, y la responsabilidad aún más. El camino puede ser muy solitario, pero ella tiene a su familia (de sangre y laboral) y a su prometido. «No me falta nada más».

@sognis

♬ Sensual Seduction – Snoop Dogg

A futuro

Sofía Saavedra y su equipo (36 personas directas y 300 indirectas) siguen en expansión.

Está en planes de una alianza para lanzar una colección de zapatos con sello local, también, la apertura de otra vertical de negocios llamada Hero, una marca de ropa deportiva internacional pero a precios accesibles. Samos necesita expandirse, razón por la cual Covas –por ahora- no abrirá otra sucursal ni en Caracas ni el resto del país.

Sobre si Venezuela es un país para emprender, asegura que sí. Su caso de éxito no es al azar, afirmó, pero hay que trabajar la constancia. «Esto es como la guerra de los romanos, solamente sobrevive el más fuerte», sentenció. «La gente no sabe cómo motivarse, les da flojera llevar a cabo las cosas cuando encuentran dificultades en el camino. El emprendimiento es sabroso, no hay muchas cosas qué pensar, pero ¿y el resto? Todo se gana con perseverancia, aunque duela».

Sofia Saavedra: «Nadie trabajará mi empresa como la trabajo yo; a nadie le dolerá tanto como a mí» | Foto Ezequiel Carías

¿Socios? «No».  ¿Inversionistas? «Jamás». ¿Franquicia? «Nunca». Sofía Saavedra es muy celosa con lo suyo. «No partners; este conglomerado es mío», asegura. «¿Que no tengo mente de tiburón? No la tengo, no me interesa. Nadie se va a meter en mis procesos; serán mis lágrimas, mi sudor, mis esfuerzos. Nadie trabajará mi empresa como la trabajo yo; a nadie le dolerá tanto como a mí… El ojo del amo engorda al ganado y por eso yo estoy en todo».

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